¡Hola, amigos lectores! Hoy vamos a adentrarnos en un tema candente y lleno de matices: la inmigración en Portugal y cómo esta cuestión está siendo instrumentalizada por la extrema derecha. Es un tema que resuena no solo en este país europeo, sino que tiene ecos en todo el continente y más allá. Mientras escribo esto, no puedo evitar recordar discusiones con amigos sobre la percepción de seguridad en nuestras sociedades. ¿No les ha pasado que, en una charla sobre política, alguien suelta una frase que se siente tan desconectada de la realidad? ¡Vamos a desmenuzar este fenómeno!
Una percepción distorsionada de la seguridad
Recientemente, en Portugal, el discurso de la extrema derecha ha ganado terreno, irradiando una idea de que el país, uno de los más seguros del mundo, se está convirtiendo en algo peligroso. Luís Montenegro, el primer ministro, resaltó en su mensaje navideño que hay que «salvaguardar» la seguridad nacional, aunque los datos sobre criminalidad no apoyan esta percepción. ¿Pero qué está sucediendo aquí? ¿Es realmente la realidad tan diferente a la narrativa que se nos presenta?
Muchos de nosotros hemos estado en situaciones en las que hemos oído noticias de crímenes o incidentes y, en consecuencia, hemos desarrollado una sensación de inseguridad, incluso si la estadística dice lo contrario. Una vez, en una charla con un viejo amigo, él había visto una serie de reportes sobre robos en su vecindario y, a pesar de vivir en un área tranquila, se sentía totalmente aterrado. La idea de que la seguridad es una cuestión de percepción fue reforzada por Isabel Rocha Pinto, quien señala que validamos la información que se ajusta a nuestras intuiciones.
El papel de los medios y las redes sociales
No podemos hablar de percepción sin mencionar el fenómeno de las redes sociales. ¿Alguna vez te has encontrado con videos de algún suceso que, al mirarlos, piensas: «¡Eso no es lo que ocurrió!»? La extrema derecha en Portugal ha salido a la luz, utilizando plataformas sociales para difundir vídeos falsos y descontextualizados que avivan el fuego del odio contra los inmigrantes y las minorías raciales.
Me acuerdo de un episodio gracioso (y un poco aterrador) cuando un amigo compartió un video de una «oleada de crímenes» en su ciudad, solo para darse cuenta después de que el clip era de un fantasmal reality show de los años 90. A veces, la vida imita el arte de la forma más inesperada, y lo que parece ser la realidad a menudo es un eco distorsionado.
Portales como CMTV, que se enfocan en sucesos policiales y crímenes, también alimentan esta percepción de inseguridad, estableciendo un ciclo de noticia tras noticia, donde la violencia parece ser la regla en lugar de la excepción. Si los titulares informan de crimen tras crimen, y ves esas historias constantemente, es lógico que las personas se sientan inseguras, independientemente de los números fríos.
Operaciones policiales polémicas: ¿el fin justifica los medios?
Hablemos de las operaciones policiales que han causado revuelo. El 19 de diciembre, una actuación de las fuerzas del orden en el barrio de Martim Moniz desató una ola de críticas. La policía alineó a residentes, en su mayoría inmigrantes, contra la pared en un registro que parecía más una exhibición de fuerza que una búsqueda legítima de criminales.
A mí me ocurre que a veces, cuando escucho de una actuación policial desproporcionada, pienso en mi propio viaje por la vida. Recuerdo cuando era niño y me asustaba la idea de ser «detenido» por cualquier cosa, incluso por atreverse a salir a la calle a jugar después de que oscureciera. Si en mi infancia esos temores existían, ¿cómo se sentirían las comunidades inmigrantes que, pese a vivir legalmente en el país, se ven atrapadas en la percepción de ser “el otro”?
La comunidad bangladesí, por ejemplo, se sintió muy golpeada por la operación, descrita por su líder, Rana Taslim Uddin, como «indecente». La gran mayoría de la población en este barrio trabaja arduamente en empleos que muchos portugueses no quieren. ¿Es esto una señal de gratitud hacia quienes contribuyen a la economía local?
Reacciones de la sociedad civil y la oposición
Las reacciones no se hicieron esperar. Partidos progresistas se unieron, llevando claveles rojos (un símbolo de la revolución democrática) a los vecinos como una forma de solidaridad. Una protesta contra el racismo y la xenofobia se organizó, donde se defendió a quienes, se sientan o no a menudo fuera de lugar, son parte de la misma comunidad.
Esto también me recuerda a lo que hice durante mis años universitarios, cuando un grupo de compañeros y yo organizamos una parada para promover inclusión y respeto entre los distintos grupos culturales. Te das cuenta de que la unión en tiempos difíciles es casi como un superpoder. ¿No sientes que cada vez que te unes a una causa justa, refuerzas el tejido de la sociedad?
La lucha por la sanidad y derechos integrales
Aparte de este asalto a la percepción de la seguridad y las acciones de la policía, otro tema grave ha agitante en Portugal es la cuestión del acceso a la sanidad pública. La idea alarmante de que los inmigrantes «abusan» del sistema sanitario ha llevado a restricciones en los servicios para aquellos que no son residentes.
Esto, francamente, me hace pensar en las contradicciones de nuestras sociedades modernas. ¿Cómo se puede construir un futuro sostenible si comenzamos a cerrar las puertas a aquellos que trabajan en nuestras comunidades, luchando contra la pandemia, incluso en el ámbito sanitario? La falta de humanidad en este cambio de ley fue criticada por casi mil profesionales de la salud que están dispuestos a desobedecerla. ¿Qué haríamos nosotros si nos enfrentáramos a una situación similar?
Cuando la historia se repite: ¿el pasado nunca se va?
El trasfondo de este resurgimiento del discurso de la extrema derecha también evoca la historia de Portugal. Este país no fue siempre un lugar de acogida; sus ciudadanos emigraron en grandes cantidades a países como Francia y Brasil en busca de oportunidades que no podían encontrar en su tierra natal. Ahora, con un millón de inmigrantes en su suelo, parece que el ciclo de la historia se repite.
La llegada de inmigrantes ha sido fundamental para cubrir las carencias en sectores como la agricultura, el comercio y los servicios. El Gobierno, al parecer, se encuentra en una especie de déjà vu, enfrentando sus propios miedos a la xenofobia y un deseo creciente de proteger sus raíces sin reconocer las contribuciones que estos nuevos ciudadanos traen consigo.
Reflexiones finales: hacia un futuro inclusivo
En conclusión, la situación en Portugal destaca la contradicción en nuestras sociedades actuales. Mientras algunos gritan por más seguridad, otros claman por el respeto a la dignidad humana y la justicia. ¿Qué futuro queremos cultivar? La respuesta a esa pregunta depende de nosotros. Si no actuamos, corremos el riesgo de permitir que el miedo y la desinformación guíen nuestras decisiones.
Así que, la próxima vez que escuches un comentario alarmante sobre la inmigración o la seguridad, recuerda que, detrás de cada estadística, hay historias humanas. Y recuerda, mientras nuestras conversaciones se basan en el respeto y la empatía, también podemos contribuir a un ser en mayor medida humano y solidario. Después de todo, en el fondo, no somos tan diferentes.
Como siempre, les dejo mis mejores deseos y, por favor, cuídense y mantengan esos claveles listos, que puede que los necesitemos en tiempos de “hormonas” políticas. ¡Hasta la próxima!