¡Hola, hola! ¿Alguna vez te has preguntado por qué el calendario que usamos hoy en día es un poco más complicado que la trama de una telenovela mexicana? Bueno, ¡tienes razón! El calendario gregoriano, que adoptamos en su mayoría aquí en la Tierra, tiene una historia más rebuscada que los argumentos de “El Chavo del 8”. Sin embargo, hay un grupo de visionarios que están pensando en cambiar esta situación y llevarnos a un nuevo paradigma. Prepárate porque vamos a explorar cómo prima la falta de orden en nuestras vidas y por qué ¡debemos hablar de un nuevo calendario!

Un poco de historia: el reto de 1910

Imaginemos este escenario: 1910, Londres. Un grupo de comerciantes de diversas partes del mundo se sienta a discutir un problema que parece trivial, pero que a la larga afecta nuestras vidas: ¡el calendario! Era un rompecabezas, y para algunos, entender cuándo caía cierta fecha era tan difícil como entender a tu suegra. Así que, ¿qué hicieron? Se reunieron y se pusieron a buscar una solución sencilla para un mundo que empezaba a estar muy ocupado.

Como bien menciona David Friedman, plantearon varias propuestas locas. Algunas eran tan extrañas que casi parecían salir de una película de ciencia ficción ¿Te imaginas un mundo con 13 meses de 28 días? Suena un poco raro, ¿verdad? Y así, entre risas y propuestas descabelladas, fue surgiendo la idea de L. A. Grosclaude de dividir el año en trimestres de 91 días. ¡Por fin, un método ordenado! O eso creían.

El primer revés que se encontraron fue que “91 x 4 son 364” y, como bien sabemos, un año tiene 365 días. ¿Cómo resolverlo? ¡Aparece el día libre! Este día, que caía entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, sería un día que no contaría como parte de ninguna semana. Algo así como el día en que no haces nada, que todos tenemos, pero más formal. Pero, claro, el mundo no estaba listo para adoptar un calendario que no tuviera su propio mes de febrero. Y así, esta idea quedó en el baúl de los recuerdos.

Sin embargo, la búsqueda de un calendario invariable siguió, discutiéndose hasta en la Sociedad de Naciones y en la ONU. Siempre, como espectadores en un drama, mirarn intentando que la humanidad se uniera en una propuesta llamativa. Pero ha sido en la era digital actual donde parece que, quizás, las cosas están cambiando.

La digitalización y el calendario

Ahora imagina esto: en lugar de despertarte un lunes y decir “¿en qué día estamos hoy?”, podrías simplemente mirar la pantalla de tu dispositivo y ver el número de segundos desde un evento clave en la historia de la computación (gracias a Unix y POSIX). Para los más nerds, esto probablemente les hace sentir como el protagonista de una película de ciencia ficción, pero honestamente, me hace sentir un poco perdido.

Algunos expertos dicen que la forma en que las computadoras manejan el tiempo es un poco más lógica. Medir el tiempo en segundos desde una fecha concreta (1 de enero de 1970 para Unix o 1 de enero de 1601 para Windows) es, en efecto, más fácil. Pero, ¿acaso ese método hace que nuestras vidas como humanos sean más simples? Aquí es donde entra la propuesta más innovadora de la época: abolir los husos horarios.

La locura de abolir los husos horarios

Muchos pensarán que hablar de abolir los husos horarios es como discutir la realidad en la que vivimos. Si hemos visto películas en donde el tiempo y el espacio se entrelazan, esto debería sentirse como el primer día en un viaje a Hogwarts. De repente, teníamos la idea de que las cestas de las manecillas de los relojes estaban fuertemente sujetas a un horario específico.

Imagínate que todos}{usáramos un mismo horario en todo el mundo. Quizá sería más sencillo coordinar reuniones. ¿Ya te imaginas un mundo donde no te preguntan “¿pero a qué hora es eso en mi zona horaria?”? Sin embargo, la realidad es que hemos nacido en una cultura donde la diferencia de horarios es común, aunque a veces nos resulte frustrante.

Aquí es donde me viene a la mente una anécdota. Recuerdo un viaje en avión que tomé y que cruzó varios husos horarios. Saliendo de España, aterrizando en Nueva York, y ¡oh sorpresa! Sentí que viajaba por el tiempo. Al llegar al hotel, no sabía si era de mañana o de tarde; ¡simplemente había perdido el sentido del tiempo! Así que, ¿qué nos trae este tema al mal humor temporal? Un calendario que simplificara la medición del tiempo podría ser algo revolucionario.

La Sociedad Mundial del Calendario

Aunque algunas propuestas pueden sonar extremas o ridículas, la Sociedad Mundial del Calendario sigue buscando formas de implementar un nuevo estándar para medir el tiempo. Curiosamente, muchos de nosotros vivimos nuestras vidas como si participáramos en un experimento social absurdo, donde el calendario tiene más importancia que nuestras propias decisiones diarias.

La idea de un calendario permanente sigue viva. Con el advenimiento de la digitalización y la posibilidad de que, algún día, seamos capaces de viajar entre planetas, puede que necesitemos replantear cómo medimos el tiempo. ¡Basta de fechas confusas! ¿Vas a celebrar tu cumpleaños en Marte este año? Con un sistema de medición más universal y menos dependiente de las circunstancias de la Tierra, podríamos estar un paso más cerca de colonizar otros mundos.

Reflexionando sobre el futuro

Es fácil caer en el ritmo monótono de las rutinas diarias y no pensar demasiado en el tiempo que pasa. Pero en este momento, alguien en algún lugar del espacio exterior podría estar pensando en un calendario diferente, uno que se adapte a una nueva cultura interplanetaria. La pregunta que resuena en mi mente es: ¿estamos realmente preparados para este cambio?

Hablando del tiempo, podría ser un concepto que evolucione con nosotros. Las propias empresas aéreas han adoptado prácticas que eliminan ciertos elementos del viejo sistema en favor de simplificar y mejorar la experiencia del usuario. Pero qué hay de la vida diaria…

¿El futuro nos necesita?

Finalmente, lo que queda de este análisis es una incitación al pensamiento. Hay una sensación de que la humanidad está a punto de cruzar una línea, y que el futuro puede requerir un cambio radical en cómo vemos el tiempo y el calendario. Y, como bien dicen algunos, el tiempo es oro. Nos toca a nosotros decidir si vamos a seguir con el mismo método o si estamos listos para romper el molde y adoptar algo más ágil.

Te dejo con esta pregunta: Si pudieras diseñar tu propio calendario, ¿cómo sería? ¿Realmente necesitamos 12 meses? ¿Cómo cambiaríamos nuestra percepción del tiempo? La historia que rodea al calendario es tan rica que sólo scratching la superficie nos deja con más preguntas que respuestas. La clave del futuro radica en cómo decidamos vivirlo.

¡Así que mantente atento! Quizás en pocos años estemos hablando del nuevo calendario universal. O quizás sigamos topándonos con el mismo día extra entre semanas, preguntándonos qué hicimos con nuestra vida y cuántas veces pasó el mes de febrero. Pero, como siempre, ¿quién sabe? Solo el tiempo (y un nuevo calendario) lo dirá.


Espero que hayas disfrutado este viaje por la historia, las propuestas y el futuro de nuestros calendarios. Si conoces alguna historia divertida relacionada con fechas y horarios, ¡déjamela en los comentarios!