La ansiedad, ese compañero no deseado que a menudo aparece en los momentos más inesperados. Si alguna vez te has sentido como un pequeño pájaro atrapado en una jaula mientras tus pensamientos vuelan a mil por hora, no estás solo. En el universo del bienestar emocional, Silvia Vidal, psicóloga especializada en ansiedad, nos ofrece un faro de esperanza y sabiduría a través de su libro «Abraza tus miedos». En este artículo, vamos a sumergirnos en sus ideas, aprender a gestionar la ansiedad y quizás, sólo quizás, nos llevemos algunas herramientas útiles.

La ansiedad: un monstruo de mil cabezas

La ansiedad se manifiesta en mil formas, y curiosamente, cada una parece tener su propia personalidad. Si tuviera que describirla utilizando mi experiencia, diría que es un poco como un loro parlanchín que se ha hecho un festín con tus pensamientos más oscuros. Al igual que cuando llegas a casa después de un día agotador, solo para recordar que olvidaste cargar la lavadora… ¿Te suena? Esa sensación de ahogo y frustración que se apodera de ti.

Ahora, ¿te has preguntado cuántos de nosotros realmente entendemos lo que está pasando en nuestra cabeza cuando experimentamos ansiedad? Silvia Vidal destaca que muchos de nosotros ni siquiera reconocemos que lo que sentimos es ansiedad. A menudo, los síntomas pueden ser confundidos con simple estrés o agotamiento. Quizás llevas años trabajando hasta tarde y pensando que solo hay que poner un poco más de esfuerzo… Pero quizás lo que realmente necesitas es hacer una pausa.

La relación entre cerebro y cuerpo

Silvia explica que para comprender la ansiedad, primero necesitamos entender la relación entre nuestro cerebro y sistema nervioso. En términos sencillos, cuando estamos distraídos o sobrecargados, nuestro cuerpo empieza a dar señales de alerta: taquicardias, sudores, mareos. Es como si el cerebro enviara un mensaje de «¡Peligro!» cada vez que las cosas se ponen complicadas, incluso cuando no hay un peligro real.

Recuerdo que una vez, durante una presentación importante en la universidad, empece a sentir que mi corazón latía más rápido que si estuviera escapando de un león. Me asusté, pensé que tal vez me estaba dando un ataque, pero en realidad, era una reacción natural de mi cuerpo a la presión. Así que, ¿cuántas veces hemos confundido los ladridos de nuestro propio cuerpo con monstruos ajenos?

Abrazando la ansiedad: el camino hacia la serenidad

Una de las lecciones más poderosas de Silvia es el concepto de «abrazar tus miedos.» En lugar de luchar contra la ansiedad, ella sugiere que la aceptemos como parte de nosotros. Esto puede sonar contraintuitivo, pero al aceptar la ansiedad, en lugar de evitarla, damos el primer paso para entender su mensaje.

Silvia comparte en su libro que cada emoción tiene una función, incluso la ansiedad. Puede que esté allí para recordarte que necesitas hacer cambios o para llamar tu atención sobre algo que no está bien en tu vida. Como dice la autora, “la ansiedad simplemente te está diciendo: para un poco.”

Técnicas para gestionar la ansiedad

Para aquellos que buscan herramientas prácticas, Silvia propone una serie de ejercicios que pueden ayudar a cultivar la serenidad y el autoconocimiento. Aquí algunas ideas extraídas de su enfoque:

  1. Ejercicios de respiración: Aprender a respirar adecuadamente puede ser un salvavidas. Practicar respiraciones profundas puede ayudar a calmar el sistema nervioso. Tal como me enseñó un amigo instructo de yoga: “No puedes controlar lo que pasa afuera, pero sí cómo reaccionas ante ello.”
  2. Mindfulness: La atención plena nos ayuda a sintonizar con el momento presente y a reconocer qué emociones estamos sintiendo sin juzgarlas. ¿Alguna vez has intentado hacer una meditación guiada? Es un viaje fascinante hacia tu propio ser.

