La justicia en Brasil ha dado un paso importante, y después de más de seis años de espera, el caso del asesinato de Marielle Franco, una concejala valiente conocida por su activismo en pro de los derechos humanos, finalmente ha tenido un desenlace. Pero antes de que empecemos a celebrar el veredicto, hablemos primero de por qué esto ha tomado tanto tiempo y lo que significa para Brasil y, sobre todo, para la familia de Marielle.

Un crimen que conmovió al país

Marielle Franco, una mujer negra, madre adolescente, lesbiana y nacida en la favela, no era solo una política; era una voz valiente que luchaba contra la discriminación y la violencia. Su asesinato el 14 de marzo de 2018 fue un crimen de odio que resonó no solo en Brasil, sino también a nivel internacional. La cuestión que todos nos hemos hecho es: ¿por qué tardó tanto el sistema de justicia en actuar?

La jueza Lúcia Glioche, en una declaración plena de emoción y contundencia, afirmó que «la justicia a veces es lenta». ¡Qué cierto es! En este caso, la lentitud parece haber sido un eufemismo. 75 meses y 17 días después de que Marielle fue asesinada, el veredicto se reveló: 78 años de prisión para Ronnie Lessa, el que disparó, y 59 años para Élcio Queiroz, quien conducía el vehículo de escape.

La reacción de la familia y la comunidad

La sala del tribunal se llenó de abrazos, lágrimas y aplausos cuando se emitió el veredicto. Imagina estar ahí con la familia de Marielle, esperando un rayo de esperanza. Según las palabras de su viuda, Mônica Benício, el alivio era palpable, aunque también lo era el dolor por la ausencia que ninguna sentencia puede reparar. «Ninguna condena es restauradora de la ausencia», dijo Mônica, encapsulando la complejidad de la justicia como un concepto que nunca puede llenar el vacío que dejan personas como Marielle.

La primera dama de Brasil, Janja da Silva, junto a otros activistas, también hizo eco de la necesidad de seguir luchando contra la violencia política de género, afirmando que esta era una batalla diaria. Y, de hecho, debe ser agotador: ¿cómo es posible seguir adelante cuando las sombras de la injusticia y la impunidad parecen ser interminables?

Culpables y cómplices

Es aquí donde la narración se complica.** Marielle** Franco fue asesinada en momentos de un intenso conflicto político y social en Brasil, donde el crimen organizado se entrelazó con la política local. Las motivaciones detrás de su asesinato fueron reveladas durante el juicio, apuntando a intereses inmobiliarios. Chiquinho y Domingos Brazão, dos políticos vinculados a las milicias, eran los que más se beneficiaban de la especulación del territorio que Marielle intentaba proteger.

¿Te imaginas vivir en un lugar donde, a menudo, los políticos son en realidad los villanos? Es un giro de trama digno de una serie de Netflix. Pero, en lugar de ser una dramatización, es una realidad trágica en Brasil.

La pregunta del millón: ¿quién ordenó el asesinato?

Mientras las muertes de Ronnie y Élcio condenados se leen como un alivio, una oscura nube de preguntas persiste en el aire: ¿quiénes son los verdaderos autores intelectuales de este crimen? Antonio, el padre de Marielle, expresó con tristeza que «la lucha continúa», resaltando la necesidad de hallar a los verdaderos responsables que orquestaron el plan para silenciar a su hija.

Por otro lado, el susurro de nombres como Jair Bolsonaro resuena en los pasillos de las redes sociales. Las conexiones entre la familia Bolsonaro y los implicados en el crimen ponen a todos en estado de alerta. ¿Podría ser que el ex presidente tuviera conocimiento de lo que iba a suceder? Las conspiraciones son ricas en detalles, y a menudo es fácil dejarse llevar por la especulación. Sin embargo, las evidencias apuntan a algo más nebuloso: una red de complicidad que se extiende más allá de lo que la mayoría puede imaginar.

La lucha por la verdad: un camino difícil

La investigación fue un autentico juego de intrigas. El informe de la Policía Federal sobre el caso mostró que el antes mencionado Rivaldo Barbosa, un delegado de policía que había sido confiablemente designado, fue culpable de obstruir la investigación. La chulería de la corrupción es impactante. ¿Puedes creer que la policía, encargada de proteger y servir, en muchos casos se convierta en un obstáculo a la justicia?

La intervención de la Policía Federal finalmente trajo algo de claridad al caso: menos de 60 días después de que asumió el control, lograron hacer avances que la policía local nunca había podido. El compromiso del gobierno de Lula en presentar una nueva Propuesta de Enmienda Constitucional es un intento de evitar que horrores como el asesinato de Marielle se repitan, estableciendo un marco que permite a la policía intervenir en los bastiones de las milicias. Pero, nuevamente, esto plantea preguntas serias: ¿será suficiente?

Reflexiones sobre el camino hacia la justicia

La sentencia contra los dos acusados fue, sin duda, un hito. Pero es un hito frágil en la lucha general por la justicia en Brasil. La historia de Marielle resuena en muchas voces, y no solo en la suya: representa el deseo de un país que anhela un cambio, una demanda de justicia que grita a través de las calles.

Ahí está la ironía, ¿verdad? Al mismo tiempo que celebramos el veredicto en su caso, debemos también recordar que la lucha es por todas las Marielle que aún no han recibido justicia. La violencia de género y la misoginia continúan, pero la familia de Marielle y muchos otros están decididos: no dejarán que su memoria caiga en el olvido.

Un llamado a la acción: la justicia sigue siendo una lucha diaria

La justicia es tanto un concepto como un esfuerzo diario. Mientras las familias siguen luchando por sus seres queridos caídos, nosotros, como ciudadanos del mundo, debemos mantenernos informados y comprometidos con la verdad. La historia de Marielle es una advertencia sobre los peligros de la desinformación y el silencio. Y aunque el caso ha provocado emociones tanto de alivio como de tristeza, estamos obligados a recordar que, al final del día, la lucha por la igualdad y la justicia no es solo de unos pocos, sino de todos.

Así que, si hay algo que aprender de este caso es que la justicia puede ser lenta, sí, pero la lucha por ella nunca debe detenerse. Y mientras algunos celebran las condenas, otros ya se preparan para el siguiente round en la búsqueda de la verdad. ¿Y tú, qué harás al respecto?

Así que, amigos, estemos atentos a lo que sucede, apoyemos a quienes luchan diariamente por la justicia y llevemos el mensaje de Marielle en nuestro corazón como un recordatorio de que, aunque la justicia es dura y a menudo le cuesta llegar, siempre habrá quienes lucharán para que lo haga. Porque al final del día, cada uno de nosotros tiene el poder de ser una voz en esta lucha.


Con esto, espero que este artículo no solo haya informado, sino que también haya resonado contigo. ¿Te une al llamado de justicia? ¿Te inspiran historias de lucha como la de Marielle Franco? Compártelo, y sigamos conversando al respecto. ¡La palabra es poder!