La figura de Osgood Perkins ha sido, durante años, un referente del cine de terror contemporáneo. Con una carrera que se encuentra en la intersección de lo grotesco y lo emotivo, Perkins ha sabido explorar los recovecos más profundos de las relaciones humanas, en especial de aquellas que giran en torno a la paternidad. En este artículo, vamos a adentrarnos en su obra, analizando su último lanzamiento, The Monkey, y reflexionando sobre temas recurrentes como la ausencia paterna y la influencia familiar.

Un comienzo en la sombra de Anthony Perkins

Antes de que Perkins se convirtiera en un nombre reconocido en el cine de terror, creció a la sombra de su célebre padre, Anthony Perkins, famoso por su papel en Psicosis (1960). ¿No es curioso cómo a veces el peso de la herencia familiar puede convertirse en una carga? Imagina vivir bajo la constante comparación de tus logros con los de un mito. Osgood ha enfrentado esa realidad y ha sabido transformarla en arte. Desde su primera película, La enviada del mal (2015), la figura paterna está ausente, un recurso que se ha convertido en una especie de firma personal.

Recordando mi propia infancia, puedo empatizar con esa sensación de abandono, aunque en mi caso no se trataba de un padre famoso, sino de uno que simplemente estaba demasiado ocupado con el trabajo. La ausencia puede manifestarse de muchas formas, y Perkins ha sabido retratar esta experiencia en su cine.

La omnipresencia de la madre

En la filmografía de Perkins, la figura de la madre es ineludible. Su madre, Berry Berenson, también tuvo un trágico destino, siendo víctima de los atentados del 11 de septiembre. A partir de esta experiencia personal desgarradora, Perkins ha construido una narrativa en la que las figuras maternas son a menudo complejas, controvertidas y, en algunos casos, bastante oscuras.

Ya sea en Soy la bonita criatura que vive en esta casa (2016) o en The Monkey, las mujeres que aparecen en su obra parecen estar cargando el peso de las expectativas y a menudo enfrentan una soledad crónica. ¿Se han preguntado alguna vez cómo se sienten los hijos al ver que sus madres son mucho más que meras cuidadoras? A veces, parecen héroes y otras, villanas en una historia que apenas comprenden.

Explorando el horror en ‘The Monkey’

The Monkey se distribuye en dos líneas temporales: una centrada en los gemelos Hal y Bill que crecen sin la figura paterna y otra en la actualidad, donde los hermanos, convertidos en adultos, lidian con las secuelas de esa ausencia. El personaje de Elijah Wood, un gurú de la paternidad que, irónicamente, es un padre ausente, añade una capa de ironía al relato. ¿Es posible que nuestras expectativas sobre la paternidad nos sirvan de poco cuando la realidad es tan, digamos, terrible?

El humor negro que Perkins infiltra en la película es casi refrescante y, a la vez, inquietante. Hay algo intrigante en cómo conjuga elementos de comedia y horror, un balance que muchos cineastas temen abordar. Por ejemplo, hay una sección en la que se presenta al monito de juguete que, al dar cuerda, desencadena el caos. ¿No les recuerda a esos momentos en la vida real en los que un pequeño error puede llevar a una catástrofe monumental? Algo tan insignificante como tirar un café puede resultar en un desastre.

Las relaciones familiares en el centro del caos

En The Monkey, las relaciones entre hermanos son retratadas con brutalidad. La dinámica entre Hal y Bill es tensa; uno se siente impotente a la sombra del otro, mientras que el mayor parece disfrutar del poder que tiene sobre el más débil. Esta relación tóxica entre hermanos es un tema que cada uno de nosotros puede entender de alguna manera. ¿Quién no ha tenido algún conflicto con un hermano o hermana?

El concepto de ‘redención’ aparece al final de la película, en un giro que suena más a una reflexión irónica que a un cierre emocional. No obstante, creo que la paternidad no siempre se resuelve con finales felices, ¿verdad? A veces, el trauma y las heridas siguen presentes, aunque intentemos convencernos de lo contrario.

Un viaje a la absurdidad

El humor de Perkins a menudo raya en lo absurdo. En una escena memorable, uno de los personajes experimenta una serie de muertes espeluznantes y grotescas que parecen sacadas de una película de serie B. ¿Cuántas veces hemos estado tan inmersos en una experiencia terrible que la única reacción posible es la risa? Es como cuando alguien se tropieza y, en vez de ayudar, todos se ríen. Una respuesta instintiva que nos muestra cómo lidiamos con el horror.

Sin embargo, a pesar de lo tentador que puede ser caer en el chiste grueso, Perkins parece alejarse del impacto emocional al que nos había acostumbrado. Esto es lo que podría considerarse, en esencia, una fuga hacia la caricatura, lo que puede frustrar a aquellos que busquen una conexión más profunda con los personajes. En este sentido, llega a un punto en que uno se cuestiona: ¿ha brillantemente bromeado sobre la paternidad o ha perdido de vista el sentido de lo que un padre realmente representa?

El legado de Osgood Perkins

A medida que analizamos la carrera de Perkins, es evidente que ha creado un universo propio. Aunque su obra tiene claros ecos de su pasado familiar, Osgood Perkins ha sabido labrarse su propio camino dentro de la industria del cine de terror. Si hay una lección en todo esto, es que la experiencia personal puede y debe filtrarse en el arte.

Es interesante observar cómo su trabajo ha evolucionado, pasando de una visión más centrada en el horror psicológico a un enfoque que borra las líneas entre el terror y la comedia. Sin lugar a dudas, su habilidad para tejer estos elementos demuestra un aprecio por el caos intrínseco de la vida y toca un nervio sensible en todos nosotros.

Por tanto, al final de la proyección de The Monkey, uno puede quedar con más preguntas que respuestas. ¿Quizás eso es lo que Perkins buscaba? En un mundo donde todos intentamos encontrar sentido y razones, él decide abrazar la locura, dejándonos a todos aturdidos y, tal vez, un poco más conscientes de la peculiaridad de nuestras propias dinámicas familiares.

Conclusión: ¿Qué representa realmente la paternidad?

La paternidad, en el cine de Perkins, no es siempre un tema de heroísmo. Más bien, refleja la complejidad y a veces la incomodidad de estas relaciones. Como espectadores, nos enfrentamos a la disonancia entre lo que deseamos y lo que realmente experimentamos. ¿Es posible que nuestras expectativas sobre la familia sean y estén condenadas a ser sobrepasadas por la realidad?

Osgood Perkins sigue explorando el horror, pero, en su mayor parte, lo hace con una mirada que desafía lo convencional. A medida que miramos hacia el futuro y esperamos nuevos proyectos de este talentoso cineasta, debemos recordar que el verdadero terror puede no residir en monstruos o demonios, sino en las historias que llevamos dentro. Así que, la próxima vez que vean una película de Perkins, piensen en su propia experiencia familiar; quizás haya más en su trabajo de lo que parece a simple vista, y, quién sabe, podrían encontrar en su propio terror una historia que contar.


Espero que este análisis les haya proporcionado una nueva perspectiva sobre la obra de Osgood Perkins. Hay algo intrínsecamente humano en sus historias que nos recuerda que, a veces, el verdadero terror se encuentra mucho más cerca de casa.