  3. Escritura emocional: Llevar un diario donde anotes tus pensamientos y sentimientos. Esto no solo te ayudará a sacarlo, sino que al leer lo que escribiste, es posible que descubras patrones que puedas modificar.

  4. Ejercicio físico: Sí, aunque puede que no te apetezca, hacer ejercicio provoca que se liberen endorfinas, esos mágicos químicos que te hacen sentir bien. Dicen que el sudor es solo la grasa llorando… quizás en realidad se está liberando de tus miedos.

El perfeccionismo y la ansiedad

Un tema recurrente en la conversación con Silvia es la relación entre perfeccionismo y ansiedad. Ella identifica que un gran porcentaje de sus pacientes son perfeccionistas, lo cual alimenta una autoexigencia constante. Pero, ¿por qué perseguimos la perfección? Quizás porque tememos al juicio ajeno, al fracaso, o simplemente porque no sabemos cómo parar un poco.

Recuerdo mi época de estudiante, obsesionándome con cada trabajo. Un día, después de entregarlo, pensé que solo había escrito un montón de palabras sin sentido y que no estaba a la altura. Pero reflexionando, me doy cuenta de que, en última instancia, ninguno de mis compañeros ni docentes se preocupó tanto como yo por esas líneas.

El concepto de JOMO en la vida diaria

A menudo nos olvidamos de disfrutar del momento presente en el afán de ser perfectos. Aquí es donde entra el concepto de JOMO, acrónimo de «Joy of Missing Out,» o la alegría de perderse cosas. A menudo, las redes sociales nos hacen sentir que estamos perdiéndonos de algo. ¿Realmente lo estamos? ¿O simplemente estamos sobrecargándonos de expectativas irreales?

La importancia de escuchar a las emociones

Silvia enfatiza que dejar fluir las emociones es clave en la gestión de la ansiedad. Cuanto más tratemos de reprimir lo que sentimos, más fuerte se hace. Piensa en ello como un globo: si intentas mantenerlo sumergido, eventualmente se escapará con mucha más fuerza. Entonces, ¿por qué no simplemente dejarlo salir de una vez?

Esto me recuerda a una experiencia personal en la que decidí enfrentar una pelea personal en lugar de dejarla guardada. En lugar de salir volando, descubrí una paz increíblemente liberadora que me ayudó a lidiar con otras situaciones estresantes.

Entendiendo las raíces de la ansiedad

Según Silvia, uno de los pasos más importantes es identificar la raíz de nuestra ansiedad. Preguntas como «¿por qué me deprime la idea de cambiar de trabajo?» o «¿qué miedo me genera hacer una presentación en público?» son esenciales. Al identificar la causa, puedes trabajar en estrategias específicas para enfrentarlas.

Cierra los ojos y respira

Entonces, ¿qué hacer si te encuentras en medio de un ataque de ansiedad? Silvia propone sencillas técnicas de respiración y relajación. Cierra los ojos y respira profundamente. No te olvides de recordar que, aunque sientas que tu mundo se desmorona, estás en un viaje hacia el autoconocimiento.

Es fundamental recordar que la ansiedad, aunque incómoda, no es mortal. Tal como decía Silvia, “la ansiedad ahoga, pero no mata.” Esto es particularmente útil en esos momentos donde parece que no hay salida. Visualizar un lugar seguro o hacer ejercicios de respiración puede ser el primer paso hacia la calma.

Reflexiones finales

La ansiedad es un viaje, no un destino. La lucha no es sencilla, y ciertamente no hay una solución mágica, pero lo que Silvia Vidal enfatiza es que se puede vivir plenamente y sin la sombra de la ansiedad desadaptativa. La clave está en abrazar nuestros miedos con amor, entender la conexión entre mente y cuerpo, y sobre todo, permitirnos sentir y expresar nuestras emociones.

Al final del día, cada uno de nosotros tiene el poder de escribir su propia historia. ¿Estás listo para dar ese primer paso? Con un poco de risa, amor propio y las herramientas correctas, estoy seguro de que puedes enfrentar tu propia ansiedad y aprender a vivir en paz, tal como nos propone Silvia en su obra. Porque, vamos, un poco de ansiedad no nos define, ¿verdad?