¿Alguna vez te has preguntado cómo sería ver tu libro favorito cobrar vida? Para Ken Follett, este sueño se ha vuelto una emocionante realidad. El célebre autor de Los pilares de la tierra, una obra que ha vendido cerca de 200 millones de ejemplares desde su publicación, se encuentra en una situación inusitada y asombrosa: presenciar la adaptación musical de su novela en el teatro EDP de la Gran Vía madrileña. Sí, ¡así como lo lees! Un musical basado en una historia épica del siglo XII que combina violencia, poder y, por supuesto, la majestuosa construcción de una catedral.
El viaje de un escritor a director de escena
Follett nunca imaginó que su obra, que indaga en la complejidad de la humanidad y la lucha por el poder, se convertiría en algo tan monumental como un musical. “Me parecía una locura que hicieran esto. Estoy aquí sentado, viéndolo todo hecho y pienso: ‘¿De verdad escribí esto?’”, se confiesa el autor en medio de la escenografía vibrante de su historia.
Personalmente, cuando pienso en las adaptaciones de libros a otros formatos, me viene a la mente un hilo de ansiedad y expectación. Recuerdo cuando vi la adaptación de El Señor de los Anillos; esperaba ver a los hobbits correr por la Comarca y me encontré con un espectáculo grandioso, ¡donde casi me caigo de la butaca! Pero esta experiencia debió de superar cualquier expectativa que Follett había tenido.
La locura detrás de la producción
Si bien para Follett el sueño se está materializando, para Federico Barrios, el director del proyecto, todo comenzó con una invitación de Darío Regattieri, el productor loco detrás de la idea. “Es un reto muy grande cuando haces un proyecto así, de una novela tan larga y tan interiorizada en la mente de las personas, manteniendo su esencia”, explica Barrios. ¡Y vaya reto! Resumir casi 1,000 páginas en tan solo dos horas y media de representación no es tarea fácil.
Ahora bien, imagina que te piden que hagas un resumen de tus vacaciones; no es fácil no mencionar los momentos más emocionantes ni perderte en los detalles. Ahora multiplica eso por mil…
Darío Regattieri, con su bolsa siempre a cuestas y una energía que podría iluminar una ciudad, también invirtió más de cuatro millones de euros en esta monumental producción, que desde sus inicios en 2017 ha sido una montaña rusa de emociones y decisiones. “La verdad es que sí estamos locos”, dice Regattieri con una sonrisa, como si estuviera listo para desafiar a las alturas.
La música como hilo conductor
Si algo hemos aprendido es que, en las producciones musicales, la música es el hilo conductor que, más allá de ser un acompañamiento, permite a la audiencia emocionalmente conectar con la historia. Iván Macías, el compositor, se embarcó en un proceso profundo y exhaustivo para lograr la esencia del libro. Al hablar sobre su proceso creativo, expresa: “Lo que hago es hacer una lectura muy profunda del texto e identifico las emociones de los personajes”. Su visión es tan clara como el agua de manantial: traducir las emociones complejas de Follett en melodías que resuenen en el corazón de la audiencia. Y, créeme, no es solo un trabajo de dígitos y notas, sino de sumergirse completamente en la obra.
Lo extraño es que la primera vez que se acercaron a Follett, este tuvo que dar un “no” rotundo. Pero como en toda buena historia, la perseverancia fue la clave. Regresaron con una propuesta más sólida, más musical y con las emociones bien trabajadas. ¿Quién necesita un genio de la lámpara cuando puedes tener un compositor?
Desafíos creativos y escenográficos
Así como la catedral de Follett tuvo sus desafíos, ¡también los tuvo esta producción! Según Ricardo S. Cuerda, el escenógrafo a cargo, “es imposible construir una catedral en un teatro”. La solución radicó en ser creativos y utilizar elementos simbólicos. La escenografía no se limita al espacio del escenario, sino que el equipo creativo decidió convertir toda la sala en una realidad del siglo XII. Desde la llegada del público, todo está diseñado para sumergirte en la historia.
La pandemia fue un duro golpe, derrumbando planes como si fueran piezas de un dominó. La adaptación se detuvo y el equipo tuvo que esperar hasta que la tormenta pasara. Sin embargo, con cada desafío, su determinación se ha reafirmado, y finalmente, después de siete años de trabajo, el espectáculo está a punto de brillar.
¿Te imaginas lo que se siente al construir algo tan ambicioso? No solo en términos de infraestructura, sino también emocionalmente. ¿Aceptarías el reto, o mejor te quedas en casa?
La emoción de ver tu obra en el escenario
Para Follett, ver su obra cobrar vida debe ser similar a un niño viendo su castillo de arena derrumbarse, solo para luego reconstruir uno aún mejor. En sus palabras: “Es un gran momento para mí, es un testimonio de la historia que he escrito”. El sentir que su historia ha tomado un nuevo giro y se ha transformado en un espectáculo es un logro monumental no solo para él, sino para todo el equipo detrás del musical.
Aún con esa alegría, la incertidumbre persiste: “Acojona, sí. Y además, en el mundo del musical sucede que, si tiene éxito, es gracias a la producción, y si no, es culpa del director”, reflexiona Barrios. La verdad, amigo lector, es que ver a un autor y su equipo lidiar con esas emociones debe ser un espectáculo en sí mismo.
Gran expectación por el estreno
El estreno de la producción de Los pilares de la tierra no es solo un evento; es un hito histórico, una declaración de intenciones. Quieren, no solo conquistar Madrid, sino exportar esta creación a Broadway. ¿Podrá esta producción hacer frente a las grandes historias de Nueva York? Por el momento, la fe de Regattieri no conoce límites, ya que asegura: “Queremos ser exportadores. Nuestra meta es llegar a Broadway y lo conseguiremos”.
Honestamente, aspiro a que logren volar alto. En un mundo donde las historias se entrelazan con lo visual, el musical de Los pilares de la tierra podría ser una maravilla que un día dominará los escenarios del mundo.
Conclusión: La magia del teatro
A veces nos olvidamos del poder del teatro y de cómo una adaptación puede traer a la vida sentimientos dormidos, mundos olvidados y tramas que nos hacen reflexionar sobre nuestro propio lugar en el tiempo. Así como la catedral simboliza la aspiración y el esfuerzo humano, esta producción es un testimonio de cómo los sueños de un escritor pueden expandirse, crecer y transformarse.
Si alguna vez te has perdido en un libro, tal vez deberías considerar asistir al musical de Los pilares de la tierra. Si bien las temporadas cambian y los estilos evolucionan, la esencia de una buena historia siempre permanecerá. ¿Y quién sabe? Tal vez puedas reconocer emocionantes giros y escenas que te remindarán esos momentos mágicos que tanto aman leer.
No vamos a olvidar que, en este viaje, el éxito sienta a su lado y el fracaso no es más que una oportunidad de levantarse nuevamente. ¿Estás preparado para despertar tus emociones y sumergirte en esa catedral hecha de notas, luces y, sobre todo, historias?