Si hay algo que me encanta de la vida es que siempre hay algo nuevo por descubrir. Puede que un día te encuentres leyendo un libro que te abra los ojos a realidades que habías ignorado, y al día siguiente, estés viendo un documental que cambie por completo tu forma de ver el mundo. Así es exactamente como siento al enterarme de la reciente aventura de Gillian Anderson en el mundo de la literatura con su libro “Want” (“Quiero”). Ah, ¡las fantasías sexuales! Un tema no solo fascinante, sino también provocador. ¿Alguna vez has pensado en lo que realmente deseas, en lo más profundo de tu ser? ¡Vamos a sumergirnos en esto!
El contexto de «Want»: un fenómeno editorial
Después de haber interpretado a personajes icónicos como Dana Scully en El Expediente X y la doctora Jean Milburn en Sex Education, que explora las relaciones humanas y la sexualidad de una manera frescamente honesta, Gillian parece estar llevando esta sinceridad a un nuevo nivel con su libro. “Want” es más que un simple compendio de fantasías; se trata de un viaje hacia la exploración del deseo femenino en una sociedad que, por mucho que haya avanzado, todavía se siente incómoda al respecto.
Imagina que has reunido cerca de 1,800 historias anónimas y has seleccionado solo 170 para compartir. Es como ser el DJ en una fiesta donde todos los invitados están haciendo moonwalking mientras tú decides qué canción poner. Anderson ha hecho precisamente esto: ha seleccionado fantasías que van desde lo risible hasta lo sublime, dándonos un vistazo a los deseos ocultos de muchas mujeres. ¿Te imaginas? Una de estas historias involucra a una mujer fantaseando con hacer el amor atada a una silla… de su dentista. Sí, ¡tú lo has leído bien!
¿Por qué las fantasías sexuales aún son un tabú?
Una de las reflexiones más interesantes de Gillian es sobre el hecho de que, a pesar de la representación abierta de la sexualidad en series populares como Euphoria, las fantasías sexuales siguen siendo un tema tabú. ¿Por qué es eso? En una era donde el porno está disponible a un solo clic, podríamos pensar que la conversación sobre el deseo y las fantasías debería ser abierta y sin prejuicios. Sin embargo, Anderson subraya que el estigma persiste.
Como mujer, me he encontrado en situaciones donde hablar de mis deseos y fantasías parece más incómodo que pedir un café en un bar lleno de gente. ¿Te suena familiar? Si la sexualidad se presenta en las pantallas de televisión de una manera tan audaz, ¿por qué no lo hacemos en la vida real? Anderson afirma que, a pesar de la normalización de estas conversaciones, muchas mujeres todavía se sienten «fuera de lugar» cuando se trata de hablar de sus deseos más profundos.
Fantasías e identificación: un viaje personal
Al leer sobre las fantasías que Anderson ha reunido, no pude evitar recordar mis propias experiencias. En una reunión con amigos, un tema pareció surgir de manera casual: fantasías. La atmósfera se volvió algo juguetona y, mientras algunos se atrevían a compartir, otros se encogían en sus asientos. Todos hemos tenido esos pensamientos traviesos, ¿verdad? Al final, nos reímos de la ironía de cómo el deseo suele ser ocultado, mientras que audacias como una orgía con camareros fluyen fácilmente en la ficción.
Ah, pero ¿quién soy yo para juzgar? Lo cierto es que lo que más me llamó la atención de “Want” es cómo muchas de las historias muestran empoderamiento femenino. Las mujeres aquí no son pasivas; son las que toman el control en sus fantasías. Esto me hace pensar en el poder de la narrativa. Como dice Anderson, el hecho de que muchas mujeres elijan ser impulsoras de sus propias historias es un gran avance en la psique colectiva.
Un reflejo de la sociedad moderna
Hablando de avasalladoras mujeres que dominan sus propias narrativas, no podemos dejar de pensar en la influencia de la industria del porno. La interacción de este ámbito con nuestras vidas diarias es innegable. Gillian menciona que aunque el porno está casi omnipresente, lo que más resuena son las fantasías emocionales que muchas mujeres poseen en privado.
