Vivimos en un mundo lleno de contradicciones y dilemas morales, donde la lucha por la igualdad y el reconocimiento de los derechos sigue siendo fundamental. En este contexto, el feminismo se ha convertido en una de las armas más potentes para enfrentar el retroceso de los derechos sociales y civiles que se vive en varios rincones del planeta. Justo cuando pensábamos que habíamos avanzado en la lucha por nuestros derechos, ¡pum! Aparece Donald Trump, como un mal chiste, intentando retroceder en el tiempo con discursos que parecen sacados de otra década. Pero, como dice el refrán, «quien ríe último ríe mejor». Vamos a desglosar este tema, porque hay mucho que contar.
La retórica peligrosa de Trump y sus secuaces
Recordemos el espectáculo digno de un reality show que fue el último discurso de Donald Trump en el Congreso. Durante más de 90 minutos nos hizo un recorrido por sus logros, que incluían dar marcha atrás en las políticas de igualdad y, voilà, iniciar la mayor campaña de represión inmigratoria en la historia de Estados Unidos. ¿Se imaginan la cara de las mujeres que luchan por sus derechos mientras escuchaban eso? La combinación de ironía y rabia es palpable. Pero, lo que es aún más preocupante, es que este tipo de retórica no está limitada solo a Estados Unidos.
Desde Javier Milei en Argentina hasta Giorgia Meloni en Italia, parece que hay una especie de «sálvese quien pueda» entre los líderes de ultraderecha. Cada uno con su estilo, pero todos con el mismo objetivo: socavar los derechos de las mujeres, los migrantes y el colectivo LGTBIQ+. A veces me pregunto, ¿por qué algunos de estos líderes parecen estar obsesionados con las mujeres? Es como si vieran el feminismo como una amenaza directa a su concepto de masculinidad – un concepto que, seamos honestos, está más desactualizado que un disco de vinilo.
Feminismo y la urgencia de la interseccionalidad
El feminismo en España, como en muchos otros lugares, ha ido ampliamente más allá de la lucha por la igualdad de género. Este año, en el contexto del 8M, se ha puesto un foco especial en la interseccionalidad, un concepto que cada vez cobra más relevancia. Las mujeres no luchan en un vacío; enfrentan múltiples formas de opresión dependiendo de su raza, sexualidad, status migratorio, y otros factores.
Ana Redondo, ministra de Igualdad en España, lo expresó claramente: “A veces lo que algunos llaman sentido común ni tiene sentido ni es aceptable”. El sentido común, como muchos de nosotros sabemos, puede ser igualmente engañoso. ¿Es “común” pensar que todas las mujeres deben encajar en un mismo molde? No creo. La diversidad es nuestra fortaleza.
Este año, el lema de la Comisión 8M es “Feministas antirracistas a las calles, nos va la vida en ello”. Aquí está la clave. La lucha feminista no puede ser efectiva si no incluye la lucha contra el racismo y la opresión migrante. Es fácil ignorar estos problemas si eres parte del grupo privilegiado, pero las mujeres migrantes enfrentan un doble o triple desafío. La violencia machista se agrava en contextos de exclusión.
Las citas literarias que sostienen nuestra lucha
“No se nace mujer; se llega a serlo”, decía Simone de Beauvoir, y es importante recordar que lo que está en juego no son solo nuestros derechos individuales. ¿Qué significa ser mujer en un mundo donde los derechos son constantemente cuestionados? La historia nos demuestra que los derechos adquiridos son solo temporales, y debemos seguir luchando para que no se nos arrebaten.
En ese sentido, el feminismo es internacionalista. La violencia y la opresión no conocen fronteras. Denunciamos todos los regímenes que, bajo cualquier pretexto, niegan los derechos de las mujeres. Bajo la sombra de la guerra, la desigualdad y las políticas de control migratorio, las mujeres son siempre las más afectadas.
La unión hace la fuerza, pero…
El Movimiento Feminista de Madrid (MFM) y la Comisión 8M han tenido sus diferencias, y no dudamos de que estas se verán reflejadas en las manifestaciones. Sin embargo, en el fondo, ambos grupos coinciden en algo crucial: la necesidad de acabar con la violencia contra las mujeres. Aunque parece que no hay marcha atrás en la escisión, se hace cada vez más evidente que la unidad es esencial.
Ana Useros, una de las voceras de la Comisión 8M, ha señalado que es esencial “hablar abiertamente de la escisión”. Ojalá, algún día, nos encontremos en un lugar donde las diferencias se resuelvan en el diálogo, no en la división. Pero, siendo realistas, no siempre es así. Las discusiones alrededor de la prostitución, la ley trans y otros temas han generado fricciones que llevan años construyendo barreras en lugar de puentes.
Feminismo, migración y derechos laborales
Un punto crucial que merece atención es la situación de las mujeres migrantes en el ámbito laboral. La desigualdad es estructural y se manifiesta en las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar, en la agricultura y en muchos otros sectores. La precariedad es el pan de cada día y este modelo necesita un cambio radical.
Como señala Ana Useros, la situación de las mujeres migrantes es sumamente vulnerable. La violencia machista no solo es física, también es económica y social. ¿No deberíamos estar todos más enfocados en solucionar esto? En lugar de ello, muchas veces escuchamos a los políticos hablar de seguridad y control, como si las mujeres fueran un problema a gestionar.
Nuevas exigencias y retos
Las organizaciones feministas están reevaluando sus estrategias frente a un mundo que parece más hostil día a día. La defensa de la vida, la libertad, la seguridad y la justicia son prioridades que han tomado forma en diversas plataformas feministas. En un mundo cada vez más interconectado, los movimientos sociales están en constante diálogo, y sí, la tecnología juega un papel fundamental.
Desde las redes sociales hasta las aplicaciones para organizar eventos, la tecnología ha transformado la manera en que nos movilizamos. ¡Quién lo diría! Yo todavía me acuerdo de los tiempos en que se organizaban reuniones por teléfono fijo y no había grupos de WhatsApp. ¡Qué tiempos aquellos!
Reflections finales: la lucha continúa
Si algo hemos aprendido a lo largo de esta lucha es que la unidad en la diversidad es la clave. Aunque seamos diferentes, nuestras luchas están interconectadas. Al final del día, las mujeres de todas las razas, orientaciones sexuales y antecedentes migratorios tienen un enemigo común al que hay que enfrentarse.
Y a los que sienten que hemos ido demasiado lejos en esta lucha por los derechos, les decimos: ¡no estamos parando! Solo acabamos de comenzar. A medida que avanzamos, debemos recordar que el feminismo no es un objetivo, sino un camino. Después de todo, como lo decía la gran Frida Kahlo: “Donde no puedas amar, no te demores.”
La lucha feminista está lejos de ser una broma, y no tiene una fecha de caducidad. Así que, si estás en la marcha este 8 de marzo, o simplemente reflexionando sobre cómo puedes aportar a esta causa, recuerda: el futuro es feminista y no hay vuelta atrás. Juntos, seremos invencibles.