La política estadounidense es como un laberinto de espejos: a veces te ves ahí, a veces no. En un reciente pódcast de Punto Ciego, el catedrático emérito de sociología José Juan Toharia nos ofrece una visión fascinante, a la par de inquietante, sobre la situación política actual en EE. UU. a pocos días de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Su charla con José Antonio Zarzalejos sobre temas tan candentes como el racismo, la brutalidad policial y la misoginia, es una invitación no solo a reflexionar, sino también a reír (aunque sea de nervios) ante la realidad política de uno de los países más poderosos del mundo.

Entendiendo el sistema electoral de EE. UU.

A veces me he encontrado pensando: ¿por qué el sistema electoral estadounidense tiene que ser tan complicado? Toharia explica el funcionamiento del colegio electoral, un sistema que, al igual que un laberinto sin salida, puede dejar a más de uno frustrado. En este sistema, el candidato que obtenga más votos populares no siempre es el que se convierte en presidente. ¡Sí, han leído bien! En el pasado, hemos visto a presidentes asumir el cargo con menos votos populares, como fue el caso de George W. Bush en 2000.

El profesor Toharia señala cómo este sistema permite que algunas elecciones se conviertan en una especie de ruleta rusa, donde la mayoría de los votantes no siempre se sienten representados. Es un concepto que me resulta aterrador, porque, ¿quién quiere que su futuro dependa de una “ruleta” electoral? La respuesta a esta pregunta puede determinar el rumbo del país y del mundo entero.

La importancia de los estados indecisos

Otro punto que me impactó es el papel de los estados indecisos, esos lugares donde los votantes están atrapados en una especie de limbo político. Es como si estuvieran en una película de terror, donde no saben si el asesino está detrás de la puerta o si ya han escapado. Toharia menciona que estos estados son cruciales, ya que en ellos se pueden medir las emociones y preocupaciones de un amplio espectro de la población. Si Kamala Harris y Donald Trump quieren ganar, necesitarán interceder en las mentes y corazones de estos electores. Imagínense toda la presión. ¿Qué le dirías a un electorado que parece estar tan confundido y dividido?

Kamala Harris: ¿la revolución desde dentro?

Toharia, con su enfoque analítico, hace una observación que me hizo reflexionar: Harris tiene la capacidad de ganar estas elecciones «por poco». La vicepresidenta ha sido vista como un símbolo de cambio, especialmente en un país donde la misoginia y el racismo permanecen enraizados. Es fácil menospreciar su papel, pero ¿alguna vez se han sentido como la persona que tiene que ser el “cambio” ante un mar de tradición? A veces puede parecer abrumador, y Harris lo tiene en su espalda, lidiando con las expectativas de ser la primera mujer y persona de color en ocupar este cargo.

Claro, siempre hay un pequeño pero significativo grupo de votantes que todavía ven a Trump de manera distinta, apreciando su capacidad de conectar con amplios sectores de la población blanca. Uno puede preguntarse: ¿qué fue lo que hizo que esa conexión fuera tan fuerte? Toharia nos recuerda que la empatía de Trump con estos votantes no proviene solo de sus palabras, sino de un sentido compartido de lucha y pertenencia que ha resonado a lo largo de la historia estadounidense.

El sueño americano en crisis

Otra parte crucial de la conversación es el sueño americano, que Toharia describe como una especie de eslogan que ha empezado a deslizarse hacia una «pesadilla». Me resulta interesante cómo un concepto tan grande puede desmoronarse. Después de todo, muchos de nosotros crecimos escuchando historias de éxito sobre personas que trabajaron duro y lograron su sueño. Sin embargo, hoy en día hay una creciente falta de oportunidades, una clara división entre clases sociales y un sistema que parece favorecer a unos pocos.

¿De verdad existe un sueño que se cumpla para todos? Esa es una pregunta ligada no solo a las elecciones, sino al futuro de una nación entera. Las palabras de Toharia sobre cómo la América de hoy dista de la de ayer resuenan en cada rincón del país. Las promesas de igualdad, justicia y libertad son constantes, pero la implementación todavía deja mucho que desear.

La violencia y la brutalidad policial

Por último, no podríamos hablar de la situación sociopolítica de EE. UU. sin abordar la violencia y la brutalidad policial. La discusión parece cada vez más urgente. Nos encontramos en un momento en que las manifestaciones en contra de la brutalidad policial han tomado las calles, e impactos visuales de esos episodios están presentes en nuestras pantallas todo el tiempo. Toharia argumenta que, aunque haya avances, la comunidad negra y otros grupos minoritarios continúan enfrentando desafíos sistemáticos que los margina.

Cuando escucho esas historias de vidas perdidas, me pregunto: ¿quién está realmente escuchando? La realidad es que desconectarnos de estos temas sería no solo irresponsable, sino también una falta de empatía hacia aquellos que padecen las consecuencias de un sistema que aún tiene mucho que cambiar.

Conclusiones: un futuro incierto

Así que, aquí estamos, a solo unos días de las elecciones. La incertidumbre se siente casi física, como si todos estuviéramos en una especie de limbo, esperando ver cómo se desarrollarán los acontecimientos. ¿Quedará Kamala Harris maravillada? ¿O Trump se alzará una vez más con la victoria y reforzará su visión del país? O quizás, un nuevo candidato podría entrar en escena. En este juego de ajedrez político, ¿quién sabe qué movimiento sorpresivo está por venir?

El debate sobre quién ganará estas elecciones es más que un simple intercambio de puntos. Se trata de entender las complejidades de un país que, aun con sus defectos, sigue siendo un referente mundial. Después de todo lo que hemos discutido, no puedo evitar preguntarme: ¿cómo afectará el resultado a nuestras propias vidas, incluso aquí, en otro rincón del planeta? La interconexión del mundo sigue siendo más evidente que nunca; el que gane o pierda no solo cambiará la narrativa estadounidense, sino también la global.

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