El próximo 16 de diciembre se celebrarán las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y ya se puede sentir el tintineo de las espadas en el aire. En este escenario, tres actores se han presentado para interpretar su papel en este thriller político: Rafael Louzán, Sergio Merchán y Salvador Gomar. Pero, ¿qué tan emocionante puede ser una guerra por la presidencia de una federación de fútbol? ¡Mucho, siempre y cuando haya un par de escándalos y una pizca de drama!
Un conflicto a tres bandas: los candidatos
La junta electoral ha dado el visto bueno a los avales de estos tres personajes, abriendo la posibilidad a una contienda que no se vislumbra pacífica. Permítanme compartirles una anécdota personal para ilustrar mi punto. Recuerdo que en la escuela, cuando alguien se postulaba para ser presidente del consejo estudiantil, se desataban verdaderas batallas campales de votos. Lo que podría parecer un simple evento insignificante de niños, se convirtió en un mar de intrigas, alianzas y, a veces, incluso traiciones. Ahora imaginen todo eso, pero con más dinero y unos suculentos contratos laborales en juego.
Rafael Louzán: el candidato cuestionado
Louzán, un nombre que ya resuena en los corrillos del fútbol español, se presenta con un bagaje… un tanto controvertido. Con una condena de siete años de inhabilitación por prevaricación, su candidatura no pasaría un control de antecedentes en ninguna tienda de лимонный газ. Sin embargo, parece que el círculo de aspersores del fútbol español se ha decidido por hacer llover sobre su desdicha, ya que Louzán tiene el apoyo de 51 asambleístas de distintos rincones del fútbol español. ¡Ah, la política!
Lo que es realmente fascinante es cómo, a pesar de su situación legal, ha logrado presentar 26 avales. Claro, la vida tiene extraños caminos y el gallego Louzán decidió apelar a su habilidad para hacer jugadas que a algunos les parecen un verdadero comportamiento de «villano de película de acción». De hecho, planea impugnar las subsanaciones de su rival Gomar, lo que nos deja preguntando: ¿perderá este, como un auténtico protagonista, el duelo final?
Sergio Merchán: el “tapado” incómodo
En la otra esquina del ring tenemos a Sergio Merchán, a quien se le ha visto más agazapado que un gato en una bolsa de papel. Este candidato se presenta como la esperanza que Louzán ha dejado, aunque no se le conoce programa ni proyecto. Hasta ahora, la única credencial de Merchán es haber sido secretario del inhabilitado Pedro Rocha en la federación extremeña. Pero, como dice el dicho, «en la casa de incluso el más inepto, un reloj roto tiene razón dos veces al día». Ojalá que su falta de experiencia no le cueste caro.
La razón por la que algunos presidentes han puesto sus avales en Merchán puede parecer una movida estratégica. Tras la condena de Louzán, muchos de esos presidentes ven en Merchán una especie de escudo contra el juicio social. “¿Ves? ¡Yo no apoyaba a Louzán directamente!”, podrían argumentar si alguien lanza una crítica. Pinta un cuadro de maniqueísmo político, ¿verdad?
Salvador Gomar: el inesperado rival
Por último, pero no menos importante, tenemos a Salvador Gomar. El barón valenciano parece decidido a ponerle un poco de salsa a este guiso. Un hombre que tuvo que corregir siete de sus 26 avales para poder mantener su candidatura. Imaginen por un momento estar en su lugar; presentar una candidatura como si estuvieras solicitando un préstamo. “¡Por favor, por favor, no clutch, no clutch!”
Gomar ha decidido no alinearse con ninguno de los dos bandos predominantes, lo que en este caos de alianzas podría ser un movimiento astuto o un tremendo error. ¿Alguien se atreve a apostar? No me llamen «profeta», pero hay un aire a película de Hollywood en este drama.
La política del fútbol: detrás de la cortina
Ahora, así como nadie puede ver definitivamente la trama de una serie sin desvelar un par de secretos, el asunto de los avales presenta un esbozo de corrupción y juego sucio. Y, mientras tanto, Luis Rubiales, ex presidente de la RFEF, se retira haciendo eco de las promesas de «regeneración». Seamos honestos, ¿alguna vez estas promesas no suenan a música de fondo mientras vemos el verdadero espectáculo?
Pero, ¿a quién le importa eso? Al venezolano que juega en Madrid quizás. ¿Qué tiene que ver el fútbol con la política? Cuando los temas de la ética y la moral surgen, es como si todos se pusieran gafas oscuras y se hicieran de la vista gorda. El fútbol tiene sus propias reglas y, a veces, no se parecen en nada a las que están escritas en los libros.
Un juicio que se asoma en el horizonte
Lo que viene será aún más emocionante: el 5 de febrero, cuando el Tribunal Supremo evaluará la estrategia de Louzán. La inhabilitación de Louzán está en el aire. Imaginemos por un momento el apuro de los barones al enterarse de que Louzán podría quedar en libertad en este aspecto. ¿Asistiremos a una fiesta de celebración? O, en un giro dramático, serán sentenciados a otro bochorno más para el fútbol español.
La reacción de la afición
Todo esto, mientras la afición se mantiene al margen, con un bandejeo de pipas y cervezas mientras observa la obra. “¡Esto es ridículo!”, podría gritar un versado hincha en las gradas. Lo que está claro es que, en fútbol y política, las promesas de cambio parecen desvanecerse más rápido que un gol en el último minuto.
Es curioso cómo este tipo de elecciones suelen ir acompañadas de un aire de expectativa y desencanto. Cada vez que alguien menciona “fútbol”, es casi como si se tratara de una religión, y las elecciones son su correspondiente cisma.
Reflexionando sobre el espectáculo
Al final del día, lo que está en juego aquí va más allá de un simple puesto de trabajo o la administración de una federación. El fútbol, con toda su pasión y locura, representa una cultura, una historia, y mientras que la política puede parecer un juego cínico, para millones de personas, este sistema representa lo que podría ser un futuro mejor.
Y entonces me encuentro preguntándome, en este desfile de egos y juegos de poder: ¿seremos testigos de una verdadera revolución en la RFEF que supondrá un cambio positivo, o simplemente otro capítulo en esta serie de despropósitos que a veces parece inagotable?
Por supuesto, hasta los gobernantes más poderosos, al final del día, ¡son tan solo hombres y mujeres que buscan un poco de gloria y, quizás, un par de cervezas después de un partido! Pero, ¿será suficiente eso cuando suban al escenario del juicio?
Conclusión
En resumen, lo que vemos en este escenario político del fútbol español es un perfecto ejemplo de las complejidades y contradicciones de la administración deportiva. La mezcla de política, ambición y ética se unen en un cóctel emocionante y, a menudo, inquietante. Se preguntarán cómo terminará este drama; quizás con un final que pasará a la historia, o quizás, simplemente, será otro capítulo más en el extenso libro del fútbol lleno de controversias, luchas de poder y promesas incumplidas.
¿Estás emocionado por el espectáculo? ¡Yo definitivamente lo estoy! El 16 de diciembre está a la vuelta de la esquina, y como en cualquier buena historia, la intriga se convierte en nuestra mejor compañía, ¿no creen? ¡Hasta la próxima, amantes del balompié!