Encontrar el amor en estos días se siente como buscar un tesoro enterrado con mapas ilegibles y sin la «X» que señala el lugar. En un mundo donde las redes sociales nos bombardean con imágenes de «parejas perfectas», la idea de construir una relación que te haga sentir completo puede ser intimidante. Realmente, ¿quién no ha sentido un escalofrío al compararse con los insípidos filtros de Instagram o las historias de amor tipo cuento de hadas? Pero, ¿qué es lo que realmente estamos buscando y qué tan realistas son nuestras expectativas?
El amor como un paquete integral
La mayoría de nosotros –y sí, incluyo a mis amigos solteros en esta– hemos caído en la trampa de ver a nuestra pareja ideal como un «todo en uno». Queremos que sean a la vez nuestros amantes, compañeros de vida, mejores amigos y hasta nuestros psicólogos personalizados. Me pregunto, ¿quién acuñó el término «la media naranja» y por qué no se paró a pensar en las naranjas que están bastante bien solas y también son deliciosas?
Expectativas poco realistas
En la conversación con Alicia González, psicóloga y colaboradora de Bumble, ella menciona que este deseo de un socio que complete todos nuestros anhelos puede crear expectativas casi imposibles de cumplir. «El amor en sí no es suficiente; hay que construir una relación» dice. Y es cierto. ¿Te has encontrado alguna vez esperando un mensaje que nunca llega? Esa sensación de vacío y desilusión es como encontrar tu café frío en una mañana helada de invierno.
Las redes sociales: ¿aliadas o enemigas?
Las redes sociales han revolucionado nuestras formas de conectar, pero, ¿realmente estamos mejor? En cierto modo, son como ese amigo que siempre lleva a la fiesta la comida más deliciosa, pero luego se queda con tu último trozo de pizza. Nos ofrecen más opciones para encontrar pareja, pero también nos hacen más susceptibles a la comparación constante.
Anécdota personal: Recuerdo una vez, mientras hacía scroll en Instagram, encontré una foto de una pareja viajando por Europa. Mis pensamientos giraron en torno a “¿por qué no estamos haciendo eso?”. Luego me di cuenta de que, en realidad, estoy aquí haciendo mi propio viaje interno, por no mencionar que mi idea de «vacaciones» implica un sofá y un maratón de series.
Conversaciones que construyen la relación
Alicia también señala la importancia de la comunicación, y aquí es donde la cosa se pone interesante. ¿Alguna vez has tenido esa conversación incómoda sobre el “futuro” con tu pareja? A menudo, esas charlas que parecen matadoras pueden resultar vitales si se manejan con respeto. Hacerlo en las primeras etapas puede parecer intimidante, pero, ¿sabías que discutir temas como el deseo de tener hijos desde el inicio puede evitar mucho sufrimiento posterior?
A lo largo de las relaciones que he observado, hay ciertos temas que, desgraciadamente, se tiran a la montaña rusa emocional para ser discutidos cuando las emociones están en el apogeo. La tensión acumulada por no abordar esos puntos cruciales puede llevar a rupturas innecesarias. La idea es conversar como si estuviéramos coordinando una cena con amigos: elección del menú, aclaración de alergias. Lo mismo sucede en el amor, ¿verdad?
Las etiquetas limitan, pero también conectan
Hablando de comodidad, Alicia enfatiza que encasillarse puede ser restrictivo. Nos gusta entendernos y comprender que pertenecemos a una «categoría», pero también somos seres en constante evolución. ¿Te imaginas si fueras encasillado por el estilo de música que escuchabas a los 18 años? Reconozcámoslo, nuestra playlist tiende a cambiar como el clima.
La flexibilidad se convierte en un elemento clave. La chica que amaba la música pop puede terminar enamorándose de alguien que solo escucha rock progresivo. (Lo sé, suena como una aberración, pero es posible). Aquí es donde la comunicación juega un papel protagonista una vez más. Compartir nuestros intereses, pero también ser abiertos al cambio y la evolución de nuestras personalidades.
El miedo al compromiso: un enemigo familiar
Alicia también explora el concepto del miedo al compromiso, un fenómeno que realmente se ha exacerbado en nuestra generación. A menudo, vemos las relaciones como algo que, de alguna manera, podría limitar nuestra libertad. Claro, es bastante fácil sentir esta inquietud cuando las opciones vuelan justo delante de nuestros ojos: aplicaciones de citas, redes sociales y la ilusión de la «nueva» persona cada fin de semana. ¡Estamos en la era del amor líquido, donde el compromiso suena a un ancla pesada en medio de un océano de posibilidades!
Crear un proyecto común: el glue emocional
La vida en pareja debería ser como un equipo de construcción: juntos, levantamos un proyecto en común. La falta de una visión compartida puede hacer que, en lugar de construir, terminemos en un tira y afloja constante. Alicia describe esto como un «triángulo» donde cada socio tiene su lugar. No se trata solo de ti y de tu pareja; es también de esa meta en conjunto.
Así que, cuando piensas en tu próximo paso en la relación, pregúntate: «¿Estamos construyendo algo que resista la tormenta?».
Las redes sociales, el doble filo de la espada
Volviendo a la influencia de las redes sociales, Alicia también subraya un punto crucial: la forma en que usamos estas plataformas puede afectar nuestras relaciones. Si te encuentro tomando un trozo de mi pizza emocional cada vez que envías un «OK» en mayúsculas a un mensaje de texto de tu pareja, tal vez tengamos problemas.
Cuando más nos centramos en el control y en marcar cada uno de nuestros pasos a través de estos medios, más nos alejamos. Si una pareja depende del texto para resolver sus problemas, podría ser como usar un ventilador para apagar un incendio: no funcionará. Así que, aunque parezca tentador, lo mejor es hablar cara a cara y ser sinceros, con un toque de humor, por supuesto.
Bases de una relación sana: el camino es la clave
Finalmente, ¿cuáles son los pilares de una relación sana? Aunque no hay una fórmula mágica (y créeme, he buscado!), hay ciertos elementos comunes que requieren atención. La compatibilidad en la gestión de conflictos es esencial; no podemos olvidar la flexibilidad emocional. Y, por último, tener un sentido de propósito compartido que sirva como la brújula de la relación.
A veces podemos caer en la trampa de pensar que una relación debe ser como una obra de teatro, perfecta, con todo su guion bien ensayado; pero, a menudo, son las improvisaciones las que nos sacan las mejores risas y también nos unen más.
En conclusión: construyendo el amor nel mundo moderno
Así que ahí lo tienes, la realidad entrelazada de amor, dudas y un poco de humor. Las relaciones son complicadas, no hay duda, pero recordar que somos seres humanos que estamos tratando de navegar en este vasto océano emocional puede hacer una gran diferencia. Con la comunicación como nuestro faro, podemos hacernos cargo del barco de nuestra vida amorosa, navegar entre los altibajos y encontrar esa felicidad compartida que tantos anhelamos.
La búsqueda del amor puede ser como un viaje lleno de sorpresas y, aunque a veces duela, esos momentos son también parte de nuestras hermosas historias de vida. ¿Y quién no quiere tener buenas anécdotas que contar?