La pandemia de Covid-19 modificó por completo nuestra forma de vida. Entre el caos y el desconcierto, uno de los rostros que emergió de las sombras fue el de Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias. Después de una larga ausencia mediática, Simón ha vuelto a los focos en un episodio de Lo de Évole, provocando una mezcla de nostalgia y polémica. En este artículo, haremos un recorrido por sus principales reflexiones, anécdotas, y las críticas que ha enfrentado desde el comienzo de la crisis sanitaria.

Retrospectiva a la figura de Fernando Simón

De epidemiólogo a icono pop

¿Quién hubiera imaginado que un epidemiólogo se convertiría en una especie de celebridad durante una crisis sanitaria? Para muchos, Simón se transformó en un símbolo de esperanza y, al mismo tiempo, objeto de memes y críticas. Recuerdo que durante los días más oscuros de la pandemia, mis amigos y yo discutíamos sobre las mejores «dosis» de su comparecencia. Con su característico tono sereno, Simón supo comunicar lo que nadie quería escuchar: estábamos en medio de una lucha complicada.

Su retorno a la televisión ha reavivado el debate sobre su gestión. En su reciente entrevista, dejó claro que ciertas decisiones, como el cierre del sistema educativo en Madrid, no fueron consensuadas como debían. Esto ha generado un intenso debate en las redes, y no es para menos. ¿Cuántos de nosotros no sentimos que a menudo el tiempo corría en nuestra contra durante aquellos primeros días de confinamiento?

La autocrítica ausente: un punto de controversia

Simón ha admitido que no está de acuerdo con muchas decisiones adoptadas, como el famoso cierre de colegios. Sin embargo, se ha mantenido al margen de hacer una autocrítica más profunda. ¿Es posible que un experto como él no se haya percatado de los errores en la gestión de la crisis? En su mente, las decisiones eran complejas y muchas veces se basaban en información que cambió rápidamente.

¿Qué hubiese pasado si hubiera liderado un diálogo más abierto sobre los errores cometidos? Quizás eso habría contribuido a sanar ciertas heridas en la población que todavía siente el impacto de la pandemia. Durante la entrevista, él mismo dijo: «No estoy seguro porque es difícil, pero Madrid es una comunidad que atrae a mucha gente de otros lugares y yo creo que hubiera sido mejor dar un poco de margen para que otras comunidades se preparasen mejor».

Las decisiones difíciles: ¿la narrativa que queremos escuchar?

Una de las partes más crudas de la entrevista fue cuando Simón rememoró el momento en el que España llegó a registrar casi 1,000 muertos en un solo día. Se sintió, según sus palabras, abrumado por las decisiones que había que tomar. En medio de esa tormenta, hizo una reflexión que resonó en mí: «Sabíamos que nuestras decisiones tenían consecuencias positivas, pero al ver 1,000 muertos, empiezas a plantearte». En este punto, la empatía juega un rol crucial. Todos quienes estuvimos allí, si bien no en primera línea, sentimos ese peso y el desasosiego.

Esto me recuerda un episodio en el que, con amigos, nos sintamos a ver las cifras en tiempo real. Había momentos en los que las carcajadas en el chat se tornaron en un silencio sepulcral… A veces, ni el humor negro puede ayudar cuando la gravedad de la situación es tan abrumadora.

Las presiones políticas: ¿quién manda aquí?

En su conversación con Jordi Évole, Simón habló sobre las presiones políticas que enfrentó. Lo que más me sorprendió fue cuando contó que el entonces director de Gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, intentó influir en su manera de comunicar. Al recordar esa conversación, Simón dijo: «Le corté y le dije que tenía mucho trabajo». ¿Se imaginan esta escena? Un epidemiólogo, en medio de una crisis mundial, diciendo “no” a un político. ¡Eso sí que es un acto de valentía!

Luego de esa dura experiencia, Simón descubrió que no sería influenciado de nuevo. Tal vez el truco para sobrevivir en una vorágine de decisiones difíciles es tener la suficiente claridad para saber lo que debes comunicar y lo que no.

Reflexiones sobre la política y la corrupción

Ambos, tanto Simón como Salvador Illa, el exministro de Sanidad, expresaron su decepción hacia el exministro José Luis Ábalos y cómo la corrupción manchó la gestión de la pandemia. Illa dijo que le hubiera gustado que nada de esto hubiese sucedido y que las personas se hubiesen comportado éticamente. En este punto, muchas personas en las redes sociales se preguntan: ¿Por qué hay tantos “peces gordos” que siempre logran escapar de las consecuencias de sus actos?

La realidad es que mientras la pandemia afectaba a millones, otros hacían negocio en la sombra. Es una mirada decepcionante, y quizás una que todos llevamos bien dentro de nosotros. A veces, el sistema parece diseñado para permitir que algunos se enriquezcan a costa del sufrimiento ajeno.

La necesidad de un sistema sanitario robusto

Uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue cuando Simón habló sobre su vocación profesional. A pesar de las expectativas familiares de seguir los pasos de su padre, un psiquiatra, él tomó un camino diferente: el servicio público. Aseguró que el sistema sanitario público debe ser una prioridad, porque «es sostenible, pero todo depende de lo que queramos invertir con nuestros impuestos».

Este es un punto crucial en la conversación que debemos tener como sociedad. ¿Estamos dispuestos a priorizar un sistema de salud que funcione para todos? A menudo, tender a “los intereses empresariales” parece ser más atractivo para los políticos que mantener un sistema equitativo. Pero, como dice Simón, “cuando se habla de este tema, la rentabilidad no debería tomarse en cuenta en la toma de decisiones”.

Reflexiones finales

La figura de Fernando Simón genera controversia y admiración en igual medida. Desde ser un icono pop hasta convertirse en un blanco de críticas, su andar durante la pandemia ha dejado una estela de lecciones. Es importante recordar que, tras cada decisión difícil, hay seres humanos lidiando con la incertidumbre.

Y, aunque pueda parecer que todo fue un caos, debemos reconocer que en medio de esa tormenta, había un sentido de comunidad que nos unió. La pandemia es un capítulo difícil de nuestra historia, y todos tenemos una lección que aprender de esto. Asumamos resguardarnos con humor, aprendamos a ser empáticos y, sobre todo, recordemos lo que significa solidaridad en tiempos de crisis.

TVE, medios de comunicación y nosotros mismos hemos sido testigos de una experiencia que, de seguro, será recordada por generaciones. Como dice el dicho, “no es oro todo lo que reluce”, y siempre habrá sombras que acompañen a las luces. La clave está en aprender a navegar con honestidad en ambas direcciones. Al final del día, todos queremos una sanidad pública fuerte. ¿Tú también?