La polémica siempre ha sido parte de la historia. Especialmente cuando se trata de eventos tan significativos como la llegada de los españoles a América y la conquista de México. Recientemente, el tema ha resurgido en el debate público, especialmente debido a la decisión de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de excluir al Rey de España, Felipe VI, de su acto de toma de posesión. La razón detrás de esta decisión fue la falta de una disculpa oficial de España por la «Conquista». Esta situación ha traído una serie de cuestionamientos, comentarios y, por supuesto, mucha discusión en los medios y redes sociales.
A medida que nos adentramos en la complejidad de este tema histórico, es fácil perderse en la narrativa. Por eso hoy quiero hablarles sobre la conquista de México, las justificaciones históricas que la acompañan y los intensos debates que giran en torno a esta dramática transformación cultural y política en el continente americano.
Contexto histórico: ¿Final feliz o desastre colectivo?
Te invito a hacer un ejercicio mental. Imagina que te encuentras en el siglo XVI. Quizás no tengas wifi, pero sí tienes muchas creencias, costumbres y verdades absolutas que han sido transmitidas de generación en generación. Cuando Hernán Cortés y sus hombres llegaron a lo que hoy es México, las condiciones sociopolíticas eran de una gran complejidad.
La llegada de los europeos a América no puede ser vista solo como un hecho de «conquista». Era también un punto de inflexión provocado por decenas de años de diferentes imperios que sometían a otros pueblos. Los aztecas, por ejemplo, habían establecido un sistema de dominación sobre muchas otras naciones que los rodeaban. Este hecho lleva a la pregunta: ¿qué significaba realmente la conquista? ¿Fue un proceso de liberación o simplemente una continuación de la opresión?
La carta de Marcelo Gullo: una postura provocadora
Recientemente, Marcelo Gullo, un historiador argentino, ha querido hacer eco de esta discusión en una carta abierta dirigida a Claudia Sheinbaum. Desde su perspectiva, la exclusión del rey Felipe VI es un error histórico y moral. Gullo argumenta que no hay nada por lo que pedir perdón, apoyándose en la premisa de que la llegada de los españoles fue, en cierta manera, una liberación de la opresión sufrida a manos de los mexicas.
Este es un argumento que causa revuelo, y no es para menos. Pero, ¿es realmente posible aceptar estas afirmaciones sin poner en contexto el sufrimiento de las diferentes naciones bajo el dominio azteca? La historia es, como bien sabemos, un campo minado de interpretaciones. Algunos la ven como una serie de victorias, mientras que otros se enfocan en las derrotas.
Entendiendo la Leyenda Negra
El concepto de Leyenda Negra se refiere a la narrativa que pinta a España como el villano de la historia, especialmente en el contexto de la conquista y colonización de América. Según Gullo, esta percepción es errónea y está alimentada por mentiras históricas. Sin embargo, no podemos ignorar que, a lo largo de la historia, se han cometido atrocidades en nombre de la conquista. La violencia y las tácticas brutales utilizadas por algunos conquistadores no son un mito, sino parte del legado histórico.
Pero, seamos honestos, ¿quién no ha cometido errores en la historia de la humanidad? ¿No es un tanto simplista ver la historia como una lucha entre el bien y el mal? A menudo olvidamos que cada evento está matizado por su contexto social, político y cultural.
Un poco de humor y sinceridad
A veces me pregunto si los historiadores están condenados a ser eternos árbitros de estos debates. ¡Menuda responsabilidad! Y aquí estoy yo, como un simple amante de la historia, tratando de entender qué sucedió realmente. Pero aquí va mi confesión: a menudo me encuentro buscando respuestas en Google y, aunque mis habilidades de investigación han mejorado, sigo deseando tener una máquina del tiempo para asistir a esos eventos y ver con mis propios ojos.
Las naciones oprimidas: ¿Quiénes eran?
Volviendo a la carta de Gullo, él opina que los verdaderos conquistadores fueron los pueblos oprimidos a manos de los mexicas que se unieron a los españoles en su lucha contra un imperio despiadado. Es como si te preguntaran quién es el héroe en una película de acción: aquellos que se rebelan contra el opresor, o quienes los trasladan a un nuevo destino, por más conflictivo que sea.
Las afirmaciones sobre sacrificios humanos y la brutalidad del imperio azteca son conocidas. Historiadores como Alfonso Caso han dejado constancia de la barbaridad de esas prácticas, donde miles perdían la vida en ofrendas a los dioses. Algunos datos son impresionantes; se habla de 20,000 a 70,000 víctimas en la celebración de la inauguración de un templo. Esto nos lleva a cuestionar nuestros propios criterios de moralidad y justicia.
La controversia continua: patria y memoria
Así llegamos a una de las preguntas más relevantes: ¿se debería pedir perdón en nombre de eventos históricos que ocurrieron hace siglos? La presidenta Sheinbaum se enfrenta a una difícil batalla. Algunos claman que sería una señal de reconciliación, mientras otros argumentan que no hay nada de que disculparse y que la historia no es simplemente blanco o negro.
El impacto de la conquista y la colonización sigue resonando en la América Latina de hoy. Esto no solo se trata de quienes llegaron a la tierra, sino de cómo se construyó una nación sostenible a partir de esos conflictos. Es en este terreno donde debemos ser empáticos y honestos en nuestras propias evaluaciones.
Conclusión
La controversia sobre la conquista de México no se desvanecerá pronto, ya que las revisiones históricas, la memoria colectiva y los tiempos actuales continúan siendo aspectos vivos y latentes en nuestro discurso. A medida que el mundo cambia, también lo hace nuestro entendimiento sobre el pasado.
Las cartas que se intercambian entre líderes y pensadores solo refuerzan la relevancia de repensar nuestra historia. La búsqueda de la verdad histórica es multidimensional y está llena de matices. No hay respuestas fáciles y, por supuesto, no hay vergüenza en explorar diferentes narrativas.
Al final del día, ¿quién de nosotros no ha sentido lo que significa ser víctima de una historia que se escapa de nuestras manos, una historia que transforma no solo a los pueblos, sino también a las almas de quienes los habitan? Aplaudamos la reflexión y el diálogo en lugar de ignorar los muertos que han hecho eco en nuestras culturas. Quizás el camino hacia adelante es mirar hacia atrás, no para excusar, sino para entender.