El lunes pasado, se celebró un evento significativo en la sede de la Liga F: la firma del II Convenio Colectivo del Fútbol Femenino. O al menos eso es lo que parecía. Como quien va al café con la ilusión de encontrar al amor de su vida y termina con un bollo seco, la realidad de este día se presenta más complicada. Con figuras prominentes como la vicepresidenta Yolanda Díaz presente, la situación brilla con luces de neón, pero es la penumbra de la controversia la que llama verdaderamente nuestra atención.

¿Nos hemos preguntado alguna vez por qué algunos logros, como la profesionalización del fútbol femenino, vienen repletos de tensiones y contradicciones? Vamos a desglosar este acontecimiento, no solo porque es un evento de interés público, sino porque necesitamos entender lo que realmente significa para las jugadoras, los clubes y la afición.

El contexto de la firma del II Convenio Colectivo

La hora marcó las 15:30 y, mientras las luces se enfocaban sobre el escenario, en el aire flotaba una mezcla de optimismo y tensión. Uno podría esperar que la firma de un convenio traiga sonrisas y aplausos, pero detrás de los aplausos, se sentía una nube gris que prometía tormentas.

La primera versión de este convenio ya había sido objeto de controversias. De hecho, algunos sostienen que este sería el tercero, pero lo alineamos con el número II porque, bueno, los malentendidos en el fútbol son tan comunes como los goles en fuera de juego.

La fiscalización del poder: ¿Yolanda Díaz y el piquito de Rubiales?

Si menciono a Yolanda Díaz, es imposible no recordar el famoso beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. ¿Cuántas veces hemos tenido que escuchar sobre la «palabra de un hombre» en situaciones controvertidas? Y aquí tenemos a una ministra de Trabajo y Economía Social que, evidentemente, tiene un papel crucial en la búsqueda de igualdad y respeto. Pero la Nachi, nuestra ministra, se muestra sorprendentemente reservada sobre otros aspectos, como las denuncias que pesaban sobre Rubiales.

Hablando de ironías: el mismo Gobierno que busca visibilizar las desigualdades en el ámbito laboral ahora enfrenta críticas por falta de acción al mirar hacia otro lado en cuestiones de acoso y violencia. ¿No es eso un poco… incómodo?

Las ausencias que hablan

El acto sería aún más notable si no fuera por las grandes ausencias de ese día. Tanto la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) como UGT se negaron a participar. ¿El motivo? Desacuerdos evidentes con la Liga F, donde la famosa lista de compensaciones parece ser el unicornio que nadie logra encontrar.

Uno se pregunta: ¿es posible negociar un convenio cuando las partes clave no están en la mesa? Es como intentar hacer un buen guiso sin sal.

La «representación» en el fútbol femenino

Aunque en la firma del convenio estaban representantes de FUTPRO, CCOO y Futbolistas ON, no deja de sorprender que haya más representantes que afiliados en algunas organizaciones. ¿Cómo se obtiene la voz del colectivo si los que están al frente no siempre representan a quienes dicen representar?

A menudo me encuentro pensando en lo absurdo que puede ser el mundo del deporte, donde la lógica se tuerce como un remate fallido desde la línea de penalti. La ausencia de figuras clave del pasado, como Tamara Ramos, quien fue fundamental en la negociación del primer convenio, plantea serias preguntas sobre quién realmente toma las decisiones.

Violencia de género: una lucha muy real y cercana

Cuando hablaba de ironías, no podía dejar de mencionar la situación de Tamara Ramos, que tras su brillante labor en la creación del primer convenio, se enfrenta a problemas mucho más serios, como una denuncia por maltrato. Intentar incluir un apartado del convenio que se refiera a la violencia de género, cuando la realidad es que algunos de los que firman han dejado a otras en situaciones precarias, es un acto propio de la comedia negra, definitivamente irónico.

Es un ciclo de dolor y lucha que regresa una y otra vez. ¿Cómo puede la lucha contra la violencia de género ser genuina si quienes participan en la escritura de ese artículo han estado implicados en situaciones similares?

La luz al final del túnel… ¿o solo un tren que se aproxima?

En el fondo, el II Convenio Colectivo del Fútbol Femenino puede marcar un hito, pero este acuerdo no está exento de desafíos. El camino hacia la igualdad en el deporte no se acaba con la firma de un documento. La historia ha demostrado que sin un marco sólido que respete y haga cumplir estos convenios, poco cambia realmente.

¿No es entusiasta pensar que quizás, con tiempo, inversión y la voluntad combinada de todos los involucrados, el futuro del fútbol femenino en España será próspero? Podríamos ver a jugadoras del futuro hablando de sus derechos como algo tan natural como hablar del último resultado en una liga.

Conclusión: hacia un futuro más brillante (y más justo)

Hemos recorrido un camino lleno de altibajos y sorpresas, como un juego de fútbol con un desenlace inesperado. La realidad del fútbol femenino en España sigue sobreviviendo en el cruce de intereses, luchas y estructuras que, aunque tienen un gran potencial, a menudo se sienten incompletas.

Como aficionados al deporte y como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de exigir más. Más transparencia, más voz para las jugadoras y un compromiso real con la igualdad. Después de todo, ¿quiénes no quieren ver a sus selecciones y ligas florecer con un talento diverso y equitativo?

Así que sigamos atentos a los próximos capítulos de esta historia y, mientras tanto, recordemos que hasta en el sport hay espacio para la empatía, el respeto y, sí, un poco de humor. ¡Hasta la próxima!