En un mundo donde la historia y los lazos culturales a menudo se ven eclipsados por las divisiones políticas y sociales, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, decidió iluminar el camino de las conexiones hispano-peruanas. Durante su reciente visita al Perú, específicamente en el contexto del 490 aniversario de la fundación de Lima, se dirigió a un público cautivado, lanzando una serie de reflexiones que no solo honraban la historia sino que también reivindicaban el mestizaje como una fuerza cultural unificadora.

La Gran Cruz y la historia en la Ciudad de Lima

El primer acto de esta travesía fue la imposición de la Gran Cruz de la Orden al Mérito por parte del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga. Al aceptar este honor, Ayuso hizo hincapié en que lo recibía en nombre de todos los madrileños, estableciendo inmediatamente un puente simbólico entre las dos ciudades. A veces, me pregunto si los políticos son conscientes del peso de sus palabras, pero evidentemente, en este caso, Ayuso estaba bien consciente de la importancia de la ceremonia.

La conexión entre Madrid y Lima no es solo geográfica; es cultural, histórica y emocional. “Si yo recibo esta condecoración, es porque representa la inmensa comunidad de madrileños de origen peruano”, subrayó Ayuso, reconociendo así la contribución de una comunidad que ha florecido en la capital española. Y quien no se ha encontrado alguna vez en un bar madrileño disfrutando de un buen pisco sour mientras se conversa en quechua y español al mismo tiempo? Esa es la riqueza del mestizaje que celebramos y que Ayuso evocó en su discurso.

Mestizaje: entre la historia y la modernidad

Uno de los puntos más destacados en el discurso de Ayuso fue su defensa del mestizaje como un valor fundamental dentro de la historia hispanoamericana. «Si el mestizaje es la mejor defensa contra la intolerancia, recordemos con orgullo que el primer mestizaje nace en esta tierra…», comentó, mencionando la figura de Quispe Sisa, la hermana del inca Atahualpa, quien se convirtió al cristianismo y tuvo dos hijos con Francisco Pizarro.

Esto me lleva a recordar un viaje que hice a Perú hace algunos años. Estaba maravillado por la diversidad cultural de Lima, desde el Barranco hasta el centro histórico, y me di cuenta de que la historia se siente en cada esquina, en cada plaza. Pero, ¿qué significa realmente ser parte de ese mestizaje? Ayuso dejó claro que no se trata solo de una mezcla de razas, sino de una fusión de ideas, tradiciones y legados que revelan nuestra humanidad compartida.

La historia no es black and white

Más de una vez he escuchado la narrativa que pinta el mestizaje como un resultado de la colonización, pero Ayuso se opone a esa idea afirmando que “Perú jamás fue colonia, sino uno de los virreinatos; esto es, un territorio de igual a igual”. La polémica sobre la historia de la colonización siempre generará debates apasionados y quizás hasta alguna acalorada discusión en una fiesta, pero es vital que nos mantengamos informados y abiertos a nuevas perspectivas. Cuánto de las versiones que hemos aprendido se basa en narrativas limitadas que, a menudo, ignoran las complejidades de la historia.

Lazos actuales entre Madrid y Lima

Más allá de las palabras, en la práctica, Madrid y Lima mantienen relaciones más fuertes que nunca. Más de 150,000 peruanos residen actualmente en Madrid, contribuyendo al tejido social y económico de la ciudad. Es fascinante cómo, en un mundo tan globalizado, podemos ver cómo las comunidades se entrelazan. En una ciudad como Madrid, donde la diversidad es palpable, no es raro escuchar acentos variados y ver rostros que nos recuerdan las raíces peruanas.

Y seamos honestos, a veces, cuando veo a un compatriota peruano en el metro de Madrid, hasta me ilumina el día. No porque estén vendiendo algo, sino porque la conexión es instantánea. Es un «¡Hola, hermano!» sin necesidad de hablar. En este sentido, el mestizaje va más allá de las antepasados; se trata de entender que estamos entrelazados en el presente.

La importancia de recordar juntos

En su emotivo discurso, Ayuso también hizo un llamado a la unidad: “Lo que lleva unido quinientos años no podrán separarlo a base de mentiras ni leyendas negras”. Es un recordatorio del poder de la memoria histórica, que no solo nos conecta con el pasado, sino que también nos da las herramientas para construir el futuro.

¿No cuántas veces hemos sentido que la historia nos divide más que unirnos? Recordar juntos no solo es esencial para el bienestar social, sino también para fortalecer los lazos de amistad y cooperación. La historia compartida se convierte, así, en una base sólida para enfrentar los desafíos del presente.

Mirando hacia el futuro

Mientras Ayuso se reunió con autoridades peruanas en Lima, también habló sobre el puerto del Callao, que tiene un significado especial tanto para Lima como para Madrid. Este puerto, que simboliza el intercambio y la nueva colaboración entre ambos países, no es solo una parte de la historia; es un eco de un futuro interconectado. En un mundo donde a veces parece que las naciones van en direcciones opuestas, Ayuso nos recuerda que el verdadero progreso nace del entendimiento y la cooperación.

En este sentido, quisiera cerrar con una reflexión. Si Pizarro y los inca pudieron encontrar un camino hacia la colaboración en el siglo XVI, ¿quiénes somos nosotros para no seguir su ejemplo en el siglo XXI?

Conclusión: Celebrando las raíces compartidas

La visita de Ayuso a Perú no solo fue una celebración de la historia, sino también un recordatorio de las posibilidades que se forjan mediante el entendimiento y la colaboración. El mestizaje, la riqueza cultural y la historia compartida son ingredientes esenciales en la receta de una sociedad inclusiva. En lugar de quedarnos atrapados en narrativas que dividen, celebremos lo que nos une.

Así que la próxima vez que disfruten de un buen ceviche o de unas tapas en Madrid, piensen en las historias detrás de cada plato y en las personas que han contribuido a su creación. Familiarizarse con nuestros legados compartidos no solo es enriquecedor; es una forma de creer en el futuro.

Al final, a esa conexión que llevamos en la sangre, hay que buscarla, alimentarla y nunca dejar que se pierda. ¿Nos uniremos para seguir celebrando este mestizaje que nos hace tan únicos y humanos?