La historia de España, a lo largo de las décadas, ha estado marcada por acontecimientos que a menudo despiertan pasiones encontradas. Entre ellos, el legado de la dictadura de Francisco Franco y el impacto de su muerte en la memoria colectiva de un país que ha luchado por la democracia. Recientemente, un grupo de 87 intelectuales, políticos, artistas y periodistas se ha alzado en un manifiesto titulado Contra Franco. La Constitución es la única celebración posible, en el cual critican la iniciativa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de conmemorar el 50º aniversario de la muerte de Franco, sugiriendo que esto podría dividir a los españoles en dos bandos.

Comprendiendo el contexto

¿Alguna vez te has encontrado en una discusión acalorada entre amigos donde uno siempre trae a colación un tema controvertido? A veces, me recuerda a la familia que no puede dejar de hablar sobre el segundo gol de la final del Mundial de fútbol del 98. ¡Hoy, España es esa familia! Todo el mundo tiene una opinión, y parece que el tema de Franco es el balón que se lanza de un lado a otro, causando tanto entusiasmo como división.

La controversia surge cuando se da a conocer España en libertad, iniciativa del Gobierno para conmemorar a Franco en un momento donde muchos consideran que se debería mirar hacia adelante en lugar de hacia atrás. Aquí es donde la plataforma Libres e Iguales entra en escena, argumentando que revivir tales aspectos de la historia solo genera fricciones y podría deshacer el tejido de la reconciliación que tanto tiempo ha costado construir.

Un legado encontrado

Los firmantes del manifiesto, que incluyen nombres como Fernando Savater, Cayetana Álvarez de Toledo y Andrés Trapiello, sostienen que celebrar la libertad no debería ser sinónimo de revivir los fantasmas del pasado. En sus palabras, “celebrar en este 2025 ‘España en libertad’ con cien o más actos es solo el subterfugio para celebrar la muerte de Franco”. La propuesta de Sánchez ha sido mirada con recelo, en la misma línea de los que ven en ella un intento de manipular la memoria histórica en beneficio político.

La frase «Paz, piedad, perdón» proclamada por el presidente Manuel Azaña tras la Guerra Civil ha sido revocada por algunos como un ideal olvidado, reemplazado hoy por sentimientos de división. ¿No es el perdón uno de los principios básicos que deberían guiar a una sociedad madura?

La carta de la Constitución

Uno de los puntos más destacados del manifiesto es su énfasis en la Constitución de 1978 como el verdadero símbolo de la reconciliación en España. En sus palabras, «la única fecha de celebración posible y deseable». Esta afirmación resuena con aquellos que piensan que avivar viejas heridas solo trae leña al fuego de un conflicto que, en teoría, quedó atrás tras la muerte de Franco. Mientras leía el manifiesto, recordé a mi abuelo contando historias de la dictadura, y cómo después de años de sufrimiento, los españoles finalmente habían encontrado un camino hacia la paz.

Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es la reconciliación realmente tangible, o simplemente un concepto llevado por el viento? La historia ha demostrado que en algunos momentos, la paz se basa más en el silencio que en la resolución. La historia de un país no se reescribe de un día para otro, pero ¿acaso no es vital en su recorrido sanar las heridas, aceptando todas las verdades?

La opinión pública y el papel de los medios

En un mundo donde la información viaja a la velocidad de un clic, los medios de comunicación juegan un papel crucial. La plataforma Libres e Iguales ha hecho un llamado a los medios y la ciudadanía para que se opongan a cualquier celebración que parezca encono civil. En este sentido, me pregunto, ¿qué papel juegan los medios en el establecimiento del discurso público? Cada palabra, cada artículo, cada reseña contribuye a un gran rompecabezas que pocas veces logramos ver en su totalidad.

Nos encontramos en una era donde los relatos históricos se mezclan con la interpretación personal. La interpretación de los hechos puede oscilar entre la glorificación y la condena, una línea delgada que los periodistas deben navegar con cuidado. En el caso de Pedro Sánchez, su administración ha enfrentado críticas por la corrupción y las promesas no cumplidas, elementos que mezclan el presente con el pasado.

La división en la sociedad

La divisoria entre los diferentes puntos de vista sobre Franco y su legado parece más aguda que nunca. Aquellos que apoyan la iniciativa de conmemorar la muerte del dictador añaden que esta celebración es un hito importante en el camino hacia la democracia. Sin embargo, hay quienes argumentan que el homenaje no solo es inapropiado, sino también arriesgado. La pregunta aquí es: ¿queremos seguir creando bandos en una sociedad que ya enfrenta tantos desafíos, como la desigualdad, la crisis climática y una economía incierta?

La memorialización de Franco se convierte en un símbolo, un tema que despierta pasiones y debates encarnizados. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que la sociedad española pueda realmente afrontar su historia de manera unida, sin resquemores? La respuesta sigue siendo incierta, y aquí es donde el papel de la educación se vuelve fundamental para mediar en esta situación.

La importancia de la memoria colectiva

El manifiesto enfatiza la importancia de una memoria colectiva que incluya todas las voces, no solo a las de un lado de la historia. “Sin memoria no hay justicia y sin olvido no hay paz”, resaltan los firmantes. En este sentido, ¿cómo podemos frailizar la idea de un país unido si no somos capaces de recordar nuestra historia sin prejuicios?

La memoria nos convierte en lo que somos, y olvidarla sería más peligroso que cualquier conmemoración. Sin embargo, hacer de la memoria una herramienta para arrojarnos unos contra otros es lo que genera divisiones que a menudo se convierten en cicatrices sociales difíciles de curar.

Una mirada hacia el futuro

A medida que miramos hacia el futuro, el llamado a la reconciliación y la unidad se vuelve aún más apremiante. En una esfera global donde las crisis parecen ser la norma y las identidades nacionales están siendo cada vez más discutibles, la sociedad española debe encontrar un camino hacia la paz que no implique el retorno a conflictos pasados.

Hoy en día, en un mundo donde las redes sociales amplifican todo, incluso lo más banal, cada decisión política y social puede transformarse en un campo de batalla. ¿No podríamos utilizar esa misma energía para construir, en lugar de destruir?

Conclusiones finales

En definitiva, el papel de poner fin a las divisiones y encontrar una verdadera reconciliación recae en manos de todos nosotros. El manifiesto Contra Franco. La Constitución es la única celebración posible actúa como un fuerte recordatorio de que el legado de un pasado oscuro no debe ser el motor de nuestra sociedad del presente. La historia se teje a través de las historias individuales, de las victorias y pérdidas, y aún más importante, de la capacidad de escuchar y aprender.

Así que, ¿qué haremos con esta oportunidad? En un momento donde la historia parece repetirse, quizás sea el momento adecuado para empezar a escribir una nueva narrativa, una que hable de paz y unión, donde el eco del pasado no se convierta en la sinfonía del futuro.

La pregunta persiste: ¿estamos dispuestos a cerrar la herida y construir algo juntos, o preferimos seguir dividiéndonos en bandos? Al final del día, la historia la escriben aquellos que se atreven a soñar con un futuro mejor.