La música tiene un poder inmenso. Puede transportarte a través del tiempo, evocando nostalgia y despertar emociones que creías olvidadas. Imagina, entonces, la historia detrás de un órgano que ha estado en silencio durante más de 50 años y que, tras un exhaustivo proceso de restauración, vuelve a hacer vibrar las paredes de la parroquia Santa María Magdalena de Arahal. ¿Te imaginas lo que ese órgano ha visto y escuchado a lo largo de los siglos? Siga leyendo para sumergirse en la historia de este magnífico instrumento y lo que significa su regreso para la comunidad.
El órgano: un testigo de la historia de Arahal
El órgano de la parroquia Santa María Magdalena no es solo un instrumento musical; es un símbolo del patrimonio cultural y religioso de Arahal. Originalmente construido hace casi tres siglos, este órgano ha sobrevivido a múltiples restauraciones y ha sido un testigo silencioso de innumerables momentos importantes en la vida de la comunidad. Desde los días en que se tocaba durante la misa hasta su largo periodo de inactividad, el órgano ha visto pasar generaciones.
Historia y restauración: un camino de amor y dedicación
La restauración del órgano comenzó hace poco más de un año y fue llevada a cabo con un minucioso cuidado. Cada tornillo apretado y cada tubo afinado son el resultado de un esfuerzo colectivo para devolver la vida a este patrimonio. No se trata solo de un trabajo técnico; es un acto de amor por la historia, un compromiso con el legado musical que es parte de la identidad de Arahal.
Pero, ¿quién es el hombre detrás de esta hazaña? Jesús Sampedro Márquez, organista y profesor del Conservatorio Superior de Sevilla, fue seleccionado para este delicado trabajo. Con su experiencia y pasión, Sampedro no solo restauró el órgano, ¡sino que lo trajo de vuelta al presente! La inauguración tuvo lugar el 7 de marzo, un momento que promete ser tan histórico como el propio instrumento. Al hablar con Sampedro, reveló su entusiasmo con un toque de humor: “Nunca pensé que mis días de tocar música a todo volumen en la ducha palidecerían en comparación a esto”.
Los conciertos: ¡una experiencia única!
Para celebrar esta restauración, la parroquia ha organizado una serie de conciertos únicos, llenos de música barroca, justo como el órgano fue diseñado para resonar. El primer concierto fue ofrecido por Sampedro, y al día siguiente, Marina Omelchenko, organista titular de la Catedral Católica de Moscú, también se uniría a las celebraciones. Puede que estés pensando, “¿Barroco? ¿Eso no es algo de lo que se habla en museos?” ¡Nada más alejado de la realidad! La música barroca tiene una majestuosidad que puede despertar emociones profundas, trayendo un nuevo aire a la comunidad.
La comunidad y su vínculo con el órgano
En un viaje personal, me acuerdo de la primera vez que escuché un órgano. Era un domingo cualquiera, pero el sonido que emanaba de aquel instrumento me hizo sentir pequeño y, al mismo tiempo, conectado con algo más grande. Algo similar está sucediendo ahora en Arahal. Para muchos, el regreso del órgano significa no solo la recuperación de un instrumento histórico, sino la revitalización de su identidad comunitaria.
El papel de la familia Godino
La historia del órgano no se limita a su construcción y restauración. Desde principios del siglo XX, la familia Godino se ha encargado de su mantenimiento. Luis Paulino Godino, en particular, era conocido no solo por su habilidad como organista, sino también por su dedicación a preservar este patrimonio. Su historia se complementa con la del instrumento, y sin su esfuerzo, posiblemente no estaríamos hablando de él hoy.
Un toque interesante es cómo la familia Godino dejó su huella en el órgano a través de inscripciones que aún se pueden encontrar en su estructura. Con frases como «Lo arreglaron Luis y Antonio Godino año 1941. Año del hambre», estos mensajes ofrecen un vistazo a la historia de la comunidad en épocas difíciles, presentando un lazo emocional que resuena en el presente.
Un patrimonio que va más allá de la música
Lo que el órgano representa es mucho más que solo música. Es un legado de tradiciones, creencias y una comunidad resiliente. El cronista oficial de Arahal, Rafael Martín, menciona que el órgano probablemente fue encargado durante la época del VIII Duque de Osuna, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo el poder, la fe y el arte se han entrelazado en esta pequeña localidad a lo largo de la historia.
Un viaje a través del tiempo
El órgano, como testigo silencioso, atraviesa los siglos con un legado que incluye su construcción en 1760 por Francisco Pérez de Valladolid, un organero reconocido, cuya influencia perdura hasta hoy. Durante su existencia, el órgano ha sido un símbolo de unión, uniendo no solo a quienes asisten a la iglesia, sino también a aquellos que han trabajado en su cuidado y restauración.
Cuando un instrumento musical lleva consigo varias décadas de historias, las anécdotas son inevitables. ¿Recuerdas aquella vez que decidiste tocar una canción para impresionar a alguien y terminó siendo una melodía de tu infancia que te hizo recordar tiempos más sencillos? Tiene que ver con cómo la música puede ser el hilo conductor entre generaciones.
Un nuevo comienzo
El regreso del órgano a la parroquia es un nuevo capítulo en su larga historia. Con la comunidad al unísono, el órgano no solo volverá a tocar; también lo hará en un entorno lleno de energía renovada. Un ambiente donde tanto jóvenes como mayores disfrutarán de su música. Este es, sin lugar a dudas, un momento extraordinario para Arahal.
El sonido del órgano restaurado resonará no solo en las paredes de la iglesia, sino también en los corazones de aquellos que lo escuchan. Entonces, ¿estás listo para unirte a la melodía de esta historia? El convite a la comunidad está hecho: ¡no hay mejor momento para dejarse llevar por la música!
Conclusión
El regreso del órgano de la parroquia Santa María Magdalena de Arahal es un mágico recordatorio de cómo la música puede conectar generaciones, contar historias y, en última instancia, unir comunidades. Cada concierto es una celebración, cada nota es un tributo a la historia, y cada aplauso es un reconocimiento a aquellos que han dedicado su vida a mantener viva la tradición.
Así que, la próxima vez que escuches un órgano resonar, piénsalo como un portador de historia, un verdadero patrimonio cultural que ha pasado de generación en generación. Quizás, al igual que en Arahal, sientas la llamada de la música y decidas rendir homenaje a todo lo que representa. ¿Quizás te convertirá en el próximo organista que reescriba la historia a través de las notas? Solo el tiempo lo dirá.