Si pensabas que el cine de terror se limitaba a los gritos de adolescentes que se topan con un asesino en serie en un bosque oscuro, es posible que necesites actualizar tu concepto. En un mundo donde las historias se repiten con la monotonía de una canción de pop, Heretic (Hereje) llega para sacudirnos con risas, discusiones sobre la fe y, quién lo diría, un Hugh Grant que no es el típico rompecorazones de las comedias románticas de los 90. Vamos a sumergirnos en este viaje cinematográfico que tiene mucho que ofrecer.
Un vistazo al origen de Heretic
Un hecho insólito sucedido en 2013 en Moscú, donde dos individuos decidieron dirimir una disputa filosófica a tiros (con balas de goma, claro) sirve como punto de partida para pensadores y creadores que buscan innovar en el ámbito del cine. De esta manera surge Heretic, una película que mezcla el humor negro, la discusión teológica y, por supuesto, un poco de horror.
¿Quién lo diría? Una historia que podría parecer trivial en manos de productores menos atrevidos, se transforma en un producto que desafía la convencionalidad. Aliviada por el respaldo de A24, conocida por sus films innovadores como Un lugar tranquilo y Hereditary, esta película se abre camino con un guion astuto coescrito y codirigido por Scott Beck y Brian Woods.
La trama: Mormonas, debates y picardía
La premisa es interesante: dos jóvenes mormonas, la hermana Paxton (Chloe East) y la hermana Barnes (Sophie Thatcher), se encuentran en una encrucijada de su fe cuando se cruzan con Mr. Reeds, interpretado por un Hugh Grant maduro, lleno de sarcasmo y humor. Imagina el sabor de un cóctel que mezcla el rigor moral mormón con la picardía inglesa. ¡Es más que intrigante!
La película aborda temas universales como la religión y la credibilidad, pero lo hace desde un ángulo inesperado: ¿son las religiones simplemente una manera sofisticada de negociar el espacio social, una especie de concurso de popularidad? Aquí es donde los diálogos se convierten en el verdadero motor del suspense, dejando de lado sustos predecibles y clichés.
Una visión fresca y un tanto irreverente
El humor como elemento central
¿Te imaginas a un villano que disfruta torturando a sus víctimas con largas disertaciones sobre la falta de originalidad en las escrituras sagradas? Este es el enfoque de Mr. Reeds, que en lugar de un machete, utiliza su lengua afilada para torturar psicológicamente a las jóvenes evangelizadoras. Al final, todo resulta un tanto cómico, una especie de Cifras y letras, pero con un giro de horror.
Y así, entre pastel de arándano y juegos de mesa, la película nos lleva por un sendero donde se cuestionan conceptos básicos sobre la moral, la fe y la credulidad. ¿Estamos dispuestos a dejar que alguien nos convenza de algo solo porque lo dice con un acento inglés encantador?
Referencias a una cultura moderna y memes
En un mundo repleto de memes, críticas y contenido viral, podemos ver ciertas similitudes con el éxito del musical The Book of Mormon. Es fascinante cómo la cultura pop encuentra su camino en una narrativa que, a simple vista, podría parecer exclusivamente seria. Las mormonas en Heretic se enfrentan al rechazo constante mientras evangelizan, pero su encuentro con Mr. Reeds se torna en una crítica también a nuestra propia cultura contemporánea.
La dualidad del terror: ¿realidad o ficción?
La primera mitad de la película se desempeña como un juego teatral, cargado de diálogos elaborados y un ritmo constante. Pero, a medida que vamos adentrándonos en la historia, el horror comienza a tomar forma. Las reglas del juego cambian drásticamente y lo que parecía una discusión filosófica termina convirtiéndose en una lucha por la supervivencia.
La transformación de la narrativa
¿Qué es más aterrador? ¿Un dios caprichoso que castiga a la humanidad o un ser humano con unas gafas de pasta y un dominio absoluto del «mansplaining»? Aquí radica un momento de reflexión. Heretic parece inclinarse hacia la última opción, revelando que, de hecho, puede ser más espeluznante la complejidad de la mente humana que cualquier criatura demoníaca salida de nuestras peores pesadillas.
La actuación de Hugh Grant: Un cambio refrescante
Después de décadas encasillado como el príncipe encantador de Hollywood, ver a Grant en este rol de Mr. Reeds es una bocanada de aire fresco. No sólo porque se aleja de sus papeles típicos, sino porque demuestra que puede, de hecho, jugar en un espacio más oscuro y complejo. Hay algo deliciosamente retorcido en sus provocativas interacciones con las hermanas mormonas, lo que convierte a su personaje en una figura memorable.
Quizás hayas visto su primer intento en el terror en La guarida del gusano blanco (1988), donde, si se me permite decirlo, no terminó de cuajar. Pero, en Heretic, vemos a un Grant que no sólo se siente cómodo, sino que también revive su ingenio. ¿Por qué conformarse con ser el tipo encantador cuando puedes ser el gran provocador?
Crítica y recepción
Un balance inesperado
Aunque la película podría no haber sido la que esperaban los fans del terror clásico, ha recibido elogios por su enfoque fresco y sus dramáticas disertaciones. A menudo se dice que el cine refleja la realidad que vivimos y, en este sentido, Heretic captura la confusión que muchos sienten sobre la religión en la contemporaneidad. ¿Es posible que todo sea un gran juego social?
Por otro lado, la transición de la película hacia el horror puro deja algunas preguntas en el aire. A medida que los giros se hacen más inesperados, comienzan a aflorar ciertos tropiezos en la trama que podrían frustrar a algunos espectadores. Pero, quizás, ese es precisamente el punto. Queremos un toque de caos, ¿no?
Reflexiones finales sobre el cine de terror contemporáneo
En resumen, Heretic (Hereje) nos invita a una nueva forma de interpretar el terror. Se aleja de los clichés de sangre y tripas para invitarnos a reflexionar sobre las creencias que nos definen y si somos realmente tan diferentes de la obra que criticamos. Aprovechando este giro accidental en su narrativa, los creadores logran sumergirnos en una experiencia que nos deja riendo y reflexionando al mismo tiempo.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a una película de terror, ¿por qué no probar con algo que, de vez en cuando, te haga reír a carcajadas mientras pones en duda tus creencias más profundas? Al final, si el mundo del cine de terror ha aprendido algo, es que la risa también puede ser un potente recurso de miedo. La próxima discusión sobre el sentido de la fe y la existencia podría ser más aterradora de lo que piensas. ¡Salud! 🍸