La palabra adaptación ha tenido un significado muy diferente en las últimas décadas. Desde que el cine encontró su camino entre páginas de novelas clásicas, se ha visto un flujo constante de relatos transformados en guiones, pero la transición no siempre es suave. Recientemente, el 11 de diciembre de 2023, Netflix se aventuró a llevar a la pantalla una de las obras más emblemáticas de la literatura latinoamericana: Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. ¿Fue este intento una celebración de la genialidad del autor o una desilusión para aquellos que aman Macondo y sus habitantes?

El primer vistazo a Macondo: ¿Un sueño o una pesadilla?

Como ávido lector, mi primer encuentro con Cien años de soledad fue más que un simple acto de lectura; fue una inmersión en un mundo donde los fantasmas compartían la nube de polvo con los vivos y la lluvia tenía más historia que cualquier anciano del pueblo. Así que, cuando supe que Netflix estaba lanzando una adaptación, una mezcla de emoción y miedo recorrió mi cuerpo. ¿Cómo podían capturar el alma de Macondo, esa corriente mágica que reside entre las palabras de García Márquez, en un algoritmo de producción?

Al igual que muchos, esperaba encontrar el mismo espíritu que me cautivó en el libro, pero me quedé con la inquietante sensación de haber visto un anuncio de café que se prolongó durante horas. Pero no solo yo lo pensaba. En una reciente columna para EL PAÍS, el escritor Sergio del Molino no se contuvo al expresar su desaprobación, describiendo la serie como un «producto industrial, previsible y calculado». Y, honestamente, su crítica resonó profundamente.

Ser o no ser: la voz en off y los pasajes literales

Una de las críticas más notables de Del Molino es sobre la voz en off que parece haberse tomado la libertad de leer pasajes literales de la novela. ¡Oh, el horror! ¿Acaso los productores pensaron que podríamos disfrutar de un audiolibro ambientado en vivo entre escenas? Cada frase añadida se sentía como un recordatorio del abismo entre la literatura y el cine.

A veces, una lectura en voz alta puede ser conmovedora, pero en este caso, era más bien una desconexión brutal. Ahora, si te has preguntado por qué uno se sentiría así, imagina esto: ¿alguna vez has intentado ver una película que se base en una de tus novelas favoritas y encontraste que la trama de tu vida estaba mejor escrita que el guion? ¡Ese fue el nivel de frustración!

Un Macondo de papel maché

Del Molino también critica la cinematografía, señalando que parecía más bien un anuncio que una representación vívida de la narrativa de García Márquez. Les seré honesto: me sentí como si estuviera viendo a los personajes de Cien años de soledad ser usados como parte de una campaña publicitaria de moda. La saturación de color que adornaba cada escena no capturaba el carácter melancólico y el realismo mágico que el autor tan hábilmente había tejido a lo largo de su obra.

Esto me llevó a recordar la primera vez que vi una adaptación de un libro que amaba. Salí de la sala de cine con la sensación de que la esencia de la historia se había perdido en el proceso. Lo bueno de leer es que, al menos, siempre puedes volver a tus libros y encontrar consuelo en su autenticidad. Pero, ¿qué pasa cuando el cine toma la delantera y tu obra favorita se convierte en un evento mediático?

De la tierra de García Márquez a Alvarado

Y ya que estamos hablando de eso, hablemos un poco de la ubicación de filmación. La opción de rodar en Alvarado, Tolima, a cientos de kilómetros del hogar de Gabriel García Márquez, dejó a muchos con una sensación de decepción. Es como si intentaran hacer honor a un artista al mismo tiempo que ignoraban su herencia local. En lugar de transmitir la esencia auténtica de Macondo, se les por ese camino nomadeante que a menudo las producciones hollywoodenses eligen: «¿Por qué seguir la historia, si podemos crear un nuevo escenario y llamarlo igual?»

La historia debería tejerse con el lugar en el que se desarrolla. Después de todo, Macondo no es solo un escenario; es casi un personaje más en la novela. Sin sus costumbres, su atmósfera y su geografía, ¿cómo pueden llevar a cabo un homenaje fiel?

Las tres condiciones que dejó García Márquez

Aquí hay algo crucial que muchos tal vez no sepan: García Márquez dejó tres condiciones claras para cualquier posible adaptación de su obra. Rodrigo García, su hijo, las explicó muy bien. Primero, que se contara «en muchas horas», segundo, que se hiciera «en español» y tercero, que se filmara «en Colombia». Al parecer, solo pudieron cumplir con la última parte. Y creo que todos podemos coincidir en que es difícil respetar su legado si no se siguen estas pautas.

Por lo tanto, la gran pregunta es: ¿se justifican las decisiones de producción si el resultado es una adaptación decepcionante? Es un debate interesante, pero definitivamente se siente como una predestinación al desastre.

Reflexiones finales sobre la adaptación de Netflix

Así que, ¿qué nos queda después de este viaje cinematográfico hacia Macondo? La nostalgia se siente pesada, casi tangible. Quienes hemos leído la novela, sabemos que Cien años de soledad nos habla de ciclos, de repetición y de destino. Quizá agonizar por la adaptación de Netflix es simplemente otra forma de reencontrarnos con el texto original, otra oportunidad para sumergirnos en el mundo no diluido por efectos especiales y ego de producción.

La crítica de la serie nos recuerda que el legado de García Márquez sigue vivo, y cada palabra que escribió tiene un peso que el cine, a menudo superficial, puede no ser capaz de soportar. Y aunque Netflix esté aquí para intentar darle vida a Macondo, en realidad, somos nosotros quienes debemos hacerlo al sumergirnos en sus páginas.

La próxima vez que pienses en una adaptación, pregúntate: ¿la historia se mantiene fiel a su esencia? O, tal vez, ¿es mejor dejar las palabras en su forma original, donde pueden danzar libremente en nuestra imaginación? Así que la respuesta a esta adaptación de Cien años de soledad podría no ser sí o no, sino simplemente abrir el libro una vez más y recordar que a veces, lo mejor es quedarnos con el original.


Si ya has visto la serie de Netflix, me encantaría saber tus opiniones. ¿Te sentiste satisfecho con la adaptación o también pensaste que era mejor volver a leer el libro? ¡Comparte tus pensamientos! Y quien sabe, tal vez en un futuro se hable de una segunda oportunidad para Macondo, esta vez, con más corazón y menos marketing.