En el vertiginoso mundo de la política española, pocas veces nos encontramos ante un caso que haga tambalear los cimientos de varias formaciones políticas como lo ha hecho la reciente controversia en torno a Íñigo Errejón. La situación ha generado un enredo de declaraciones y posturas, convirtiéndose en un campo de batalla mediático donde cada palabra cuenta. A medida que el caso avanza, surgen reflexiones sobre la cultura política en nuestro país, y sobre cómo todavía hay mucho camino por recorrer en lo que respecta a la violencia machista y el acoso. ¿Estamos ante un momento de cambio real o simplemente ante otro escándalo más que pronto quedará en el olvido?

Un dardo directo al PP: el protocolo antiacoso

La portavoz del PSOE, Esther Peña, ha sabido aprovechar esta controvertida situación para disparar dardos directos al partido que, bajo la dirección de Alberto Núñez Feijóo, parece haber estado más ocupado en redes de poder que en crear un entorno seguro para todos sus miembros. Peña no dudó en afirmar que el PP carece de un protocolo claro para prevenir el acoso y la violencia machista. Es como si, en lugar de enfocarse en crear un ambiente seguro, hubieran estado jugando al escondite. Al parecer, el protocolo antiacoso del PSOE, que se introdujo en 2021, está más accesible que la última temporada de tu serie favorita en Netflix.

Me imagino que si buscas “protocolo antiacoso PP” en Google, obtendrás más resultados sobre recetas de cocina que sobre medidas concretas de prevención. ¿Es esta la manera en que queremos que se enfrente el machismo en un partido político que tiene muchos años de historia a sus espaldas? La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿acaso la política es un rincón para el machismo y la violencia, o debería ser un bastión de principios?

Manuela Carmena y el eco de la sorpresa

Por otro lado, la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha expresado su “shock” ante las acusaciones contra Errejón, describiendo la situación como “horrible”. A veces, como cuando te das cuenta que olvidaste comprar el pan para la cena, uno se siente completamente perdido al escuchar tales revelaciones. Carmena, quien tiene una trayectoria impecable en política, parece haber sido sorprendida por la ola de acusaciones. Es como si de repente se hubiera dado cuenta de que el mundo no es tan perfecto como había imaginado.

En este punto, vale la pena reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros puede verse envuelto por situaciones inesperadas. ¿Cuántas veces hemos creído que tenemos el control de un tema solo para encontrarnos con un giro inesperado? Esto nos lleva a cuestionarnos, ¿estamos realmente preparados para afrontar la realidad, o solo nos escudamos en nuestra zona de confort?

La respuesta de Sumar y la reflexión necesaria

En un giro inesperado, Sumar, el partido liderado por Yolanda Díaz, ha reaccionado a la crisis de Errejón de manera que ha sido considerada adecuada por muchos. Según Peña, Sumar ha hecho los “deberes”, y en un mundo donde el cumplimiento de las responsabilidades se está volviendo una rareza, es refrescante ver que hay quienes realmente están tomando medidas en serio. No obstante, lo que sí parece faltar es la introspección y el análisis crítico sobre lo que podría estar fallando.

La sugerencia de Peña a Sumar de abrir un “período de reflexión” nace de la necesidad de examinar cómo y por qué estos incidentes siguen ocurriendo. Aquí es donde la cosa se pone interesante. ¿Puede realmente una organización política cambiar su cultura interna para prevenir situaciones como esta? Si los cambios fueran tan simples, ya los hubiésemos implementado, ¿no es cierto?

El machismo en la política: una problemática arraigada

Peña no escatima en críticas al PP por sus alianzas con Vox, identificándolo como un gran obstáculo en la lucha contra el machismo. Cuando afirma que “gobernar con partidos ultras abiertamente machistas no ayuda”, es como si hiciera sonar una campana de alarma. ¿Cuántas veces hemos escuchado promesas vacías sobre cómo se abordaría el tema de la violencia de género? Este problema no es nuevo, y queda claro que, a pesar de los discursos, el machismo no es un mal que se erradica de la noche a la mañana.

La cultura política en España refleja, en muchos casos, una herencia de resistencia hacia el cambio. Los pactos con partidos que minimizan la gravedad del machismo pueden verse como un paso en la dirección equivocada. ¿No deberíamos, todos, aspirar a un entorno en el que el respeto y la dignidad sean la norma y no la excepción?

Las víctimas en el centro de la conversación

Peña también enfatiza la importancia de enfocar el discurso en las víctimas de violencia machista. Esto es fundamental, ya que la batalla no se trata simplemente de políticas, sino de vidas reales que están siendo destrozadas por la violencia machista. Nos “vendemos” como un país de derechos, y, sin embargo, muchas mujeres siguen sufriendo en silencio. ¿Qué estamos haciendo para cambiar esto realmente?

Es muy fácil mencionar palabras bonitas en un mitin o en una rueda de prensa, pero, ¿cómo se materializan esas palabras en acciones concretas? La solidaridad del PSOE con las víctimas se siente sincera, pero la pregunta persiste: ¿es suficiente?

Redes sociales y el acoso: un nuevo campo de batalla

Otro punto vital que Peña aborda es el acoso que sufren las víctimas en redes sociales, un fenómeno creciente que ha sido fomentado por una ultraderecha cada vez más organizada y provocativa. Este nuevo campo de batalla se ha vuelto más destructivo con cada tuit y cada “like” que refuerza comportamientos tóxicos. Las redes sociales, que podrían ser una plataforma de apoyo y visibilidad, a menudo se transforman en un lugar donde las mujeres son atacadas en su dolor y sufrimiento. ¿No deberíamos usar estas herramientas para elevar las voces de las víctimas y ofrecerles el apoyo que merecen?

La solidaridad y el trabajo para crear entornos seguros para denunciar son aspectos que deberían ser prioridad.Debemos recordar que detrás de cada hashtag y cada trending topic hay una historia, una vida marcada por el sufrimiento. ¿No merece cada una de estas vidas ser escuchada y defendida?

Reflexiones finales y un llamado a la acción

En conclusión, el caso de Íñigo Errejón es solo la superficie de una problemática mucho más profunda que seguimos enfrentando en nuestra sociedad. Las tensiones políticas no son solo un juego de poder; son reflejos de una sociedad que lucha con sus propios demonios. Las palabras de pena, el “shock” de Carmena, y las acciones de Sumar son componentes de este rompecabezas complejo, y lo que realmente importa es cómo nos unimos para enfrentarlo.

Como ciudadanos, es nuestra responsabilidad apoyar un cambio real y duradero, no solo en los pasillos del poder, sino en nuestras propias comunidades. La lucha contra el machismo y la violencia de género comienza con cada uno de nosotros. ¿Estamos dispuestos a ser parte de esa lucha o preferimos seguir mirando hacia otro lado hasta que sea demasiado tarde?

A veces, la política nos hace sentir impotentes, pero cada pequeño paso cuenta. Y, aunque es posible que las cosas no cambien de la noche a la mañana, lo que está en juego es demasiado importante como para quedarse de brazos cruzados. Así que la próxima vez que veas un sobre en la mesa con un nombre de un partido que no te convenza, recuerda que tu voz y tu voto tienen más poder del que imaginas. ¡No dejemos que la política se convierta en un escenario para el machismo!