El Ejército mexicano ha puesto en marcha una serie de operativos que parecen tomadas de una película de acción. En los últimos meses, han logrado cerrar el cerco sobre uno de los capos más buscados del país, logrando la caída de importantes miembros de su entorno. Me imagino a los militares en una sala de reuniones, ¿quizás un poco como el equipo de «Ocean’s Eleven», solo que en lugar deanzar a la ciudad para robar un casino, están en un plan para desmantelar un imperio criminal? ¿Quién necesita Hollywood cuando el guion se escribe solo?

Caída de un imperio criminal

En el último mes, los informes revelan la detención de cinco individuos clave en la estructura del narcotráfico. ¿Quiénes son estos personajes? Desde encargados financieros hasta jefes de seguridad, estos hombres eran clave en las operaciones de uno de los cárteles que ha mantenido su control en locaciones estratégicas tales como Ciudad de México y Monterrey. ¡Imagínate ser parte del equipo de seguridad del narco y tener que mirar por encima de tu hombro todos los días! Eso sí que es vivir al límite, aunque no de la manera más adecuada.

Uno de los arrestos más sorprendentes fue el de Milton Merlo, conocido como “Jando”. Este personaje no era un cualquiera: era piloto aviador civil y un operador clave en el transporte de fentanilo hacia Estados Unidos. Su captura, tras un enfrentamiento armado, es un golpe significativo para la red de Los Chapitos. Me hace pensar, ¿será que Jando se imaginaba siquiera un final como este? Como diría mi abuela: «A veces one leads a life that you don’t even plan, and bam! Deliveries just arrive in a way you didn’t expect.»

Las conexiones políticas

La política siempre juega un papel clave en toda esta narrativa. El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha acelerado los arrestos, evidentemente como estrategia para congraciarse con Donald Trump y evitar la imposición de aranceles a México. Una llamada entre ambos líderes terminó creando un vínculo insólito: detener más criminales a cambio de no ver nuestra economía golpeada. ¿No es curioso cómo los hilos de la política y el narcotráfico se entrelazan de una manera tan inusual? Es como ver un cargamento de fentanilo ser descaradamente introducido a un pescado en la misma escena.

Trump no ha tardado en expresar su desaprobación hacia los esfuerzos mexicanos, afirmando que aún no son suficientes. A veces me pregunto si Trump se encuentra un poco como el maestro que exige más trabajo a sus alumnos aunque ya hayan entregado a tiempo. ¿Nunca tiene suficiente?

La captura de Jando

La detención de Jando, durante un enfrentamiento en Culiacán, Sinaloa, fue todo un espectáculo. Aquel barrio ha sido históricamente controlado por el cártel de Los Chapitos. Imagino a los militares pensando: “No somos los únicos que conocemos este lugar, ¿verdad?” Él no solo tenía influencia; también había organizado un operativo para rescatar a su hermano Ovidio en 2019. Como pueden ver, las familias en esta esfera son como las que uno encuentra en «Los Sopranos»: unidas en el crimen, pero no sin generar tensiones.

A través de plataformas como la red social Twitter, el Secretario de Seguridad Omar García Harfuch reportó que Jando estaba vinculado a ataques violentos. Es como aquella historia familiar que se narra en las reuniones, unos segundos de risas, y luego llega alguien y suelta: “¿Y qué tal ese primo que se fue a la cárcel?” La risa se apaga de inmediato, y uno se queda pensando en lo intrincado de las relaciones humanas.

La violencia en Sinaloa

Sin embargo, estas capturas no vienen sin su ración de violencia. Los agentes de seguridad se enfrentaron a disparos mientras patrullaban en Jesús María. En la que me gusta pensar que es un «¡oh no, no de nuevo!», la respuesta militar fue contundente. En su comunicado, el Gabinete de Seguridad no escatimó en detalles sobre la agresión: “los efectivos repelieron la agresión”. ¿Es sólo yo o esa frase suena a un guion de una película de acción épica acabando en un tiroteo?

Un dilema moral

Mientras todo esto sucede, hay una pregunta subyacente: ¿qué pasará después de que se cierren estos casos? La lucha contra el narcotráfico es un laberinto donde es fácil perderse. Las capturas de figuras importantes son un alivio, y a la vez, cada baja en el cártel parece generar otro en ascenso. ¿Realmente se puede ganar esta guerra, o simplemente estamos en un ciclo sin fin?

Los arrestos pueden ser celebrados como victorias, pero la sombra de la violencia sigue acechando. Las historias de vidas perdidas por el narcotráfico y la desesperación de muchas comunidades están presentes en el trasfondo. En lugar de ver cada arresto como un punto en la tabla, deberíamos considerar el ecosistema que alimenta este narcotráfico.

Lo que está en juego

A medida que las tensiones políticas aumentan entre México y Estados Unidos, el tema del narcotráfico también se convierte en un peón en el juego geopolítico. Cada acción del ejército, cada arresto, se convierte en un reflejo de cómo los dos países interactúan y se enfrentan mutuamente ante el problema. Y la verdadera pregunta es: ¿desfilarán esos reos en una celda como marionetas en una obra, o en realidad habrá un cambio significativo?

Lo que se necesita es una estrategia a largo plazo. Si la raíz del problema no se ataca, los cárteles continuarán desarrollándose como un tipo de “videojuego de jefes finales”. Un jugador cae, y de inmediato, otro toma su lugar.

¿Y qué pasa con aquellos que se ven atrapados en esta guerra? Las familias que pierden más de lo que pueden soportar. Los que se ven forzados a vivir con miedo. Eso es algo que no podemos ignorar.

Reflexión final

El operativo contra el narcotráfico en México es más que solo una serie de arrestos; es un recordatorio de la complejidad y lo difícil que es abordar un problema que ha estado arraigado en la sociedad durante décadas. Claro, se pueden celebrar los éxitos, pero también debemos ser honestos sobre los retos que aún quedan por enfrentar.

En esta historia, todos tenemos un papel que desempeñar, ya sea como ciudadanos que exigen justicia, como personas que se niegan a cerrar los ojos ante el sufrimiento de otros. La lucha sigue, y aunque pueda parecer que hay una luz al final del túnel, la realidad es que nuestra historia todavía está en proceso de escritura.

Así que, la próxima vez que vean un informe sobre un nuevo arresto en el mundo del narcotráfico, piensen en la violencia, la política y las vidas rotas que se esconden tras esas estadísticas. Puede que un día la historia sea diferente, pero por ahora, el suspenso de este drama mexicano continúa.