¿Quién no recuerda esos días de los 80 y 90, cuando la música se reproducía en casetes? Esa sensación de incertidumbre cada vez que tenías que presionar «rewind» para encontrar la canción perfecta, la ansiedad por si la cinta se enredaría en el walkman, y esa emoción única de hacer una mezcla que definía el estado de ánimo del momento. Pero, ¿qué ocurre hoy en día con un formato que muchos consideraban extinto? ¡Prepárense, porque las casetes están de vuelta! Y no solo como un remanente de tiempos pasados, sino como un símbolo de coleccionismo y nostalgia que resuena profundamente en la Generación Z.
La nostalgia como motor de tendencias
El regreso de las cintas de casete puede parecer un fenómeno aislado, pero en realidad está íntimamente ligado a una tendencia más amplia: la aantrekkender por lo retro. Desde el renacimiento del vinilo hasta el regreso de los muebles retro en decoración, la sociedad está redescubriendo los encantos de la simplicidad y lo tangible. Quizás sea una forma de resistir el torrente de lo digital en nuestros días, como si nos dijéramos a nosotros mismos: «A veces, menos es más».
La musicóloga Sandra Muñoz explica que, a pesar de que el acceso a la música se ha facilitado enormemente gracias a las plataformas de streaming, hay algo peculiar en la experiencia de escuchar un casete. Para los más jóvenes, un casete es casi un objeto de colección, como un artículo de culto que los conecta con un pasado que no vivieron. ¿Quién no ha sentido ese impulso irracional de nostalgia, al mirar un viejo objeto y recordar tiempos que jamás se representaron en nuestra realidad?
Un auge en cifras
Si te acabas de reincorporar al mundo de las casetes, puede que necesites algunos números para ponerlo en perspectiva. ¡Aquí van! Entre 2015 y 2023, las ventas de cintas de casete en Estados Unidos aumentaron un asombroso 443%. En el Reino Unido, las cifras no son menos impresionantes, con alrededor de 600,000 unidades vendidas en los últimos seis años. Y si pensabas que esto era solo una moda pasajera, en Japón la demanda de reproductores de casete ha multiplicado su demanda por diez.
Esto hace que uno se pregunte: ¿realmente estamos viviendo un renacimiento de las casetes o simplemente una inclinación romántica hacia el pasado? Lo cierto es que las cifras hablan, y el consumidor se ha vuelto más consciente de sus elecciones, buscando experiencias que vayan más allá de lo efímero.
Nostalgia en acción: el caso de La Cassettería
No podría hablar sobre el resurgimiento de las cintas de casete sin mencionar a La Cassettería, una tienda que ha capturado la esencia de este renacimiento en el centro de Madrid. Luis González, su propietario, decidió abrir en 2021 la primera fábrica-taller de cintas de casete en España. A medida que las ventas comenzaron a crecer, su historia nos presenta un lindo ejemplo de cómo el pasado puede reinventarse.
Luis relata con humor cómo una familia llegó desde Canarias para comprar un walkman. Imagínatelo: un niño de 12 años con su cara iluminada de emoción, trayendo todos sus ahorros porque había escuchado historias mágicas sobre cassettes. ¿Hay algo más entrañable que eso? Este tipo de anécdotas solo reafirma la idea de que lo retro es ahora un elemento de conexión emocional y experiencia.
Más que un simple formato
Para bien o para mal, el casete no es solo un soporte de música. Es una experiencia. La misma Sandra Muñoz menciona que el casete «nos anima a escuchar álbumes completos sin interrupciones». En un mundo donde la música generalmente se consume a través de listas de reproducción infinitas en Spotify, este formato ofrece una reconexión con la escucha activa.
¿Quién no ha experimentado esa sensación de perderse en un álbum, dejar de lado el teléfono móvil y zambullirse en un mundo diferente? Eso, mis amigos, es el encantador poder de los cassettes. En este contexto, no es sorprendente que artistas de renombre como Taylor Swift, Billie Eilish y Harry Styles hayan decidido lanzar sus álbumes también en este formato.
Casetes y coleccionismo: una nueva forma de expresión
Entre los millennials y centennials, poseer una cinta no es solo un acto de adquirir música; es un acto de expresión. Según Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, el público objetivo que busca casetes no es el consumidor casual, sino alguien que quiere un «contenido diferente» y que aprecia el valor sentimental de estos objetos.
Las casetes se han convertido en objetos de deseo, y Luis no se quedó atrás al hablar de la venta de cintas por precios exorbitantes, como una de «Lover» de Taylor Swift que se vendió por 50 o 60 euros. Esto genera un interesante debate sobre la fluctuación de precios en plataformas de reventa. Al final del día, ¿no es eso lo que hace que el coleccionismo sea tan emocionante? La caza del tesoro en un mundo donde cada cassette cuenta una historia.
Una moderna oda a lo simple
A pesar de esta resurrección, es importante señalar que aún hay deficiencias en el mercado de las casetes. Según el último informe de Promusicae, en 2023, la venta de casetes representó solo el 0.06% de los ingresos totales de la música física en España. Quizás sea una señal de que las empresas discográficas no están invirtiendo lo suficiente en dar más visibilidad al formato. Pero, como con todas las tendencias, es probable que si se ignora, quede bajo la capa del polvo.
La frustrante realidad es que los cassettes son «un formato incómodo de escuchar». Así que, por el amor de la música, ¿podemos encontrar el equilibrio entre lo retro y lo práctico? Tal vez estemos ante un momento en el que el vinilo y el cassettes coexisten en el mismo espacio, permitiéndonos disfrutar de lo mejor de ambos mundos.
Conclusiones de un fenómeno sorprendente
¿Estamos, de verdad, viviendo un resurgimiento de las cintas de casete? La respuesta es tanto sí como no. Aunque el formato ha mostrado señales de reactivación, también es indiscutible que muchas personas siguen consumiendo música a través de plataformas digitales. ¿Quién puede resistirse a la conveniencia de tener miles de canciones al alcance de un clic?
Sin embargo, el hecho de que la cultura de las casetes esté en auge, promovida en gran parte por las redes sociales, nos dice que el amor por lo análogo y lo tangible aún tiene un lugar en nuestros corazones. A medida que navegamos por un mundo cada vez más digital, ¿podríamos estar buscando un refugio en estas pequeñas bobinas de nostalgia?
En última instancia, el futuro de las cintas de casete es incierto, pero una cosa es clara: si hay algo que hemos aprendido en este viaje, es que la música, ya sea en formato digital o en cintas de casete, tiene un poder inmenso para unirnos. Recuerdos, emociones, y una pizca de nostalgia son suficientes para mantener vivo el espíritu de las casetes, y quizás, solo quizás, eso sea lo que realmente importa.
¿La música volverá a reproducirse de esa manera divertida y nostálgica? Solo el tiempo lo dirá. Hasta entonces, suena el casete y disfrutemos del viaje.