La violencia de género es un tema que nos debería preocupar a todos, y no solo a las mujeres directamente afectadas. Recientemente, la triste noticia sobre la muerte de una mujer en Martos, Jaén, ha vuelto a poner de manifiesto el horror persistente de la violencia machista en nuestra sociedad. Este suceso ha hecho que me interrogue sobre cuánto conocimiento tenemos realmente sobre este problema y qué podemos hacer para ayudar a enfrentarlo. ¿Acaso la indiferencia es la nueva norma?
Un caso que sacudió a Martos
El pasado lunes, Karilena Charles fue ingresada en estado grave en un hospital de la localidad jiennense de Martos, donde falleció horas después. Su marido, un hombre de avanzada edad, había declarado que su esposa sufrió una caída. Sin embargo, la Guardia Civil inició una investigación que reveló indicios de un posible asesinato machista. De confirmarse como tal, este sería el tercer caso de fatalidad en lo que va del año y el 1.297 desde 2003. ¿Puede ser que estamos absolutamente acostumbrados a esto? Es una pregunta perturbadora, pero muy necesaria en el contexto actual.
La indiferencia, el enemigo silencioso
Es alarmante pensar en cuántas veces hemos escuchado historias similares. La violencia machista no solo es una realidad dolorosa, sino que también se encuentra normalizada en muchos hogares, convirtiéndose en un problema de toda la sociedad. Cuando leí sobre el caso de Karilena, recordé a mi amiga Beatriz, quien, en su relación anterior, padeció situaciones similares. Aunque nunca llegó a ser agredida físicamente, sí vivía con un miedo constante, como si cada día fuera una «operación de encubrimiento». Su historia no es única; podría ser la historia de cualquiera entre nosotros.
A menudo, pensamos que estos casos suceden en “un lugar remoto lejos de nosotros” o a “personas que nos son ajenas”. ¿Acaso no nos hemos sentido un poco como detectives de la verdad? La mayoría de nosotros estamos tan atrapados en nuestra vida diaria, que tendemos a ignorar las señales de alerta. La indiferencia se convierte, así, en el enemigo silencioso que permite que las cosas sigan como están.
Una llamada a la acción: recursos y apoyos
Las noticias trágicas como la de Karilena resaltan la importancia de tener recursos a mano para aquellos que se encuentran en situaciones peligrosas. Sabías que las víctimas de violencia de género pueden acceder a ayuda las 24 horas del día, todos los días de la semana? El teléfono 016, el correo electrónico [email protected] y el número de WhatsApp 600 000 016 son mecanismos establecidos para ofrecer apoyo.
En una situación de emergencia, se puede llamar al 112, y si alguien no puede hacer esa llamada, siempre hay opciones como la aplicación ALERTCOPS, que permite enviar una señal de alerta a la policía con geolocalización. Pero, por favor, no seamos como esos amigos que prometen llevarnos a casa y luego olvidan hacerlo. Este tipo de ayuda debe estar al alcance de la mano y ser utilizada sin vergüenza ni miedo.
Conocer el ciclo de la violencia
Un aspecto que a menudo se pasa por alto es cómo funciona el ciclo de la violencia en las relaciones. No se trata simplemente de una agresión física aislada; es un proceso insidioso que puede involucrar una serie de etapas que se entrelazan, comenzando con la tensión, seguida del incidente, y luego, lo que se conoce como la «luna de miel», donde el agresor puede mostrar arrepentimiento y prometer cambio. ¡Es como si este ciclo tuviera más giros que una telenovela! Y, como en las mejores telenovelas, a menudo los espectadores no se dan cuenta de lo que está sucediendo hasta que es demasiado tarde.
Muchos pueden pensar: «eso no me pasaría a mí» o «eso siempre les pasa a otros». Sin embargo, es vital recordar que la violencia puede aparecer en cualquier lugar: en nuestras familias, en nuestras comunidades y, lo más preocupante, en nuestras redes sociales. Las estadísticas son contundentes, y añaden un matiz devastador a una realidad que muchos prefieren ignorar.
