En una ciudad tan rica en historia y cultura como Sevilla, no hay lugar para la monotonía. La tradición se entrelaza con la modernidad y cada rincón cuenta una historia digna de ser escuchada. Recientemente, se ha planteado la interesante pregunta sobre a quién deberían otorgarse oro, incienso y mirra —sonidos poco habituales en un debate político, ¿verdad?—, una propuesta que nos hace reflexionar sobre cómo valoramos a aquellos que realmente contribuyen al bienestar de nuestra sociedad.
Pero antes de profundizar en este homenaje simbólico, déjame contarte una anécdota personal. El otro día, mientras paseaba por el centro de Sevilla, me encontré en una especie de trance. No, no era por el incienso colocándose en un ritual cofrade; estaba entre las miles de luces que, a pesar de ser un día lluvioso, iluminaban las calles como si quisieran decir: “¡Hola, mírame!”. Fue cuando me di cuenta de cuán dinámico y vibrante puede ser el ambiente sevillano. Así que, en este artículo, hablaremos de cómo diferentes políticos locales ven a su ciudad y a sus ciudadanos a través de los tres presentes mencionados.
El oro: tributo a los veraderos héroes
Hablemos del oro. Clásicamente, este metal precioso era reservado para los reyes. Como bien dice el alcalde José Luis Sanz, el verdadero galardón debe ir a los sevillanos que, día tras día, construyen y embellecen «la mejor ciudad del mundo». Y si me preguntas, creo que muchos de nosotros hemos sentido ese orgullo, especialmente cuando vemos a otros esforzarse por mejorar su comunidad.
Un oro para la comunidad
Sanz destaca ejemplos como la Magna, un evento que resonó en el corazón de la ciudad el año pasado. Pero ¿qué hay de esos colectivos que trabajan en las sombras, desde los rincones de los barrios menos favorecidos? Aquí es donde entra el sentimiento de comunidad. Antonio Muñoz, del PSOE, señala que el oro representa un «mundo nuevo, brillante y valioso». Ciertamente, en tiempos complicados, aquellas pequeñas luces son las que nos mantienen en marcha, ¿no?
Así que, si estás pensando en un tributo, este bien podría ser para todos aquellos que, con constancia y dedicación, transforman pequeñas áreas de Sevilla en oasis de orgullo. Pero, sinceramente, ¿cuándo fue la última vez que agradeciste a tu vecino por mantener su jardín impecable? Un café y una conversación pueden ser el oro más brillante que podemos compartir.
El impacto de las organizaciones jóvenes
Por otro lado, desde Vox, Cristina Peláez propone otorgar el oro a la organización juvenil Revuelta por su admirable campaña de ayuda a los damnificados de la Danas. Esto sin duda refleja una tendencia creciente entre los jóvenes en España: levantarse y ayudar a la sociedad, algo que merece ser celebrado. ¡Descubrir que tienes a tu lado a personas que no solo hablan, sino que actúan, es un verdadero tesoro!
El incienso: aroma de unión y compromiso
Pasando al incienso, este elemento ha estado presente en ceremonias a lo largo de los siglos. Se utilizaba como ofrenda a los dioses y en la actualidad, está indisolublemente ligado a las tradiciones de Sevilla. Sanz propone regalarlo a los trabajadores de los servicios municipales, que son nada menos que los héroes anónimos de nuestras ciudades.
La importancia del trabajo en equipo
Los trabajadores municipales son esos individuos que están detrás del telón de la ciudad. Sin ellos, ni la limpieza, ni el transporte público, ni la atención a los ciudadanos serían posibles. A veces, lo que más necesitamos es un poco de incienso en la vida: un momento para meditar, para reflexionar y, por qué no, para dar las gracias a aquellos que mantienen nuestras ciudades funcionando.
Como Antonio Muñoz señala, en una ciudad con una gran identidad como Sevilla, asociamos el incienso a nuestras hermandades, a la religiosidad popular. Sin embargo, él también menciona, y es cierto, que el incienso debería ir a los esfuerzos de las obras sociales de las hermandades. Es una hermosa metáfora: la purificación y el compromiso por un mundo más justo. ¿Qué piensas? ¿No te parece que muchos de nosotros a veces olvidamos el poder de nuestra comunidad?
Reconocimiento a quienes luchan por la igualdad
La propuesta de Hornillo de otorgar el incienso a Ángeles Taro, una divulgadora feminista, es igualmente hermosa. La memoria de las mujeres históricamente invisibilizadas merece ser recordada y celebrada. Visto así, este incienso simboliza un viaje hacia la igualdad y el reconocimiento. Imagina por un momento el aroma a incienso mezclándose con el sonido de historias no contadas, nosotros somos quienes debemos hacer que esas historia resuene en todo el mundo.
La mirra: un símbolo de cultura y solidaridad
Por último, pero no menos importante, llegamos a la mirra. Este elemento, que tiene su origen en Egipto, es un regalo lleno de simbolismo. Se dice que tiene propiedades aromáticas únicas y, en tiempos antiguos, se utilizaba para embalsamar a los muertos. El alcalde Sanz la asocia con la Bienal de Flamenco, que este año brilló con luz propia y nos recuerda a todos sobre la humanidad y la cultura que se encuentra en cada rincón de esta ciudad.
La importancia de la cultura
La cultura es la columna vertebral de Sevilla. Antonio Muñoz sostiene que la mirra debería otorgarse a todos los colectivos que luchan por la igualdad y la diversidad. No es un secreto que la ciudad ha tenido desafíos en cuanto a la inclusión, y el reconocimiento de estas luchas es vital. La mirra, en este caso, podría ser interpretada como un símbolo de unidad. ¿No sería genial vivir en una comunidad que, en lugar de señalar las diferencias, se enfoque en celebrar la diversidad?
Humor y curación a través del arte
Por su parte, Hornillo le da la mirra a Manu Sánchez por su humor inteligente y humano. ¡Y no podría estar más de acuerdo! Aunque, por un momento, me imagino a Manu con una bolsa de mirra en la mano y diciendo: “No hay mejor medicina que una buena risa”. Aquí, el humor se convierte en un poderoso bálsamo que nos une en tiempos difíciles. Y eso, a veces, es todo lo que realmente necesitamos; un chiste, una sonrisa y un momento para relajarnos.
Reflexiones finales
Este curioso ejercicio de otorgar oro, incienso y mirra no solo ofrece un espacio para reflexionar sobre a quién valoramos, sino que también nos recuerda que hay un espíritu de comunidad en Sevilla que continúa vivo. Estos símbolos son un recordatorio de que todos somos partícipes en la creación de un lugar mejor. Cuando hacemos una parada para reconocer a quienes nos rodean, la ciudad no solo brilla más, sino que se convierte en un hogar que todos podemos disfrutar.
Entonces, la próxima vez que estés en la calle, recuerda: hay oro, incienso y mirra en cada gesto amable, en cada acto de solidaridad y, por supuesto, en cada rincón de esta maravillosa ciudad. ¡Vamos a celebrarlo!