Rodrigo Hernández Cascante, a sus 28 años, se ha convertido recientemente en uno de los nombres más aclamados del fútbol mundial. El flamante Balón de Oro 2023 no es solo un jugador destacado, sino que su trayectoria es una historia de perseverancia, capacidad de adaptación y, por qué no decirlo, un poco de humor. ¿Quién podría imaginar que un chaval «muy bajito» en la cantera del Atlético de Madrid se transformaría en un gigante del fútbol, tanto en lo físico, con sus 192 centímetros, como en su impacto en el juego? ¿Te has preguntado alguna vez cuántas veces alguien ha sido subestimado y ha logrado demostrar lo contrario? Sigma lo hace.
Un comienzo inesperado: el descarte del Atlético de Madrid
2012 fue un año crucial para Rodrigo. En esa época, sus habilidades en el campo ya eran evidentes, pero su estatura jugó en su contra. En un deporte donde el promedio de altura parece dictar el éxito (a veces de manera ridícula), los jefes de la cantera del Atlético de Madrid decidieron que un juvenil de 11 años que apenas alcanzaba la altura del balón no tendría futuro en el club. Julián Muñoz y Carlos Aguilera, los responsables de este juicio, quizás no eran conscientes de la magnitud de su error. ¿Quién necesita estatura cuando tienes habilidad, inteligencia y un espíritu tenaz?
Así que, cuando el Villarreal lo fichó en 2013, era un cambio que en ese momento parecía oportuno. Fue allí donde Rodrigo empezó a brillar realmente, aunque el camino no fue fácil. Recuerdo cuando un amigo mío, también futbolista en su juventud, fue descartado de su equipo local por no ser «lo suficientemente rápido»; es curioso cómo estos juicios tempranos pueden marcar el camino de una vida. Pero, así como mi amigo decidió mantenerse en forma y entrenar más duro, Rodri hizo lo que mejor sabía: se convirtió en una fuerza a tener en cuenta.
El regreso triunfal al Atlético
Pocos años después, y tras haber dejado su marca en el Villarreal bajo la dirección de Marcelino, el Atlético tuvo que hacer una de las decisiones más caras de su historia: 25 millones de euros para recuperar a Rodri. ¿Alguna vez has tenido que comprar algo de nuevo que ya tenías y te arrepientes de haberlo dejado ir? En este caso, fue una inversión que valió la pena. Rodri regresó al Atlético de Madrid, donde continuó su desarrollo esta vez bajo las ordenes del formidable Diego Simeone. La relación entre ellos estaba bien, pero, como en muchas relaciones, no era perfecta.
La búsqueda de nuevas oportunidades
Después de un año, la relación entre Rodri y Simeone, aunque cordial, se asemejaba más a un rompecabezas deshecho que a una máquina bien engrasada. Mientras tanto, el Manchester City de Pep Guardiola lo observaba desde la distancia, y cuando recibieron la llamada, Rodri no dudó en hacer las maletas. ¿Recuerdas ese momento en el que decidiste dejar tu trabajo para seguir uno de tus sueños? Esa mezcla de emoción y miedo es parecida a lo que seguramente sintió Rodri al volar a Inglaterra.
Con el City, Rodri encontró un espacio para brillar. En sus primeros días en la Premier League, fue como un niño en una tienda de dulces, ¡y de eso hay que aprovecharse! En el transcurso de su carrera en Inglaterra, logró no solo ganar cuatro títulos de la Premier League, sino también alzar la Champions League. Es fácil olvidar que cada uno de esos trofeos es el resultado de noches de trabajo duro, lesiones, sacrificios y momentos de duda. ¿Pero quién diría que esto no fue solo un resorte de suerte? La habilidad de Rodri y su voluntad de superarse lo llevaron a la cima.
La transición a la selección nacional
A pesar de su éxito a nivel de clubes, Rodri también tuvo que enfrentar el desafío de establecerse en la selección nacional española. Durante algún tiempo, vivió a la sombra de Sergio Busquets, uno de los más grandes mediocampistas en la historia de España. Fue un momento de tensión para él, similar a esa sensación de nerviosismo antes de una presentación, cuando sientes que no estás a la altura. Pero, como todo buen relato de superación, el panorama cambió después de la Eurocopa de 2021, donde finalmente se liberó de esa sombra y se abrió camino para convertirse en el eje del equipo español.
Su vida en la selección no estuvo exenta de sorpresas. En el Mundial de Qatar, Luis Enrique decidió probarlo como central, lo que resultó en una gran controversia. Imagínate a un chef que decide de repente preparar un pastel salado en lugar de uno dulce. La idea suena rara, pero, quién sabe, tal vez le salga bien. En este caso, no salió. Pero eso no detuvo a Rodri, quien, tras el fiasco de la eliminación en los penales frente a Marruecos, demostró que nunca se deja caer.
Un nuevo capítulo con Luis de la Fuente
Cuando llegó Luis de la Fuente como nuevo entrenador de la selección, fue como un nuevo rayo de esperanza. Bastó con un simple despido para que Rodri encontrara su lugar ideal en el grupo. La consagración llegó con la Liga de Naciones 2023, seguida de otro triunfo en la Eurocopa, donde, para colmo de su éxito, fue nombrado el mejor jugador del torneo. En esos 46 días de convivencia con el equipo, Rodri mostró que no solo puede liderar en el campo, sino que también puede ser un amigo leal, apoyando a compañeros como Álvaro Morata en cada paso.
¡Vaya salto, eh! De ser el chico que se marchó del Atlético de Madrid por no ser alto, a ser el motor del equipo que levantó la Eurocopa. A veces pienso que la vida es como un juego de fútbol: si te caes, lo importante es levantarte y seguir corriendo.
Un Balón de Oro… sin redes sociales
A pesar de todo su éxito, hay algo que distingue a Rodri de otros jugadores famosos: su negativa a tener redes sociales. Es curioso pensar en un Balón de Oro que vive entre las sombras de su propia fama. Mientras muchos futbolistas comparten su vida cotidiana en Instagram, Rodri prefiere disfrutar de su éxito en la privacidad. Como si fuera un artista que no siente la necesidad de presentarse en un escenario. ¿Es una forma de humildad o simplemente una peculiaridad suya? Cada uno lo interpretará a su manera.
Además de su desempeño deportivo, Rodri es un Graduado en Dirección y Administración de Empresas, lo que añade otra capa de asombro a su figura. Su Trabajo de Fin de Grado lo defendió entre juegos de la Eurocopa de 2021, lo que sin duda más de uno consideraría una hazaña formidable en sí misma.
Reflexiones finales: de bajito a Balón de Oro
La historia de Rodrigo Hernández es más que solo éxito deportivo; es un verdadero testimonio de la determinación humana frente a la adversidad. Nos recuerda que las primeras impresiones no siempre son correctas y que, a veces, los caminos menos esperados conducen a las mayores recompensas. Hoy, a punto de comenzar su rehabilitación por una lesión en su ligamento cruzado, casi me imagino a Rodri en vida real mirando hacia atrás pensando: «A ver cómo me sale este nuevo capítulo».
El Balón de Oro que recibió en el Teatro Chatelet de París no es solo un trofeo; es símbolo de un viaje lleno de sorpresas, decisiones difíciles y un crecimiento que reitera la fuerza del espíritu humano. Así que, para todos ustedes que alguna vez fueron subestimados, piensen en Rodri. No se trata de ser el más alto, el más rápido o el que siempre está en el centro de atención. A veces, solo se necesita un poco de resiliencia y muchas ganas de jugar. ¡Gracias, Rodri, por inspirarnos a todos!