En la era de la información, donde los titulares de noticias se convierten en memes y las verdades son más discutidas que nunca, en la ciudad de Orense ha surgido un debate candente. Al parecer, el alcalde de la ciudad, Jesús Manuel Jácome, ha optado por un enfoque insólito al comunicarse con sus ciudadanos, dejando de lado a los medios tradicionales. Dijo, y cito: “La verdad no necesita intermediarios”. Y como buen bloguero, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos ante el comienzo de un experimento audaz o es el inicio de un naufragio democrático?
La rueda informativa de Jácome: ¿amigo o enemigo?
Imagínate que un día decides que ya no vas a hablar con tus amigos a través de mensajes de texto, y en su lugar, decides hacer una transmisión en vivo desde el comedor de tu casa solo para ellos. Parecería que estás jugando a ser una superstar, ¿verdad? Eso es, en esencia, lo que ha intentado hacer el alcalde de Orense. En sus recientes “ruedas informativas”, ya no considera necesario pasar por los filtros de la prensa. En su lugar, tiene como escenario el salón de plenos para hablar directamente con los ciudadanos. ¡Aló, Mark Zuckerberg! ¿Estamos en camino a convertir a los políticos en influencers?
Sin embargo, esta nueva estrategia no ha pasado desapercibida. Si pensabas que solo los adolescentes se quejan de las malas decisiones de sus padres, ¡espera a que escuches a los partidos políticos de Orense! El PP ha exigido más transparencia, mientras que el PSOE y el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) han levantado las cejas al afirmar que este enfoque pone en peligro el derecho a la información. E incluso el Colegio de Periodistas de Galicia ha calificado esta medida como un “grave peligro para la democracia”. ¿A qué estamos jugado aquí?
La mediación en la comunicación
La mediación en la comunicación es un concepto que quizás no todos entendemos completamente. En términos sencillos, se refiere a cómo los datos y la información son filtrados y presentados a la audiencia. Imagina que tienes un chisme jugoso. Si lo cuentas a una sola persona, esa versión puede ser completamente diferente si se lo cuentas en una fiesta. Ahora imagina que un alcalde tiene la responsabilidad de informar a toda una ciudad. ¿Es mejor que ese mensaje llegue a través de la prensa, como un buen café cargado de crema, o es mejor tomando el camino directo, como si fuera un espresso amargo? La mayoría se inclina por el primero porque asegura que la información es verificada y equilibrada.
En este caso, Jácome parece creer que puede ser el barista y el cliente al mismo tiempo. Y eso tiene su encanto, ¿verdad? Pero también podría ser un problema si las cosas no salen bien. ¿Realmente podemos confiar en que un político, específicamente uno que ya ha cosechado cierta controversia, sea objetivo al informar sobre sí mismo y su administración?
Los peligros de la comunicación unilateral
Aunque muchos puedan aplaudir la decisión de Jácome de comunicarse directamente con los ciudadanos, también hay que cuidar el otro lado de la moneda. La falta de mediación en la comunicación puede llevar a información sesgada o incompleta. El reto aquí es que los ciudadanos necesitan informarse sobre los asuntos que les afectan, de manera particularmente grave, que dichos temas sean tratados con rigor periodístico.
Pensemos en una situación personal. Imagina que entre tus amigos surge un debate candente sobre a quién invitar a la fiesta. Tienes a tu mejor amigo en una esquina aconsejando a los demás, mientras que en el otro lado, está el “poli del barrio” diciendo que “solo inviten a los que limpien después”. ¿Quién tiene más credibilidad? Probablemente, el primero. Por eso, la información que llega a través de medios formales tiende a ser más confiable. Porque, ¡vamos! No sería la primera vez que alguien se inventa un dato para quedar bien.
El poder de las redes sociales
Las redes sociales han surgido como una herramienta poderosa para la comunicación directa. Aunque las redes pueden ser un canal eficaz para que los políticos lleguen al público, este enfoque también tiene sus desafíos. La immediación puede resultar atractiva, pero también puede hacer que el mensaje se convierta en un #histeriaencadena que no necesariamente representa la voz de la ciudadanía en su conjunto.
Tomemos como ejemplo a figuras como Donald Trump o AOC. Ambos han utilizado plataformas de redes sociales para atraer a sus seguidores. Pero, al mismo tiempo, estos movimientos han ido acompañados de sus propias dinámicas de desinformación. Eventualmente, la línea entre lo que es información veraz y lo que es un tuit impulsivo se vuelve desenfocada, generando confusión e incluso polarización.
Como ciudadanos, ¿realmente procuramos informarnos de manera crítica, o nos dejamos llevar por los aduladores en las redes? Pienso que hay que estar alerta.
La preocupación por la democracia
El desprecio por los medios tradicionales que ha exhibido Jácome podría parecer un escueto movimiento populista dirigido a llamar la atención, y en esos tiempos, benefician tanto a la figura política como a la fama. Sin embargo, este fenómeno no debe tomarse a la ligera. Ya lo dijo otro alcalde célebre, Rudy Giuliani, mete la pata en tantas ocasiones, “La prensa es nuestra mejor defensa del despotismo”. Porque, en última instancia, la información riguroso y verificable es lo que mantiene el equilibrio en cualquier democracia.
Si los ciudadanos solo escuchan lo que su representante les dice sin el filtro crítico de los medios, ¿realmente están participando en un diálogo democrático? Demasiada confianza en la bondad de un solo voz puede resultar en eco chamber, un lugar donde solo se escucha lo que uno quiere oír. ¿Acaso eso realmente alimenta la democracia?
Perspectivas de cara al futuro
Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? ¿Debería oriente la ciudad por este nuevo rumbo, donde los ciudadanos escuchan de primera mano a sus líderes? Quizás hay soluciones más equilibradas que puedan integrarse. Una participación de los medios pero también una disposición por parte de los políticos a escuchar. Las encuestas, feedback y análisis de datos pueden ser aliados en esta aventura.
Parece que aún hay tiempo para reflexionar sobre cómo se comunica en nuestra sociedad. Habría que crear espacios donde ambos lados puedan dialogar: los líderes políticos y los medios, pero también con los ciudadanos. ¿Por qué no organizar foros de discusión periódicos, donde se pueda hablar sin los filtros de la moda? ¿Qué tal involucrar a la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones?
Reflexiones finales
Cada día se enfrentan a decisiones que moldean nuestras comunidades. La comunicación directa, si bien puede ser un avance, también trae consigo riesgos significativos. La misión de un político debería ser la de garantizar que los ciudadanos obtengan la información más precisa y completa posible, no solo la que los beneficia.
A medida que Orense mira hacia el futuro, la cuestión permanece: ¿seguirá este enfoque o se dará cuenta de que, aunque la comunicación directa suene bien en teoría, la democracia puede resultar mejor con uno o dos pasos intermedios?
Si aún no lo has hecho, te invito a reflexionar sobre tus propias experiencias con la comunicación, ¡me encantaría saber tu opinión! Siempre supe que tenía que crecer junto a la comunidad, pero ¿es solo un deseo o es una necesidad?