Despertar una mañana y revisar las noticias es como abrir una caja de sorpresas. Nunca sabes qué nuevo conflicto surgirá, qué dictador será derrocado o quién se unirá a qué bloque de poder. Así es la vida en la geopolítica en 2023, un año que ha empezado con una mezcla explosiva de eventos que podrían cambiar el rumbo de la historia contemporánea. Si pensabas que el drama de las comedias de la televisión superaba a la realidad, piénsalo de nuevo porque ¡la vida real a veces se siente como un episodio de «Juego de Tronos»! Pero antes de que te emociones demasiado, déjame contarte de qué va la cosa.

Un año de cambios inesperados

Las proyecciones de 2022 nos habían mostrado un panorama inquietante. La guerra en Ucrania continuaba intensificándose, al igual que las tensiones en Oriente Medio. Y, sin embargo, terminé sorprendida al ver cómo uno de los dictadores más brutales, Bashar Asad, se desmoronaba en medio de todo este ruido. ¿Quién lo habría predicho? En una dimensión donde no aparecen personajes heroicos, la caída de un líder como Asad podría parecer una película de acción en la que el villano finalmente obtiene su merecido.

La caída de Bashar Asad

Si hay alguien que puede llevarte al borde de tu asiento con cada decisión que toma, ese es Bashar Asad. Su régimen en Siria ha sido conocido por el uso descarado de la violencia y la represión. Sin embargo, en un giro sorprendente, este año se asistió a su evidente declive. Las protestas que parecían apagadas estallaron nuevamente, y la presión internacional fue implacable, apoyada por el deseo de un pueblo cansado de la brutalidad.

A menudo me pregunto: ¿cuánto tiempo puede un dictador mantenerse en el poder cuando su propio pueblo no lo apoya? Es como intentar mantener a flote un globo en una fiesta infantil: por más que intentes, siempre habrá alguien listo para pincharlo. Y hablando de fiestas… ¿no sería genial ver a Asad en una de esas fiestas de los monstruos de Halloween, con una máscara que todos conocemos? Sería como el Rey de la Oscuridad, pero sin la corona.

Escalando tensiones en Ucrania

No muy lejos de ahí, Ucrania continúa siendo un escenario de batalla reconocido mundialmente. La guerra que comenzó en 2022 entre Ucrania y Rusia no ha perdido fuerza y, de hecho, ha escalado en 2023. A medida que las imágenes de bombardeos y desplazamientos masivos cruzan nuestros teléfonos, me pregunto: ¿cuántas más batallas se necesitan antes de que comprendamos que la verdadera fuerza está en la humanidad y no en las armas?

El conflicto ha polarizado aún más a las naciones: de un lado están Estados Unidos, Reino Unido, la UE, Corea del Sur y otros aliados, como Canadá y Australia. Del otro lado, un grupo de autocracias encabezadas por China y apoyadas por Rusia. En un mundo cada vez más dividido, no puedo evitar pensar en las viejas películas de espías donde los buenos luchan contra los malos. Pero aquí, las líneas entre quiénes son los «buenos» y quiénes son los «malos» son tan difusas como el trazo de un pintor ciego.

La influencia creciente de Turquía e Israel

Hablando de actores que incitan a una mayor complejidad, no podemos olvidar a Turquía e Israel. Ambos lugares han estado ampliando sus ambiciones regionales. Te aseguro que si existiera un premio por el mejor desempeño en el complejo paisaje político de Oriente Medio, esos dos países se llevarían grandes elogios.

¿Qué está pasando con Turquía?

Turquía ha mostrado una combinación intrigante de estrategia agresiva y diplomacia. El presidente Recep Tayyip Erdoğan parece estar decidido a maximizar el poder de Turquía en la región. La intersección de intereses entre Turquía, Siria y Europa es como un rompecabezas con piezas que parecen provenir de juegos completamente diferentes. En términos simples: Turquía no solo quiere el control de su propio territorio, sino que también quiere influir en cómo se desarrolla la situación en Siria, sobre todo después de la caída de Asad.

Recuerdo una vez cuando intentaba armar un rompecabezas con mi primo y él insistía en que las piezas encajaban de una manera y yo pensaba que era simplemente imposible. Después de un rato de discusiones, simplemente decidí dejarlo a un lado y seguir adelante. En la política internacional, eso no es exactamente una opción, ¿verdad? Siempre se está en un tira y afloja, y la diplomacia no se opone a los “brazos de acero” de los líderes.

Las pretensiones de Israel

En el otro extremo del tablero, Israel sigue jugando su propia partida. Con un gobierno que toma decisiones drásticas, la comunidad internacional observa con atención cada movimiento. La relación que Israel tiene con sus vecinos, así como con los Estados Unidos, es crítica. En 2023, ver un conflicto que se intensifica o disminuye es como asistir a un emocionante partido de tenis: parece que la pelota nunca se queda quieta.

¿Te imaginas qué pasaría si cada conflicto internacional se resolviera simplemente organizando un gran torneo de tenis entre los líderes? Podríamos ver a Netanyahu y Erdoğan compitiendo, cada uno lanzando su mejor servicio y quizás, en el proceso, encontrar un terreno común. Eso sí, necesitarían un buen árbitro.

La polarización global y la búsqueda de una solución

Ahora, si a estas alturas sientes que todo esto es un caos sin fin, no estás solo. La realidad es que vivimos en un momento en que las tensiones políticas y las ideologías opuestas dividen no solo a las naciones, sino también a las personas. La polarización está en su punto más alto, y ¿quién puede culparnos por sentirnos un poco abrumados?

La lucha por la paz

Pero aquí está la cuestión: a pesar de todo este drama geopolítico, la mayoría de las personas en el mundo quieren vivir en paz. Quieren que sus hijos crezcan en un entorno seguro, lejos de los bombardeos y la violencia. Es curioso cómo la bomba que se lanza en un conflicto distante puede afectar a una familia en un hogar tranquilo de Londres, Madrid o Tokio. Esa es la interconexión del mundo moderno que a veces se siente tanto como una bendición como una maldición.

¿Acaso no es irónico? En medio de todas estas tensiones, los líderes están constantemente hablando sobre la paz y la cooperación, mientras sus acciones dicen lo contrario. Mismo drama, diferentes actores. Si la política fuera una obra de teatro, creo que muchos de nosotros estaríamos listos para pedir nuestra salida, pero ¿realmente podemos?

Mirando hacia el futuro

Así que aquí nos encontramos, a las puertas de un estado mundial que cambia rápidamente. La caída de Bashar Asad ha sido un destello de esperanza, pero el conflicto en Ucrania es un recordatorio doloroso de que la lucha por la libertad y la autonomía sigue siendo una batalla difícil de ganar. La lucha geopolítica es un complicado baile entre naciones, donde cada paso puede llevar a un conflicto mayor o abrir un camino hacia la paz.

La clave aquí es recordar que, al final del día, todos somos parte de esta experiencia humana en la que nuestros destinos están entrelazados. Tal vez, si nos concentramos en eso, podríamos ir juntos hacia un futuro más brillante, libre de disputas y con mucho más entendimiento mutuo. Así que, ¿será este el año que finalmente cambie la historia? Solo el tiempo lo dirá, pero como siempre, la esperanza brilla en los lugares más oscuros.

Recuerda, mientras estés abierto a comprender y empatizar con la experiencia de los demás, siempre habrá una luz al final del túnel. Eso sí, es importante que ese túnel no esté lleno de conflictos armados. El mundo puede ser un lugar increíblemente complicado, pero también, en su esencia más pura, puede ser hermoso. Mantengámonos en la búsqueda de esa belleza.