El papel de la comunidad
Es fundamental que todos desempeñemos un papel activo en la lucha contra la violencia machista. Como sociedad, tenemos que dejarnos de clichés y clichés. ¿Por qué no podemos ser más proactivos? Cuando escuchamos un comentario despreciativo sobre una mujer, debemos intervenir. Si vemos una situación de riesgo, debemos ser valientes y tomar acción. Quizás, solo quizás, nuestra intervención pueda marcar la diferencia.
A menudo, me pregunto cuál es el momento en que dejamos de ser solo “espectadores” y comenzamos a ser “activistas”. En la vida cotidiana, donde todos estamos tan absortos en nuestras pantallas y en nuestras rutinas, es fácil olvidar que hay un mundo real que necesita nuestro compromiso. Después de todo, ¿quién no prefiere ser parte del cambio en lugar de ser un mero espectador de la tragedia?
La importancia de la educación
Un aspecto crucial en la lucha contra la violencia machista es la educación. Si bien tenemos recursos disponibles, también necesitamos crear un entorno donde la violencia no sea vista como “normal”. La educación desde la infancia es vital para construir una sociedad más equitativa y consciente en temas de género. Es ahí donde podemos sembrar las semillas del respeto y la igualdad.
Recuerdo una experiencia en un taller sobre educación emocional en mi comunidad. Se trataba de un programa diseñado para enseñar a los niños desde pequeños sobre la empatía, el respeto y la importancia de las relaciones saludables. La risa de los niños resonaba mientras hablaban de lo que significa ser un «héroe»: ayudar a quienes lo necesitan. Ese día, me fui a casa con una sensación de esperanza. ¿No deberíamos todos estar trabajando para fomentar esa mentalidad de “héroe” en nuestras comunidades?
El sufrimiento no debe ser en vano
El asesinato de Karilena no debe ser un número más en una lista interminable de estadísticas. Es un recordatorio doloroso de las vidas que se pierden a causa de la violencia machista. Como sociedad, debemos preguntarnos: ¿estamos haciendo lo suficiente?
Las redes sociales han hecho que muchos se planteen cómo pueden ser más activos contra la violencia de género, desde compartir información y recursos hasta participar.
Se han creado movimientos digitales donde las personas utilizan plataformas como X para abogar por una mayor conciencia y protección para las víctimas. Es un paso en la dirección correcta, pero el verdadero cambio necesita salir de las pantallas y aterrizar en la vida real.
Un despertar necesario
La cultura del silencio en torno a la violencia machista debe romperse. Cada vez que ignoramos un comportamiento abusivo o minimizamos el sufrimiento de una víctima, alimentamos el ciclo de violencia. Tal vez es hora de comenzar a considerar cómo cada uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, podemos contribuir a la lucha contra la violencia de género.
Podemos hacerlo muchas maneras, desde dar apoyo a una amiga que esté pasando por una mala situación, hasta comprometernos a defender causas que abogan por la igualdad. Después de todo, si no nos involucramos, ¿quién lo hará?
Reflexiones finales: ¿qué hacemos ahora?
Volviendo a la triste historia de Karilena, es vital que este no sea solo un recordatorio de la violencia que existe, sino un llamado a la acción. Las estadísticas son alarmantes y, como mencioné antes, no podemos hacernos los desentendidos. La violencia machista es un problema de todos y cada uno de nosotros.
La pregunta que nos queda es: ¿qué vamos a hacer al respecto? Espero que, al leer esto, sientas la urgencia de actuar, de ser un catalizador para el cambio. ¿Qué tal si comenzamos un diálogo sobre cómo podemos mejorar la educación en temas de género en nuestra comunidad? ¿O tal vez eres tú quien puede hacer una llamada a un amigo que necesita apoyo?
Si tenemos la valentía de actuar, podemos hacer que la historia de Karilena sea un símbolo de cambio y no solo un recordatorio de un fracaso colectivo. Sin duda, la vida de cada mujer es valiosa, y es deber de todos nosotros proteger ese valor.
Recuerda, el cambio empieza en cada uno de nosotros. Y aunque sea un camino largo y difícil, ¡cada paso cuenta! Así que, ¿estás listo para dar ese paso?