Hay ciertos acontecimientos que marcan un antes y un después en la historia de un lugar. La pantanà de Tous, un desastre hidrológico ocurrido hace 40 años, no solo dejó huellas en el paisaje valenciano, sino también en la memoria colectiva de sus habitantes. Hoy, dos años después de que Miguel Polo Cebellán, actual presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), reflexionara sobre la falta de comunicación del Instituto Meteorológico, el debate sobre la responsabilidad en la gestión del agua sigue vivo. ¿Estamos realmente aprendiendo de la historia o simplemente vamos a repetirla?

¿Qué fue la pantanà de Tous?

La pantanà de Tous, o embalse de Tous, se desbordó en octubre de 1982, convirtiendo un evento meteorológico en una catástrofe. Con lluvias torrenciales que sorprendieron a todos, el embalse, que en ese momento estaba en el límite de su capacidad, colapsó, causando inundaciones devastadoras en la región. Se estima que murieron alrededor de 30 personas y miles de viviendas fueron dañadas. A pesar de la tragedia, la falta de un aviso previo dejó a muchas personas en la oscuridad. ¿Cómo es posible que, a pesar de los avances tecnológicos, sigamos enfrentándonos a problemas de tal magnitud?

Estrategias de comunicación en la gestión de emergencias

A menudo reflexiono sobre cómo la tecnología, que ha crecido exponencialmente en las últimas cuatro décadas, debería facilitarnos prever estos eventos. Como alguien que ha vivido situaciones de emergencia (y sí, me he quedado atrapado en tormentas que parecían sacadas de una película de catástrofes), entiendo a fondo la necesidad de una comunicación efectiva. Sin embargo, mientras que en mi caso simplemente se trataba de buscar refugio en un café cercano, en el caso de la pantanà de Tous el precio que se pagó fue mucho más alto.

La falta de un sistema de alerta temprana ha sido una de las críticas más recurrentes hacia las instituciones responsables de la gestión del agua en España. A raíz de este evento, muchas personas empezaron a preguntarse, con razón: ¿cómo se puede mejorar la comunicación entre las instituciones meteorológicas y la población? Existen estudios que sugieren que crear alertas más efectivas y utilizar plataformas digitales para notificar a la población podría ser la clave. Pero, ¿quién tiene la responsabilidad última en esto? ¿Es el instituto, la comunidad o, simplemente, todos nosotros?

Un cambio de marea: de ingeniero a presidente

Regresando a la figura de Miguel Polo Cebellán, es importante mencionar que su ascenso a presidente de la CHJ ha traído consigo una serie de reflexiones sobre cómo aprendemos y cómo podemos aplicar esas lecciones a la vida moderna. En un mundo donde las redes sociales parecen ser el medio más efectivo para «dar a conocer» un problema, la estructura de comunicación de emergencia en un país no debería depender únicamente de lo que se publica en Twitter. ¿Acaso no debería haber una estructura más sólida de gestión de crisis?

Cebellán ahora se encuentra en una posición privilegiada para hacer un cambio real. ¿Será capaz de hacer que la CHJ priorice la comunicación y la transparencia? Recuerdo cuando tenía 18 años y decidí conectarme a un grupo de voluntarios para ayudar en la limpieza de una playa tras un temporal. La sensación de comunidad fue abrumadora. No solo escuchamos las quejas de los vecinos, sino que también entendimos la importancia de la colaboración en tiempos de crisis. Si un grupo de jóvenes puede coordinarse para ayudar a limpiar una playa, ¿por qué las instituciones no pueden lograr la misma unión para prevenir desastres?

Recordemos nuestras lecciones

La historia tiende a repetirse, ¿verdad? Cuando hablamos de desastres naturales, a menudo se nos levanta una ceja. Pero basta con revisar los titulares de las noticias actuales para ver que los desastres, ya sean climáticos o no, se vuelven cada vez más frecuentes. ¿Por qué? La respuesta que me atrevo a dar es la falta de preparación. Cada vez que miro las noticias de inundaciones, incendios o sequías, no puedo evitar recordar las miradas en las caras de aquellos que sobrevivieron a la pantanà de Tous. La angustia y la incertidumbre son sentimientos universales que, aunque son dolorosos, también pueden unir a las comunidades.

