A medida que se acerca el 5 de noviembre, el clima político en EE. UU. se vuelve más tenso. Esta vez, el centro de atención no está solo en el enfrentamiento entre dos figuras políticas, sino en un fenómeno intrigante: el papel del star system y la moda como herramientas de poder. Kamala Harris se encuentra en el epicentro de este torbellino, y no se puede ignorar que, a pesar de las diferencias ideológicas y de estilos, la política en 2023 está más influenciada que nunca por las luces brillantes de Hollywood.
La sombra de Margaret Thatcher: ¿una comparación justa?
Primero, hablemos de las comparaciones. Al parecer, cada vez que hay una mujer en el poder, la historia no puede evitar deleitarse en comparaciones. Camila Harris, vicepresidenta de EE. UU., ha sido vinculada a Margaret Thatcher. Sí, esa Margaret Thatcher, la Dama de Hierro británica. Como si estuviera atrapada en una especie de concurso de imitaciones. Personalmente, siempre he pensado que la política es como un desfile de modas, cada uno se presenta con su atuendo y su mejor sonrisa, pero a veces todo eso es solo fachada.
Kamala está adoptando un enfoque diferente al de Hillary Clinton en 2016. Mientras que Hillary promovió la idea de que “ya es hora de que una mujer gobierne”, Kamala parece tener una agenda más centrada en mostrar su capacidad de liderazgo y tendencia a enmarcar su mensaje en términos de fortaleza, libertad y poder. ¿Es esto lo que realmente la gente quiere ver? Puede que sí. Pero, ¿por qué seguimos hablando de ‘techo de cristal’ cuando existen tantas ventanas por abrir?
El poder de la moda en la política
Harris ha hecho de su vestimenta una declaración de intenciones. El traje pantalón que usa no solo resuena con el estilo político de Angela Merkel (quien, por cierto, se volvió una especie de ícono de la moda política), sino que también habla de poder y resiliencia. Kamala es consciente del lenguaje que su atuendo transmite; su icónico collar de perlas es la pizca de feminidad que contrarresta la aridez de los trajes. Pero, seamos sinceros, ¿la moda realmente puede influir en nuestra percepción de la habilidad política de una persona? La respuesta es complicada.
Recuerdo una vez que me presenté a una reunión vestida de manera excesivamente formal para un brunch. La gente pensó que estaba allí para liderar una junta de negocios, cuando en realidad solo quería disfrutar de un buen café y un croissant. A veces, la primera impresión puede ser un arma de doble filo.
Estrellas brillantes apoyando a Kamala: ¿un salvavidas?
El apoyo de celebridades juega un papel importante en la campaña de Kamala. Desde Beyoncé hasta Oprah Winfrey, hay una constelación de estrellas que han salido en su apoyo. Recientemente, Beyoncé hizo su primera aparición pública respaldando a Harris, y la emoción fue palpable. “No estoy aquí como una celebridad, estoy como una madre”, dijo una Beyoncé que, aunque suele estar rodeada de glamour, jamás olvida lo que realmente importa.
¿Puede el apoyo de las estrellas realmente influir en la decisión de los votantes? El politólogo Miguel Candelas opina que la celebración de apoyo puede ser útil, pero advirtió que “depender de las celebridades puede volverse un arma de doble filo”. La pregunta es: ¿los votantes realmente cambian su opinión al escuchar que una celebridad les dice a quién votar?
La juventud también habla: Cardi B y Taylor Swift se suman
Además del apoyo de las grandes celebridades, también hay un comportamiento notable entre los artistas más jóvenes. Desde Cardi B hasta Billie Eilish, el mensaje es claro: Kamala Harris está ganando el apoyo de la juventud. Charli XCX, por ejemplo, se refirió a Kamala de una manera divertida y fresca, comentando que era “una mocosa”, lo que hizo que el equipo de Harris se aprovechara de ello de una manera creativa.
Y luego está Taylor Swift, que una vez más se adentra en las aguas políticas, mostrando su apoyo en una publicación de Instagram que se volvió viral. En el marco de un debate, la “mujer de los gatos sin hijos” ha captado toda la atención de sus 283 millones de seguidores. Al parecer, la combinación de una gata y un mensaje claro sobre la verdad en la política resulta ser una explosión en las redes sociales. ¿Acaso el eco de su mensaje tocará las puertas de la conciencia de sus seguidores?
La polarización política: entre la élite y el pueblo
Trump, por un lado, se presenta como el pequeño David luchando contra la Goliat de la élite. Mientras Kamala intenta mostrar poder y capacidad, él parece pintarse como el patriota que defiende al pueblo. Pero este juego de «quién tiene el poder» puede convertirse en un caos.
Ambos lados tienen su legión de seguidores y detractores. La pregunta es: ¿debería la política ser tan polarizante? ¿No deberíamos, al menos, aspirar a un sentido más unificado en nuestro sistema político? Si hay algo que todos deseamos es un poco de mesura.
El riesgo de un doble filo: el poder de las celebridades
Candelas también señala que el apoyo de figuras como Taylor Swift puede ser un arma de doble filo. ¿Por qué? Porque pueden ser percibidas como parte del establishment y podría contribuir a una imagen negativa del candidato, tal como ocurrió con Hillary Clinton, cuyos numerosos apoyos la convirtieron en una figura casi “diabólica” para algunos.
La realidad es que los votantes son seres humanos pensantes, ¿no es cierto? La decisión de a quién votar no debería depender del último giro en las redes sociales o del respaldo de una celebridad. Si el votante hace su elección basándose en lo que tiene sentido para ellos, la política podría ser más efectiva.
Reflexiones finales: ¿hacia adelante o hacia atrás?
A medida que se aproxima el 5 de noviembre, la pregunta persiste: ¿Kamala Harris podrá sostener su momentum? A través de su enfoque de moda y el apoyo de una brillante alineación de celebridades, parece que está intentando navegar las turbulentas aguas de la política actual con una dosis de glamour. La observación del impacto que el star system puede tener en las elecciones es fascinante, pero la efectividad de este enfoque sigue siendo incierta.
Quizá lo más importante es que, sin importar la moda, las estrellas o el ruido, la gente necesita creer en que su voto tiene un impacto. Después de todo, podemos disfrazar la política con trajes elegantes y palabras dulces, pero al final del día, la verdadera cuestión radica en si Kamala Harris puede resonar con el electorado de una manera que trascienda esos adornos.
Así que, amigos, como diría una buena amiga mía: “La política es un carnaval de disfraces. ¿Estás listo para elegir tu disfraz?”.