Como espectadora casual de series de Netflix o HBO, a veces me encuentro rabiosamente en sintonía con tramas que resaltan este tipo de deseo no verbalizado. ¿Recuerdas escenas de Sex Education donde se exploran los deseos sexuales de los personajes de una manera honesta y franca? La serie ha hecho maravillas para abrir el espacio, pero aún hay un terreno que se siente sin explorar.
La importancia del deseo en la narrativa
En este sentido, hay un aspecto fundamental que resalta en “Want”: el deseo es tanto vital como una forma de escape. ¿Alguna vez te has sentido tan abrumada por el día a día que tu mente se va a un lugar donde todo es posible? Las fantasías, como sostiene Linda Kelsey, son un refugio fundamental. Ese rincón secreto en nuestra mente donde no hay límites, donde podemos ser quienes realmente deseamos ser, es un espacio muy necesario en un mundo que a menudo se siente agobiante.
Lo fascinante es que, a pesar del tiempo y el contexto cultural, muchas de estas fantasías son sorprendentemente similares a las de un pasado no tan lejano. Gillian se remite a El jardín secreto de Nancy Friday, que exploraba estos temas en los años setenta. Quizás la historia de las fantasías femeninas es como un hilo que se entrelaza a lo largo de las décadas, siempre ahí, pero rara vez visibilizado.
Confirmación de que no estamos solas
En medio de todas estas reflexiones, hay un punto que me resulta reconfortante: el reconocimiento de que nuestras fantasías son, en muchos casos, un reflejo de la complejidad humana. Una de las historias incluidas en el libro que dice: “Mi mayor deseo sexual es el dominio y la adoración», resonará con muchas mujeres que han experimentado la lucha entre la sumisión y el empoderamiento.
Esto me lleva a reflexionar sobre otra fantasía que aborda una joven virgen que fantasea con su jefe. ¡Wow! ¿Es esta la fantasía de muchas jóvenes en el mundo corporativo? Es un testimonio de cómo la autoridad y el deseo a menudo se enredan en nuestra sociedad. Las licencias que tomamos en nuestra mente, que a menudo resultan tabú en la vida real, son un recordatorio de que las mujeres están luchando por encontrar su voz en un mundo que todavía a veces se siente opresor.
El papel de la cultura pop en el diálogo sobre el deseo
Volviendo a Gillian, no podemos pasar por alto su célebre papel como matriarca dominante en el próximo western femenino The Abandons. Este tipo de roles empoderan a las mujeres en la cultura pop y ayudan a desterrar viejas narrativas sobre la sumisión. Las mujeres están tomando posiciones de fuerza tanto en la vida real como en ficción, y eso, sinceramente, es algo para celebrar.
Una de las cosas más divertidas de la reciente aparición de Anderson en entrevistas es su juego con el misterio; cuando se le pregunta acerca de las historias autobiográficas en “Want”, ella responde: “De ninguna manera, mi fantasía seguirá siendo anónima”. ¿Cuál es tu fantasía, si se me permite preguntarlo? Quiero decir, ¿no es curioso cómo aún nos da miedo compartir incluso eso? ¡Es solo una fantasía!
Conclusión: el deseo como una forma de empoderamiento
A medida que concluyo mis pensamientos sobre el libro de Gillian, no puedo evitar sentir una mezcla de esperanza y reflexión. “Want” es un recordatorio contundente de que es hora de deshacerse de los tabúes que rodean a las mujeres y sus deseos. Cada historia en esas páginas es un eco de realmente lo que queremos, y mientras más compartamos, más normalizaremos la conversación.
Así que, te invito a hacer lo impensable: empieza a explorar tus propios deseos. Hazlo de una manera segura, saludable y divertida. Al final del día, como sostiene Gillian, las fantasías no son solo deseos reprimidos; son puertas que se abren a la autoexploración y al empoderamiento.
¿Y tú, que harías si tu fantasía más loca se hiciera realidad? ¡Menuda pregunta! Pero ahí es donde radica la belleza de “Want”. Nos recuerda que todos tenemos deseos, y que no solo debemos abrazarlos, sino también celebrarlos. ¿Y quién sabe? Tal vez al final descubramos que, al compartir nuestras historias, ¡esa es la verdadera libertad!
Así que aquí estamos, en la intersección de la sexualidad, la cultura y el deseo, armados con nuevas perspectivas y quizás, solo quizás, un poco más de valentía. ¡Brindemos por Gillian Anderson y su impactante libro!