Es curioso cómo ciertos eventos pueden saltar de las páginas de la historia a ser un espectáculo vibrante y conmovedor. Uno podría pensar que la religiosidad es algo reservado a las conversaciones serias y las situaciones solemnes, pero permítanme contradecirlo. En Sevilla, la Magna de 2024, programada para el 8 de diciembre, es una verdadera fiesta de fe que une a miles de personas en una celebración que va más allá de estatuas y procesiones; es un canto a la vida, una manifestación de pasiones profundas y, claro, un buen pretexto para disfrutar de una cervecita fría tras el evento.

Pero, ¿qué es exactamente la Magna de Sevilla y por qué debería importarnos? ¿Acaso no estamos todos algo cansados de tanto evento y tanto compromiso? Aquí es donde se concentrará la atención y la devoción, así que preparemos las sillas y pongámonos cómodos porque vamos a profundizar en la esencia de esta celebración fascinante.

Un poco de historia: ¿Cómo empezó todo?

Remontémonos a 1999, un año que, admitámoslo, será recordado por muchas cosas pero que, en Sevilla, marcaría el inicio de un legado. El entonces arzobispo de Sevilla, el cardenal Amigo Vallejo, hizo algo inesperado: propuso un congreso para hablar sobre la religiosidad popular en la Iglesia y su papel en el nuevo milenio. ¡Y vaya que sí lo logró! Nació así el Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, un evento que ha evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a las necesidades del tiempo y de sus fieles.

Fast forward a 2024. El actual arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, decidió que era hora de darle un giro emocionante a las cosas. La idea era hacer una procesión de clausura que no solo finalizara el congreso, sino que llevara a las calles lo mejor de la religiosidad sevillana. ¿Y qué hace uno en Sevilla cuando quiere hacer algo especial? ¡Una procesión espectacular, por supuesto!

¿Por qué el 8 de diciembre?

Ah, la fecha. ¿Por qué elegir un día que, en términos generales, simplemente es festivo? Resulta que no es una elección arbitraria. El 8 de diciembre es la solemnidad de la Inmaculada Concepción, un día de gran resonancia espiritual. La decisión de mover el congreso de octubre a diciembre no fue simplemente una cuestión de logística, sino que estaba cargada de significado. Estábamos hablando de la Virgen María desde el siglo XIII, nada menos.

Imagínense la escena: las calles de Sevilla adornadas con luces, con el olor a churros y chocolate en el aire, y la devoción vibrante de cientos, si no miles, de personas. No es solo un evento religioso, es una fiesta para los sentidos.

Imágenes que atesoran devoción

Sin duda, la selección de las imágenes que participan en esta Magna de Sevilla es un tema que levanta pasiones. Cada hermandad tiene su propia historia y valor; cada imagen, un pedazo del corazón de Sevilla:

  • Virgen de los Reyes: Comenzamos con la patrona de Sevilla, un título que no se otorga a la ligera. Su historia se remonta a la reconquista de Fernando III, cuando imploró a la Virgen en tiempos de guerra.

  • El Gran Poder: Esta imagen de Jesús Nazareno es fundamental en la Semana Santa sevillana, y desde 1620 ha sido un ícono de devoción. Cada viernes, su basílica se llena de fieles que buscan un momento de conexión espiritual.

Nota de humor: ¿Alguna vez te has encontrado en una procesión y has dicho «¿Por qué estoy aquí?», mientras un grupo de ancianitas se pelea por la mejor posición para ver a la imagen? No te preocupes, ¡les pasa a todos!

  • La Esperanza de Triana: Esta imagen es testimonio de la profunda devoción en los barrios sevillanos. “Triana”, un nombre que evoca arte, poesía y un poco de picardía, tiene su propia historia de fe y devoción.

¡Pero no se quedan ahí! Entre otras hermandades, también veremos a la Virgen de Valme, la Virgen de Setefilla, y el Cachorro. Cada una cuenta una historia que ha sido contada y recontada, uniendo generaciones y creando comunidad.

¿Te imaginas la mezcla de emociones que se experimenta al ver todas estas imágenes en una sola procesión? Es como un «best of» de la historia religiosa sevillana y, honestamente, ¡no hay nada igual!

¿Cómo será el recorrido?

Hablemos de logística porque no todo puede ser emoción desbordante. El segundo congreso de hermandades y la Magna tienen un plan bien estructurado. El recorrido de la procesión comenzará en la Catedral y finalizará en el Paseo de Colón, un trayecto que supera el kilómetro y medio y está pensado para que todos disfruten del espectáculo.

Las imágenes se desplazarán a un ritmo pausado para que el público tenga la oportunidad de apreciar cada detalle. Serán, aproximadamente, unas tres horas llenas de magia, devoción y, por supuesto, “¡Esa es mi Virgen!” a gritos.

¿Merezco un asiento?

Un aspecto extraordinario (y un poco caótico) de estas celebraciones es la demanda de sillas. En años pasados, se han registrado largas colas virtuales y sold out en cuestión de horas. Durante la última venta de sillas, se registraron hasta 250,000 visitas en solo cuatro horas. ¡Es como intentar sacar entradas para un concierto de tu banda favorita! Y como si eso no fuera suficiente, cualquier espacio libre se convierte en el punto de vista perfecto para disfrutar del evento.

Si no puedes conseguir una silla, no te preocupes. Puedes encontrar lugares ideales en la Plaza del Triunfo, la Avenida de la Constitución y el Paseo de Colón.

Tiempo de celebración: ¿Qué dice la predicción?

En cuanto al clima, parece que los dioses del tiempo han decidido ser benévolos. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las predicciones parecen favorables para el desarrollo del evento. La semana promete cielos despejados y sin precipitaciones. Y si has vivido en Sevilla durante un invierno, sabes que esas son las mejores noticias que uno puede recibir.

Conclusiones: Más que una procesión

Al final, la Magna de Sevilla no es sólo sobre las imágenes que desfilan; es un evento que reúne a personas de todas las edades y experiencias. Desde los devotos que han estado asistiendo durante generaciones hasta los nuevos curiosos, todos son bienvenidos a unirse a la celebración.

La Magna busca ser un puento de comunión y unidad, un espacio donde se torna fácil dejar de lado las preocupaciones diarias y sumirse en la belleza de lo espiritual. Tras el bullicio, las risas, y quizás alguna que otra lagrimilla emocionada, queda una sensación de pertenencia, de estar unidos por algo más grande que nosotros mismos.

Así que, si te encuentras en Sevilla en diciembre o decides hacer un viaje a la ciudad para el evento, ¿por qué no dejar que el espíritu de la Magna te envuelva? ¡Nos vemos allí! ¡Y no olvides tu silla!