En un mundo donde el cine a menudo se reduce a entretenimiento, hay artistas que se atreven a usar su voz para desafiar sistemas opresivos y contar historias que son un reflejo del sufrimiento humano. Mohammad Rasoulof, un cineasta iraní, es uno de esos valientes. Su trabajo no solo escapa a las normativas de un régimen represor, sino que también desafía la percepción de la humanidad y la moralidad frente a la injusticia. En este artículo, exploraremos la historia de Rasoulof, su monumental filme «La vida de los demás» y su reciente obra «La semilla de la higuera sagrada», al mismo tiempo que reflexionamos sobre la libertad, la censura y el poder del arte.

¿Qué hace a un hombre arriesgarlo todo por su arte?

Imagina por un momento que estás en un país donde la creatividad está constantemente acechada por las autoridades, y que cada palabra, cada imagen que creas puede implicar la muerte. Terrible, ¿verdad? Pero para Rasoulof, esa ha sido su realidad desde hace años. En 2019, ya se encontraba privado de libertad, sintiendo el peso de la vigilancia en cada rincón de su vida. Sin embargo, en vez de rendirse, encontró una manera de hacer una película: «There Is No Evil», que en España se conoce como «La vida de los demás». Este filme no solo fue un acto de rebeldía, sino también una introspección filosófica sobre la moralidad y la condición humana.

¿Cómo surgió «La vida de los demás»?

La idea para la película nació un día aparentemente normal. Salía de un banco cuando se encontró cara a cara con uno de sus interrogadores. ¡Qué momento tan surrealista! De repente, el hombre que representaba miedo se convertía en un ciudadano común. A partir de ese encuentro, la narrativa de «La vida de los demás» comenzó a tomar forma. La película plantea preguntas profundas como: ¿Quién puede renunciar a su humanidad en nombre de una causa mayor? A medida que avanza la trama, se va revelando un retrato de aquellos que operan dentro de un sistema que deshumaniza.

A pesar de la adversidad, Rasoulof logró estrenar su filme en el Festival de Berlín de 2021, donde, irónicamente, recibió el Oso de Oro. Sin embargo, aquí viene el giro en la trama: no pudo recoger el premio, ya que su pasaporte le había sido retirado. A veces, la vida parece un guion oscuro de uno de esos dramas que no podemos dejar de ver, ¿no es así?

Un nuevo capítulo: «La semilla de la higuera sagrada»

Fast forward hasta 2023, y Rasoulof ha vuelto a la carga con su más reciente proyecto, «La semilla de la higuera sagrada». Esta película llegó a Cannes y, de hecho, fue producida tras una experiencia que muchos considerarían traumatizante. Rasoulof recuerda un interrogatorio en el que tenía los ojos vendados y una voz detrás de él cuestionando sus motivaciones. Soportar eso es algo que muchos de nosotros no podríamos imaginar, pero para él, ha aprendido a transformar el miedo en arte.

Esta nueva obra aborda los conflictos generacionales y el choque entre tradición y modernidad, usando el contexto de un Irán que lucha por encontrar su identidad en la era digital. Aquí es donde la historia se convierte en un espejo de la vida real. Piensa en las luchas que todos hemos tenido con nuestros padres, las diferencias en opiniones y valores. Rasoulof lo lleva al extremo, donde la vida y la libertad están en juego.

El poder de la historia: en busca de la verdad

Una de las grandes características que definen a Rasoulof es su capacidad para hacer preguntas en lugar de ofrecer respuestas. Esto puede resultar desconcertante, pero en el mundo actual, donde hay tanta información y desinformación, ¿quién tiene la verdad absoluta? Con la línea de pensamiento de que «cuestionar es el primer paso hacia la libertad», el cineasta ha abierto un diálogo sobre la importancia de la introspección en un mundo contracultural.

Sobre la libertad y el exilio

Desde que dejó Irán, Rasoulof ha compartido su mensaje a través de festivales de cine en toda Europa. El exilio es una de las temáticas que mejor refleja su situación. No es solo una solución física, sino un acto de supervivencia para un artista que busca seguir hablando de lo que muchos eligen ignorar. Para él, vivir bajo un sistema que niega las individualidades y los derechos humanos no vale la pena.

Además, lo irónico es que su éxito en el extranjero contrasta con lo que ocurre en su patria. Detrás de cada película, hay una historia de lucha y resiliencia. Si usted ha asistido a festivales de cine, puede imaginar al cineasta compartiendo anécdotas y risas, mientras que bajo su piel acaso esconde una historia conmovedora. A menudo, el buen humor de Rasoulof proviene de la falta de respuestas, del desconcierto ante un mundo que se siente cada día más surrealista.

Reflexiones sobre la moralidad y la condición humana

Cada una de las películas de Rasoulof invita a la reflexión. En un momento en el que se nos pide posicionarnos por temas de justicia y derechos humanos, surge la complejidad de evaluar quiénes son «los malos» en un sistema. «La vida de los demás» explora el dilema moral de quienes apoyan el sistema opresor no por maldad, sino por conformismo o miedo.

Rasoulof ha señalado que los que mantienen en pie el régimen no siempre son conscientes de las consecuencias de su adherencia. De alguna manera, todos somos cómplices de algún sistema; así que, ¿nos consideramos culpables también?

Lo que podemos aprender de su historia

Una de las lecciones más importantes que podemos abordar es la del poder del arte para inspirar cambios. La capacidad de expresar en una película las emociones humanas y las luchas sociales sirve como recordatorio constante de que aunque el arte puede ser censurado, la esencia de la creatividad es indomable. Rasoulof nos enseña que el arte puede ser una forma de resistencia, una manera de encontrarse a uno mismo y también de desafiar el status quo.

No es fácil, y a menudo significa permanecer en la línea del riesgo y la recompensa. ¡Hey, muchos de nosotros enfrentamos desafíos en nuestros trabajos! Pero cuando hablamos de un hombre cuya vida está en juego por hacer lo que ama, cada desafío personal parece trivial en comparación.

Reflexiones finales

El viaje de Mohammad Rasoulof revela no solo el coraje de un artista sino también el fragor de una batalla personal y colectiva por la libertad. En un año que sigue mostrando la lucha de varias naciones por la democracia y los derechos humanos, su trabajo se convierte en un faro de esperanza.

Así que, la próxima vez que te sientes a disfrutar de una película, tómate un momento para pensar en el esfuerzo y las experiencias de aquellos que hacen posible cada historia. No todos tienen la misma libertad para contar la suya.

Mientras tanto, si estás planeando ver «La semilla de la higuera sagrada», brace yourself. No estás a punto de ver solo una película; estás a punto de presenciar una lucha épica que trasciende fronteras y nos recuerda que, en el fondo, todos luchamos por la misma cosa: la humanidad.