La vida detrás de las luces brillantes y los espectáculos impresionantes de Puy du Fou es, como diría algún conocido filósofo, una realidad que no siempre es color de rosa. ¿Alguna vez has tenido un trabajo que se sintió como una montaña rusa, lleno de adrenalina pero también con más baches de los que hubieras deseado? Eso es lo que reportan muchos de los trabajadores de este famoso parque temático en Toledo, que a menudo se enfrentan a condiciones laborales que invitan a la reflexión. Así que acompáñame en este viaje donde las historias entre bastidores son tan emocionantes (y a veces aterradoras) como los propios espectáculos.
Un saludo poco convencional
«A ver si este año os lesionáis menos», fue el mensaje de bienvenida con el que más de 600 empleados del parque empezaron su temporada en febrero. Vale, puede que no sea el tipo de saludo que uno espera al comenzar un nuevo año laboral. Imagínate llegando a tu oficina y que tu jefe te diga eso. ¿Te reirías o te empezarías a preocupar? La anécdota proviene de uno de los trabajadores, que prefirió el anonimato (y que evidentemente tiene un buen sentido del humor sobre su situación).
Un espectáculo de heridas y risas
Hablar de Puy du Fou es hablar de espectáculos deslumbrantes, donde la historia de España cobra vida de una forma épica. Desde flamencos con espadas hasta batallas con fuego, cada show es un homenaje a la historia, pero ¿a qué costo? Uno de los espectáculos, denominado “El misterio de Sorbaces”, ha recibido un nuevo apodo poco halagador: «el rompepiernas». Solo suena divertido si no eres parte del elenco, ¿verdad? Un actor comentó sobre la presión y la posibilidad constante de lesiones, realizando saltos y combates con espadas. ¡Cuidado con los dedos!
Una experiencia personal
Recuerdo una vez que intenté hacer un salto mortal en una fiesta de cumpleaños (era joven, y el alcohol no ayudó). Aterrizar de espaldas en una cama de inflables fue un espectáculo. Pero, ¡wow!, lo que me dio miedo fue el cinturón de seguridad de los inflables que casi me atrapa. Al menos eso fue solo un dolor momentáneo. Comparado con lo que enfrentan estos actores, mis años como espectáculo de circo fueron un paseo por el parque.
Manteniendo la luz encendida… literalmente
Cuando se trata de trabajar en el espectáculo «El sueño de Toledo», la oscuridad puede ser tanto tu aliada como tu enemigo. Aunque el espectáculo se realiza al aire libre con luz durante el día, se intensifica de noche, lo que hace que la visibilidad sea crucial para los actores. Uno de ellos compartió que se ha torcido un tobillo varias veces debido al terreno irregular y a la mala iluminación. La iluminación es considerada un lujo, y no una norma.
«Lo más fácil es que te lesiones», dice un actor, con una mezcla de resignación y humor negro. ¿Realmente estamos tan acostumbrados al sufrimiento en los trabajos que bromeamos sobre ello? Esa es una pregunta que debería hacer que todos reflexionemos.
La trágica rutina de lesiones
Las lesiones no se limitan a una lista breve; un buzo sufrió una ruptura del tímpano durante una actuación, lo que provocó mareos y un viaje a urgencias. Hubiera sido un alivio que alguien reconociera que esto podría estar relacionado con el trabajo, sin embargo, se encontró lidiando con un sistema de salud que se negaba a hacerse cargo. «Es una enfermedad que te puedes hacer en casa», le dijeron. ¡Qué alivio escuchar eso, ¿verdad?!
Y no olvidemos a las bailarinas, que derrapan en el escenario y terminan con lesiones graves. Una de ellas se quedó «pillada» haciendo un cambré y tuvo que ser trasladada a la enfermería. Al final, el dolor no desaparecía y una serie de “exámenes” de mutuas se volvieron un recorrido que sólo añadía frustración y desesperanza.
Limpiando la escena: una realidad poco glamorosa
Uno pensaría que todos los actores del parque están ahí para brillar, pero la triste realidad es que muchos también son responsables de labores que podrían hacerte replantearte comer en el parque: la limpieza de baños y vestuarios. Los acomodadores, conocidos entre compañeros como «mangas verdes», pasan mucho tiempo limpiando y lidiando con el descontrol del horario. ¿En serio? A veces me pregunto si es una especie de castigo por querer trabajar en el mundo del espectáculo.
Una exacomodadora relata cómo los vestuarios estaban constantemente en un estado lamentable. La falta de buenas botas hace que enfrentar rocas y terreno irregular sea aún más peligroso. “A veces sientes que estás caminando con una bola de boliche en tus pies”, bromeó. El humor resulta ser el gran aliado en situaciones incómodas, pero no debería ser una necesidad.
No solo los actores sufren
La atmósfera en Puy du Fou también puede ser tóxica para aquellos que no están en el escenario. La presión en el trabajo puede resultar tan agobiante que puede llevar a ataques de ansiedad. Una exacomodadora tenía que lidiar con situaciones de estrés intenso y bullying laboral que la llevaron a un límite. ¿Hasta qué punto una cultura laboral debe ser sostenible? La pregunta resuena: ¿Es el empleo un espectáculo o una realidad desgastante?
El manejo de la capacidad del público, particularmente en este espacio, se convierte en un juego peligroso. Las decisiones sobre cuántas personas admitir en un espectáculo pueden significar la diferencia entre el éxito y el caos absoluto. Aunque el número de asientos puede estar limitado, se les presiona para que admita a más personas, lo que puede ser desastroso.
La búsqueda de soluciones: ¿hay esperanza a la vista?
Una de las demandas más insistentes ha sido la actualización de los servicios médicos disponibles en el parque. Hasta ahora, el servicio de enfermería ha sido considerado insuficiente. La mirada hacia el futuro incluye una mayor atención a la seguridad y la salud del personal, algo que, mirando los testimonios, parece más que razonable. En resumen: ¿Podría la atención adecuada ser el espectáculo que todos queremos ver?
A pesar de las dificultades, muchos de los trabajadores de Puy du Fou aseguran que disfrutan de su trabajo y simplemente desean trabajar en condiciones más seguras. En un entorno donde las lesiones están en la cotidianidad, tener servicios de fisioterapia y soporte para la salud mental es solo un pequeño paso hacia mejoras más amplias.
Conclusión: ¿qué podemos aprender?
Las historias de los trabajadores de Puy du Fou son un recordatorio de que, tras las luces brillantes y la magia del espectáculo, se encuentran personas reales enfrentando retos diarios. El contraste entre lo que se presenta al público y lo que realmente ocurre detrás de escena es un poderoso recordatorio de la importancia de cuidar de aquellos que hacen posible el espectáculo.
Al final del día, ¿no deberíamos todos valorar la seguridad y la salud en el trabajo, sea cual sea el escenario? Las lecciones son claras: la celebración de la historia y la cultura siempre debe ir acompañada de condiciones laborales adecuadas. La pregunta que queda en el aire es: ¿Qué cambios se realizarán y cuándo? Así que la próxima vez que disfrutes de un espectáculo, piensa en lo que hay detrás y celebra a esos actores, bailarinas, acomodadores y todo el equipo que hace que la magia suceda, pero que también merece un espacio seguro para trabajar. ¡Eso sí que sería un verdadero acto de magia!