El pasado año, mientras observábamos los efectos del cambio climático manifestándose en cambios drásticos en los patrones climáticos en todo el mundo, pensaba: ¿realmente hemos cambiado nuestro enfoque sobre la gestión del agua? La respuesta, lamentablemente, parece ser un rotundo “no”. En lugar de preguntarnos cómo podemos innovar y adaptar nuestras políticas, a menudo encontramos más cómodo volver a las prácticas que nos llevan a estos desastres.

La importancia de la educación en la gestión del agua

Uno de los aspectos más interesantes, y a menudo olvidados, sobre la gestión del agua es la educación. Tener la capacidad de entender cómo interactúan los elementos naturales es crucial. Entender cómo su comportamiento puede verse afectado por las acciones humanas es aún más importante. Recuerdo a un profesor de secundaria que siempre decía: «Si no entiendes la naturaleza, no entenderás a las personas». Quizás este sea un mantra que deberíamos adoptar en nuestra sociedad.

Las generaciones más jóvenes pueden ser los mejores defensores de la gestión del agua. Existen numerosos programas y plataformas que buscan involucrar a los jóvenes en el aprendizaje sobre la sostenibilidad. Al darles las herramientas necesarias, podemos formar una nueva generación que no solo entienda la importancia del agua, sino que también tome medidas activas para protegerla. ¿No sería fantástico que nuestros jóvenes se conviertan en los defensores que nuestra sociedad necesita?

La intersección entre la tecnología y la naturaleza

A medida que avanzamos hacia un futuro más digital, una de las preguntas que más me inquietan es: ¿puede la tecnología ser una aliada en la gestión hídrica? Desde aplicaciones que predicen cambios climáticos hasta sistemas de monitoreo que avisan a la población sobre eventos adversos, cada vez hay más herramientas que pueden ayudarnos a entender y, con suerte, a prevenir calamidades.

De hecho, países con una gestión del agua más avanzada han adoptado tecnologías para monitorear presas, embalses y flujos de ríos en tiempo real. ¿Por qué no considerar la posibilidad de incorporar tales sistemas aquí? No solo se trataría de reaccionar a las crisis, sino también de prevenirlas.

La responsabilidad compartida

Finalmente, tenemos que abordar la responsabilidad. ¿De quién es la culpa cuando ocurre la tragedia? ¿Podemos culpar únicamente a las instituciones? Mi respuesta sería que todos tenemos un papel que desempeñar. Desde las instituciones gubernamentales hasta las comunidades locales, todos debemos participar activamente en la gestión del agua.

Un ejemplo práctico: mientras escribía esto, recordé que, en una reunión comunitaria, el tema central era cómo organizar grupos de limpieza y restauración tras una tormenta. La idea de unirse por un bien común puede parecer trivial, pero la unión genera resultados, y aplicar la misma mentalidad a la gestión de recursos hídricos podría llevar a soluciones innovadoras y efectivas.

En conclusión, a 40 años de la pantanà de Tous, es esencial recordar lo que ocurrió, reflexionar sobre cómo hemos manejado la comunicación, la educación y la responsabilidad en relación con la gestión del agua, y adoptar un enfoque proactivo hacia el futuro. Cada lágrima derramada por quienes sufrían en 1982 debe ser un recordatorio de que, aunque la historia tiende a repetirse, nosotros tenemos el poder de hacer la diferencia. Así que, ¿qué haremos? ¿Volveremos a las viejas prácticas o nos uniremos para construir un futuro más seguro y sostenible?

Referencias

Para aquellos interesados en profundizar en este tema, les recomiendo revisar los estudios realizados por la CHJ y los informes del Instituto Meteorológico. La información siempre está a un clic de distancia si decidimos buscarla. La historia no necesita ser un ciclo interminable; podemos aprender de ella.

¿Te has preguntado alguna vez qué papel juegas en la gestión del agua en tu comunidad? A veces, las soluciones más simples son las más efectivas.