La violencia de género es uno de esos temas que, a primera vista, nos deja sin palabras. ¿Qué puede ser más devastador que el sufrimiento de un niño? La reciente tragedia de Xavi y Noa, dos pequeños de 10 y 7 años que perdieron la vida en Barcelona, nos obliga a reflexionar sobre un aspecto extremadamente doloroso de esta problemática conocida como violencia vicaria. Como si no fuera suficiente con las estadísticas, que de por sí son alarmantes, la exclusión de este caso de la lista oficial de asesinatos vicarios por parte del Ministerio de Igualdad parece un mal chiste. Pero, ¿cuáles son las implicaciones de esta decisión? ¡Acompáñame a desentrañar esta inquietante realidad!

¿Qué es la violencia vicaria?

Primero lo primero. La violencia vicaria es un término que se refiere al daño infligido a niños, familiares o seres queridos con la intención de hacer sufrir a una víctima directa de violencia de género, a menudo en un intento de ejercer control o venganza. En este caso, la violencia lleva un matiz aún más oscuro, si cabe, siendo los niños las verdaderas víctimas de una lucha entre adultos. ¡No puedo evitar sentir una punzada en el corazón solo de pensarlo!

Como madre/padre, o incluso como cuidador, uno se pregunta: ¿qué tipo de monstruo es capaz de hacerle daño a un niño para herir a su pareja? Es doloroso, desolador, y si no cuidamos de ello, se convierte en una espiral de violencia que afecta a las generaciones venideras.

La tragedia de Xavi y Noa

La historia de Xavi y Noa comenzó con lo que debería haber sido un día normal, un simple regreso a casa después de las vacaciones. La madre de los pequeños, al no recibir noticias de ellos tras las fiestas navideñas, dio la voz de alarma a los Mossos d’Esquadra. Los llegaron a la casa del padre, donde hallaron los cuerpos sin vida de los hermanos y su padre, el cual también había muerto por inhalación de gas.

Según las investigaciones, no hay pruebas suficientes para considerar que sus muertes fueron intencionales. ¿Qué sentido tiene esta lógica? ¿Tener pruebas concretas para calificar algo como una muerte violenta que además dejó atrás a unos padres sin sus pequeños? La decisión del ministerio de excluir este caso de las estadísticas de asesinatos vicarios baja el número de víctimas a ocho este año, pero eso no hace que la tragedia sea menos dolorosa ni más comprensible.

Estadísticas sobre la violencia vicaria en España

La violencia vicaria es un fenómeno que ha sido objeto de estudio desde hace varios años. Desde 2013, hemos visto cómo la violencia no solo afecta a las mujeres, sino que también se extiende a sus hijos e hijas. Tras la decisión de excluir el caso de Xavi y Noa, el número de menores asesinados por un contexto de violencia de género se ha mantenido en ocho en lo que va de 2024. Pero, curiosamente, esto nos hace preguntarnos: ¿realmente el número de víctimas disminuye o estamos simplemente jugando con las cifras?

Lo que es claro es que desde 2013 hasta hoy, se han producido 61 asesinatos de este tipo, lo que indica que la violencia vicaria no es un fenómeno nuevo. Por el contrario, es algo que hemos estado ignorando por mucho tiempo. En 2015 se registró el máximo histórico con nueve asesinatos, y aunque la cifra ha fluctuado, cada caso representa un dolor angustioso, una pérdida irreparable.

La importancia del riesgo en la violencia vicaria

Desde 2019, el Ministerio del Interior ha comenzado a evaluar el riesgo al que están expuestos los menores hijos de mujeres víctimas de violencia de género. En este proceso, se han identificado 5.566 niños en riesgo de sufrir violencia vicaria. ¡Cinco millares! ¿Cómo es posible que, con cifras tan alarmantes, no se tomen medidas drásticas?

Esto es un grito silencioso que nos insta a no solo reflexionar, sino también a actuar. Si se sabe que hay tantos niños en riesgo, la inversión en programas de apoyo psicológico y social, así como la creación de redes de acompañamiento, debería ser una prioridad indiscutible del gobierno.

Cómo ayudar a las víctimas de violencia de género

Es fundamental que todos, como sociedad, tomemos una postura activa en la lucha contra la violencia de género. Existen recursos para ayudar a las víctimas, desde el teléfono 016 que ofrece asistencia las 24 horas del día en 53 idiomas, hasta el servicio de WhatsApp y el correo electrónico [email protected], donde las víctimas pueden comunicarse sin miedo a ser juzgadas. La discreción es esencial; por eso el número de teléfono no queda registrado en la factura, pero hay que borrar el historial de la llamada. ¡Es un verdadero laberinto por el que moverse!

Y si hablar no es una opción, la aplicación ALERTCOPS permite enviar alertas geolocalizadas a la policía. Las opciones son variadas, pero también hay que recordar que al final del día, la voz que más importa es la de cada víctima, la de cada mujer que se siente sola en su situación. Como aquel dicho: «La ayuda está en la esquina, pero a veces la esquina es un lugar muy alejado».

Reflexionando sobre la gestión de las estadísticas

No se puede ignorar cómo la administración pública gestiona el problema. ¿Estamos realmente hablando de las vidas que se han perdido o más bien de una cuestión numérica? Cuando el ministerio excluye casos de esta magnitud de las estadísticas, parece que se está minimizando el sufrimiento, como si poner más números en un informe pudiese cambiar la realidad. ¿Qué tipo de sentido tiene eso?

Es un juego de datos, pero detrás de esos números hay historias, sueños y vidas que nunca fueron vividas. Cada cifra es un niño, un padre, una madre, y cuando comenzamos a verlo de esa forma, la reflexión se vuelve abrumadora. ¿Qué podemos hacer para cambiar esta narrativa? La respuesta radica en la acción, en no dejar que las historias caigan en el olvido.

Conclusión: el legado de Xavi y Noa

La historia de Xavi y Noa debería ser una llamada a despertar, un recordatorio de que la violencia vicaria es una realidad abrumadora y trágica que no podemos permitirnos ignorar. Aunque su caso ha sido excluido de las estadísticas oficiales, no se puede minimizar el dolor que representaron para su madre, su familia y nuestra sociedad.

La lucha contra la violencia de género es un esfuerzo colectivo. Requiere que todos nos unamos, que levantemos la voz y que no dejemos que la realidad sea perdida entre los informes y las estadísticas. Después de todo, la vida es más que números, es un tejido que se entrelaza con las emociones, las historias y, sobre todo, las esperanzas de un futuro mejor.

Recuerda: no estamos solos en esta lucha. La próxima vez que escuches un caso de violencia de género o violencia vicaria, en lugar de voltear la mirada, considera qué papel puedes desempeñar. Porque con cada pequeña acción, estamos contribuyendo a escribir una nueva historia, una historia donde el amor y la seguridad prevalezcan sobre el miedo y el sufrimiento.

💔 Si conoces a alguien que necesite ayuda, no dudes en dirigirla a los servicios disponibles. ¡Cada vida importa!