La música es, sin lugar a dudas, uno de los mayores regalos que hemos recibido en la vida. Su poder transforma el espacio y puede hacer que los recuerdos fluyan como un río en esta travesía a la que llamamos existencia. Y, si bien cada uno de nosotros puede tener una relación personal con la música, ¿qué sucede cuando uno de sus más grandes intérpretes se enfrenta a la adversidad? Esta es la historia de Juanjo Mena, un director de orquesta reconocido internacionalmente que, con valentía y determinación, se enfrenta a su diagnóstico de alzhéimer.
Juanjo Mena: un viaje musical
Nacido en Vitoria hace 59 años, Mena se ha convertido en una figura central en el ámbito de la música clásica. Su historia no es solo la de un hombre que ha llevado la batuta en algunas de las mejores orquestas del mundo; es una narración sobre cómo la música puede ser un terapeuta en los momentos más complicados.
Los inicios: de la flauta a la dirección
Como muchos de nosotros, Mena fue influenciado por un educador excepcional. En su caso, fue Antxon Lete, un profesor de flauta en el colegio Samaniego, quien despertó su amor por la música. Imagina a un joven Mena, emocionado al descubrir la magia de las notas musicales. Este descubrimiento no solo lo llevó a ser miembro de coros y cantantes, sino que también lo impulsó a explorar el fascinante mundo de la dirección orquestal.
Aquí es donde muchos de nosotros podemos identificarnos con Juanjo. ¿Alguna vez has tenido un momento de claridad en el que simplemente supiste que querías seguir un camino específico? Así fue para él. A pesar de su gusto por el canto, decidió dejar ese camino libre para su hermano, el famoso contratenor Carlos Mena, y se adentró en la dirección. A menudo me pregunto: ¿cuántas decisiones así estamos tomando cada día, aunque no siempre nos damos cuenta?
De la formación a la fama
Mena estudió en los conservatorios de Vitoria y Madrid, donde tuvo el privilegio de aprender bajo la tutela de figuras como Carmelo Bernaola y Enrique García Asensio. Su formación culminó en un aprendizaje con Sergiu Celebidache, un maestro legendario que le enseñó que “la música no es más que una pintura, un color, un fenómeno inaprensible”. ¡Menuda forma de verlo!
Con el tiempo, la carrera de Mena despegó. Comenzó en la Orquesta Sinfónica de Bilbao en 1999 y, desde entonces, ha dirigido en escenarios de todo el mundo, desde Bergen en Suecia hasta la Ópera de Génova. Pero no se detuvo ahí, ya que en 2011 fue nombrado director de la BBC Philharmonic en Manchester, donde tuvo que hacer malabares con múltiples programas a la semana. ¿Te imaginas lo estresante que debe haber sido? Pero también, ¡qué emocionante!
La revelación dolorosa y la fuerza del arte
Y entonces llegó la noticia que a muchos de sus fans y amigos les rompió el corazón: Juanjo Mena había sido diagnosticado con alzhéimer. En un emotivo video, compartió sus sentimientos con el mundo: “He dirigido muchas partituras en mi vida y la que me toca ahora es, seguro, la más difícil de todas”.
El alzhéimer es una batalla difícil, y es natural que sintamos tristeza al pensar en su impacto. Sin embargo, lo que es aún más inspirador es la forma en que Mena ha decidido enfrentar esta adversidad. “Tengo mucho ánimo y mucha fuerza para seguir adelante”, afirmó, señalando a la música como su mejor aliada en esta lucha. Aquí es donde se mezcla el dolor y la esperanza, creando una hermosa sinfonía de resiliencia.
La magia terapéutica de la música
Es fascinante pensar en cómo la música puede actuar como un tipo de medicina. Para Mena, su pasión por la música y el apoyo de su familia son los pilares que lo sostienen en esta etapa difícil de su vida. Después de todo, ¿no hemos todos encontrado consuelo en una canción que nos hace sentir bien? La música puede transportarnos a recuerdos felices, calmarnos en momentos de ansiedad y, en el caso de Mena, incluso ayudarle a lidiar con una enfermedad degenerativa.
Juanjo ha mencionado que tanto la música como su familia serán su mejor terapia. Al escuchar esto, no puedo evitar preguntarme si todas las noches, al irse a dormir, no hay un pequeño fragmento de su mente que se aferra a la melodía de un Beethoven o de un Brahms, recordando cada nota y cada compás. Imagínate: los recuerdos que se desvanecen, pero la música permanece.
Un nuevo capítulo en su carrera
A pesar de lo que se enfrenta, Mena ha continuado dirigiendo. ¿Quién podría haber imaginado que después de recibir un diagnóstico tan difícil, seguiría en el foco? A menudo, las personas pueden caer en la trampa de pensar que sus días de “brillar” han terminado. Pero esto no parece ser el caso del director español. En sus propias palabras, “la música y mi familia se van a convertir en la mejor terapia”.
Innovación y colaboraciones
Además de enfrentar el alzhéimer, Mena sigue innovando en su trabajo. Este año, lo vimos dirigiendo en lugares como el Lincoln Center en Nueva York, un sueño para muchos músicos. Durante años, ha acumulado una valiosa experiencia, y ahora es un referente en su campo. Pero no se queda solo en el ámbito académico: la conversación sobre lo que significa ser un director de orquesta está evolucionando, y él está a la vanguardia de ese cambio.
La creatividad nunca duerme, y cada función que dirige es un recordatorio de que la música, en su forma más pura, es esencialmente un acto de amor. ¿Y no es eso lo que todos buscamos en diversas facetas de nuestras vidas? Amor y conexión.
Reflexiones finales sobre la música y la vida
La vida, como la música, está llena de altos y bajos, de acordes que resuenan y de silencios que nos enseñan a apreciar aún más cada nota. La historia de Juanjo Mena resuena profundamente no solo entre los aficionados a la música clásica, sino también en todos nosotros. Nos recuerda que, aunque nos enfrente adversidades, nuestra pasión puede ser el faro que nos guíe.
El director de orquesta no solo desafía a la enfermedad, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y lo que más valoramos. ¿Qué es lo que realmente nos impulsa día a día? ¿Es la música, una pasión, una familia, o tal vez un sueño? Lo importante es que todos tenemos la capacidad de encontrar fuerza en los lugares más inesperados.
Así que, si alguna vez te sientes abrumado por los altibajos, recuerda a Juanjo Mena. Deja que su historia de resiliencia y amor por la música te inspire. Después de todo, al final del día, somos solo notas en la sinfonía de la vida, y cada uno de nosotros tiene su melodía única que aportar.
¡Sigamos juntos aplaudiendo! 🎶