La borrasca ‘Herminia’ ha llegado a Galicia como un huracán poco deseado, desatando el caos en diversas localidades. Y mientras muchos nos quedamos en casa, observando cómo el viento mueve las ramas de los árboles, es fácil pensar en lo que pasaría si estuviéramos en medio de la tormenta. Pero no se alarmen, no estoy aquí para contarles sobre mis (pocas) habilidades como meteorólogo. En cambio, hagamos un recorrido por la situación actual en Galicia, las incidencias más destacadas y lo que podemos aprender de este tipo de catástrofes.

Galicia y la meteorología: un amor-odio

Siempre he escuchado que Galicia es tierra de contrastes. Algo así como la persona que un día se presenta disfrazada de sol y al siguiente te invita a unirse a su club de la lluvia constante. La verdad es que, aunque me encanta el paisaje gallego, a veces es complicado no sentirse un poco frustrado por los cambios abruptos en el clima.

En este momento, es la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) la que ha activado una alerta de nivel “rojo” en A Coruña. Sí, “rojo”, que, al igual que el semáforo en el que no deberías avanzar, es una señal clara de que algo está mal. Este aviso es especialmente inquietante, ya que las previsiones apuntan a oleajes de hasta 10 metros en las costas. Así que, a menos que seas una sirena, es mejor mantener distancia de la playa.

Las consecuencias inmediatas

La tormenta no ha sido benevolente. Hasta el momento, hemos visto 180 incidencias provocadas por los efectos de la borrasca. Falta poco para que un amigo me llame, emocionado, para contarme que ha editado una película al estilo de «Desastre Natural». En la realidad, sin embargo, las incidencias tienen un componente mucho más serio.

Imagínense esto: un árbol cae sobre un coche en la LU-122 en Crecente. Afortunadamente, no hubo daños personales. O un conductor que, al intentar esquivar una caída de ramas, termina chocando contra un árbol en Tordoia. Estos son solo dos ejemplos de los incidentes que se han reportado. Sorprendentemente, el ingenio humano brilla cuando uno de esos árboles se convierte en el protagonista imprevisto de un pequeño «reality show» en la carretera.

Impacto en el transporte

Y no solo las carreteras han sufrido. La navegación aérea también ha sido víctima del paso de ‘Herminia’. Un vuelo procedente de Madrid que debía aterrizar en Santiago se desvió a Oporto. ¡Que aventura! Cualquier excusa para visitar una nueva ciudad siempre es agradable… a menos que estés en la lista de espera del aeropuerto de Oporto, claro.

Asimismo, se han cancelado varios trenes, y los que aún operan lo hacen de manera limitada, con opciones de transporte por carretera. Para aquellos que dependan del tren como si fuera su mejor amigo, este escenario puede resultar frustrante. ¿Alguna vez han estado en un tren a media distancia, lleno de ruidos, y de repente el tren se detiene porque hay una hoja cruzada en la vía? Multipliquen esto por mil.

Reflexiones del día: ¿cómo reaccionar ante el descontrol?

Mientras la borrasca desata su furia en Galicia, me ha dado que pensar sobre cómo, a veces, nos encontramos en situaciones de caos, ya sea por causas externas o internas. El truco está en aceptar la realidad, adaptarse y buscar soluciones. No hay que temer a perder el control; a veces, es parte del paquete.

La empatía es clave

Las situaciones de emergencia como esta ponen a prueba no solo nuestro ingenio, sino también nuestra empatía. Hay personas que han perdido días de trabajo al no poder moverse, las líneas de transporte se ven interrumpidas y las aglomeraciones de personas en aeropuertos o estaciones son frecuentes. Esta es una oportunidad perfecta para ofrecer una mano amiga, un diálogo comprensivo o simplemente escuchar el desesperado podcast sobre la vida de alguien. Al final, todos estamos en la misma tormenta, aunque no todos tengamos el mismo barco.

Un poco de humor no hace daño

Ahora, no quiero sonar como el último filósofo de la tierra, porque también hay espacio para la risa. En situaciones así, el humor puede ser nuestro mejor aliado. ¿Alguna vez han visto a alguien tratando de sujetar un paraguas en una tormenta que lo arrastra como si fuera un superhéroe? O esa espera en el aeropuerto, donde uno ve a otras personas frustradas y, al final, termina bromeando con un desconocido sobre quién de los dos es el verdadero maestro del arte de la espera.

Lecciones aprendidas de la borrasca ‘Herminia’

Claro está que tras algo tan disruptivo como ‘Herminia’ hay lecciones a considerar. La naturaleza es una maestra implacable tanto en la belleza como en la destrucción. Aquí van algunos aprendizajes que todos podemos llevarnos a casa:

Preparación es la clave

Nunca se está realmente preparado para el caos. Pero siempre se pueden tomar precauciones: tener un kit de emergencia, saber cómo reaccionar ante eventos climáticos extremos o incluso llevar siempre un poco de chocolate en la bolsa para esos momentos de incertidumbre, porque, seamos realistas, el chocolate siempre ayuda.

Cuidar del entorno

La relación con nuestro entorno es vital. La deforestación y el crecimiento urbano desmedido generan condiciones propicias para incidentes como caídas de árboles. Es importante que nuestras comunidades trabajen para restaurar y proteger los recursos naturales.

Crear lazos con la comunidad

Los momentos difíciles nos unen. Ya sea ayudando a un vecino a despejar el camino o haciendo una llamada a un amigo para ver cómo está, esas pequeñas acciones generan grandes cambios. No olvidemos que “la unión hace la fuerza”, y en el caso de Galicia, puede ser un buen momento para recordar cuán vital es ser una comunidad unida en la adversidad.

Una mirada hacia el futuro

A medida que ‘Herminia’ se aleja lentamente, la calma empieza a regresar a Galicia. La vida poco a poco se restablecerá, pero no olvidemos que cada tormenta tiene su lección. Sigamos aprendiendo, adaptándonos y, sobre todo, cuidando unos de otros. La próxima vez que me encuentre con un fenómeno como este, espero haber hecho mis deberes y estar mejor preparado.

Así que, ¿qué piensan? ¿Nos quedaremos cruzados de brazos ante la próxima borrasca, o seremos como un buen gallego, con un paraguas en una mano y una sonrisa en la otra? Piénsenlo y, mientras tanto, ¡a disfrutar de un café caliente y de una buena charla bajo este cielo gallego!