En un mundo donde Instagram y TikTok están llenos de cuerpos perfectos (o eso es lo que nos quieren hacer creer), no es sorprendente que cada vez más personas, especialmente jóvenes, tengan una relación problemática con la comida. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son como esas garras invisibles que nos atrapan y nos hacen pensar que nuestra vida depende del peso en la balanza o de cómo nos vemos en el espejo. Es un tema serio, pero hablemos con honestidad, empatía y un poco de humor para entenderlo mejor.

¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria?

Primero, hablemos de qué son los TCA. Ya sabemos que incluyen la anorexia y la bulimia, pero también abarcan otras condiciones que pueden afectar a la relación que tenemos con la comida y nuestro propio cuerpo. ¿Sabías que una de cada diez personas que padecen un TCA puede morir a causa de esta enfermedad? No, no es un dato cualquier. Es un grito de alerta. El profesor Celso Arango, académico de la Real Academia Nacional de Medicina, ha tratado a pacientes que, aunque se encuentran en un estado crítico, aún mantienen una percepción distorsionada de su cuerpo. ¿Te imaginas eso? La imagen que vemos en el espejo puede ser nuestra mayor enemiga.

Recuerdo que en mis años de adolescente, comía un plátano y pensaba que había arruinado mi dieta. En retrospectiva, es casi cómico, pero también trágico. Este tipo de pensamientos son una pesadilla para muchos. A menudo, los pacientes se sienten casi como prisioneros en sus propios cuerpos, siempre con la mente en luchar contra esa figura que, en su mente, está lejos de ser perfecta.

El momento de tomar conciencia

Con el Día Internacional de la Lucha Contra los TCA a la vuelta de la esquina, expertos como la doctora Mónica Marazuela, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de la Princesa, están haciendo un llamado para que todos nos concienciemos sobre la gravedad de estos trastornos. Y aquí está la cereza en el pastel: las mujeres representan entre el 85% y el 90% de los casos, pero atención, ¡los hombres también están siendo afectados! ¿Sabías que el trastorno por atracón es el más común entre la población, afectando a hasta un 3% de las personas? Esta voz casi ha sido silenciada y es hora de que la escuchemos.

La juventud no es una barrera

Uno de los aspectos más preocupantes que mencionó Arango es el aumento de pacientes jóvenes. Estamos hablando de niños ¡entre seis y once años! La verdad es que, cuando ves a niños tan pequeños atrapados en esta batalla, tu corazón se quiebra un poco. Si la psicología detrás de estos trastornos no se trata a una edad temprana, esos pequeños no solo corren el riesgo de perder su infancia, sino que también pueden enfrentar serias complicaciones en el futuro.

A veces me encuentro preguntándome: ¿qué pasa por la mente de un niño tan joven que siente que su valor reside en cómo se ve? Reflexionando sobre esto, puedo recordar momentos de mi propia infancia, esos días en los que el niño popular del colegio definía tu autoestima. ¡El horror! Es triste pensar que la culpabilidad y la autoexigencia puede iniciar tan temprano.

¿Por qué suceden?

Los TCA no aparecen de la nada. No, hay factores subyacentes que llevan a una persona a desarrollar una relación dañina con la comida. La doctora Marazuela nos cuenta que muchos de estos individuos se describen como «perfeccionistas, obsesivos y rígidos». Esto se mezcla, a menudo, con experiencias negativas como el acoso escolar o un simple resfriado que les hace bajar de peso. El problema comienza cuando darse cuenta de la pérdida de peso se convierte en una forma de control.

Me recuerda a una vez que decidí darme a la dieta de «comer solo ensaladas» para «sentirme mejor». Ahora lo veo como una especie de broma cruel del destino. Mientras perdí un par de kilos, también perdí gran parte de mi alegría al comer. Y es eso lo que quiero decir: aunque en ese momento creía que tenía el control, solo estaba alimentando un monstruo.

Más allá de la anorexia y la bulimia

Un término que ha ido ganando atención últimamente es el de vigorexia, que se define como una obsesión por obtener un cuerpo musculoso y «fuerte». Esto puede parecer diferente de los TCA tradicionales, pero sigue siendo una distorsión severa de la imagen corporal. Los chicos atrapados en esta trampa a menudo pasan horas en el gimnasio, mientras que su calidad de vida se va deteriorando. Es un ciclo vicioso: el deseo de un ideal de belleza termina arrastrándolos a una rutina adictiva.

Al final, tanto hombres como mujeres pueden verse atrapados en su propia búsqueda del cuerpo «ideal», un concepto muchas veces inalcanzable e insostenible.

Cómo lidiar con los TCA

Lo que necesitamos entender es que mantener una buena relación con la comida es crucial. Aprender a aceptar nuestros cuerpos tal como son, aunque eso a veces parece más difícil que salir de un laberinto, puede ser nuestro mejor camino. La doctora Marazuela aconseja que debemos comer conscientemente, sin sentir culpa. ¡Se trata de disfrutar el proceso!

Un consejo simple: deja de lado la idea de las «dietas restrictivas». ¿Cuántas veces has comenzado una nueva dieta, prometiéndote que esta vez será la definitiva, para luego encontrarte devorando un trozo de tarta en la medianoche? A todos nos ha pasado, y está bien. ¿Sabes? Los expertos sugieren que seguir una dieta equilibrada y variada puede prevenir en gran medida el surgimiento de estos trastornos.

La importancia del apoyo

Una de las cosas que más resuena en mi corazón es la idea de que necesitamos apoyo. Los pacientes que enfrentan TCA siempre se beneficiarán de una combinación de terapia psicológica, asesoramiento nutricional y, en algunos casos, medicamentos. Se necesita un equipo de diversos profesionales, que, como un grupo de superhéroes, se una para ayudar a estas personas a establecer una relación saludable con la comida y su cuerpo.

Arango sostiene que es fundamental que las escuelas implementen programas sobre desarrollo socio-emocional. En la vida real, todos somos un montón de experiencias en un solo paquete, y ayudar a los niños a entender su valor interno puede hacer una gran diferencia.

Reflexiones finales: ¿realmente nos valoran por lo que pensamos?

Un ejercicio interesante que la doctora Arango propone es preguntarle a los pacientes: «¿Cómo te gustaría que fuera tu pareja?». La respuesta suele incluir atributos de carácter bien valorados como «inteligente» o «buena persona». Pero entonces, la pregunta sería: «¿Por qué crees que tú serías valorada de otra forma?» Esta pregunta tiene el potencial de abrir muchos ojos.

Es importante destacar que el verdadero valor reside en lo que somos como personas, no en cómo nos vemos. Pero, en un mundo saturado de imágenes editadas, es fácil olvidar esto. Recuerda, la próxima vez que te mires al espejo, que tu capacidad de amar, ser amable y hacer reír a otros es lo que realmente cuenta.

Así que, mientras reflexionamos sobre los trastornos de la conducta alimentaria y sus complicaciones, recordemos que siempre hay esperanza y ayuda disponible. Si conoces a alguien que esté luchando con estos problemas, ofrécele tu apoyo. Al final del día, todos queremos sentirnos comprendidos y valorados, más allá de cómo nos vemos en un espejo.

Y tú, ¿estás listo para ser parte de esta conversación?