La comunicación siempre ha estado presente en la vida de los seres humanos. Desde los tiempos más remotos, cuando nuestros ancestros se comunicaban a través de símbolos en las paredes de las cuevas, hasta la era digital, donde las historias se comparten al instante en todo el mundo. Pero, en medio de este torbellino informativo, el periodismo humano es lo que verdaderamente nos conecta. Así lo evidenció el pasado viernes en el auditorio Caixaforum de Madrid, donde se celebró el evento «Historias de una redacción», organizado por El País.

El periodismo no solo se trata de cumplir con una obligación profesional. Es una mezcla de emociones, vivencias y, sobre todo, historias humanas. Como amante del periodismo, siempre me he preguntado: ¿qué es lo que hace que cada artículo resuene en nuestros corazones? La respuesta está en las historias que llevamos dentro y que a menudo susurran en un tono casi olvidado en medio del ruido del mundo moderno.

Un evento con historias la mar de emocionantes

Este evento no se limitó a un desfile de palabras y anécdotas. Fue un recordatorio de por qué el periodismo tiene un lugar esencial en nuestra sociedad. Durante la celebración, nueve valientes periodistas de El País subieron al escenario para compartir sus experiencias más humanas y conmovedoras.

Pepa Bueno, la directora, se adentró en la esencia de la mentira y la verdad en el periodismo. “Todos los periodistas profesionales sabemos bien que el poder siempre ha hecho uso de la mentira”, declaró ante un auditorio de aproximadamente 370 lectores. Sin embargo, aquí no se trató de solo eso, sino de la necesidad apremiante de más periodismo, de más verdad. ¿Quién no se siente perdido al navegar por un mar de información confusa y, a veces, engañosa?

Recuerdos y reflexiones personales

Escuchar cada una de estas historias no solo fue emocionante; también resultó ser un viaje a través de un espectro emocional. La periodista Mónica Ceberio compartió su encuentro con Liana, una joven psiquiatra ucraniana. Con lágrimas en sus ojos, recordó cómo Liana se había enamorado de un soldado poco antes de que la guerra estallara. Su trágica pérdida, marcada por un mensaje frío de WhatsApp, fue un recordatorio palpable de las realidades desgarradoras que enfrenta la humanidad.

En momentos como estos, es difícil no sentir empatía. ¿Quién no ha experimentado un amor perdido, una amistad olvidada o una tragedia personal que nos ha dejado marcados para siempre? No hay palabras que puedan describir el vacío que queda después de una pérdida, y estas historias humanizan el dolor que, en muchos casos, se convierte en el motor del periodismo.

La balanza entre risas y lágrimas

El evento «Historias de una redacción» no se quedó en la tristeza. Manuel Jabois, con su característico humor, relató cómo una frase de su columna se convirtió en una expresión popular: “Hay más cuernos en un buenas noches”. Fue un instante cómico tan necesario en medio de tanta emotividad. Como periodista, a veces sentimos la necesidad de reflejar la seriedad de nuestra naturaleza. Pero ¿quién dijo que no podemos reírnos de nosotros mismos? La capacidad de encontrar humor en nuestras luchas es, quizás, una de las cualidades más humanas que poseemos.

Una conexión con los lectores

Es importante destacar que no solo se trataba de los periodistas hablando. El País ha cultivado una relación con sus lectores que va más allá de la mera transacción de información. José Manuel Gutiérrez, un asistente al evento, expresó: “Nos ha encantado. Ha sido extraordinario, ha habido de todo. Risas y también historias duras”. Su comentarios reflejan cómo el periodismo puede impactar en la vida de las personas, más allá de una simple noticia.

La relación entre el periodista y el lector debe ser, ante todo, un diálogo. No simplemente compartir datos y cifras frías, sino crear un espacio donde el lector pueda identificarse, reírse, llorar y reflexionar junto a nosotros. Cuando los periodistas comparten sus anécdotas, sus verdades y sus miedos, realmente están construyendo un puente emocional hacia su audiencia. Es como si nos dijeran: «Hey, yo también estoy aquí, luchando con las mismas preguntas y dudas”.

El poder transformador del periodismo

Una de las historias más impactantes del evento fue la de María Martín, quien compartió la experiencia de un niño de 14 años, Prince, que se escondió como polizón en un barco sólo para escapar de la pobreza de Nigeria. La valentía de este niño es un ejemplo de la lucha en la vida real. ¿Cómo es posible que un menor tenga que enfrentarse a tales circunstancias? Esto nos lleva a una reflexión crítica sobre la crisis migratoria y el papel del periodismo en destacar historias que suelen quedar relegadas al olvido.

Isabel Valdés hizo un llamado a recordar a las víctimas de La Manada y cómo tesaron una red de solidaridad que ha llevado a cambios legislativos. «Esta mujer vive sin miedo», dijo, enfatizando el poder del activismo social. Las palabras de Isabel nos recordaron la importancia de contar historias que no solo informan, sino que también mueven montañas y cambian vidas.

La dualidad del periodismo: tristeza y esperanza

La tragedia y la esperanza siempre han coexistido en la narrativa periodística. Durante el evento, se escuchó el violín de Teresa Gamaza, cuya música acompañó algunos de los momentos más profundos. La música puede unir almas, tal como el periodismo logra unir corazones a través de las historias que nos importan.

Es esencial reconocer que detrás de cada noticia hay un ser humano. Cuando los periodistas comparten sus experiencias emocionales, abren un espacio para la empatía y la comprensión. ¿Quién no ha sentido el deseo de ser escuchado y comprendido en momentos difíciles?

La risa como sanación

Al final del evento, varios periodistas ofrecieron anécdotas divertidas que sacaron sonrisas y risas en el público. A veces, como alguien que ha trabajado en el campo del periodismo, encuentro que esas pequeñas chispas de humor son esa dosis de sanidad que todos necesitamos. Reírnos de nosotros mismos y de los absurdos de la vida puede hacernos más resilientes.

Pedro Zuazua recordó momentos hilarantes de errores gramaticales que terminaron en titulares ridículos. La capacidad de reírse de esas «cagadas» es un acto sano. Después de todo, ¿quién no ha tenido su momento de vergüenza en el trabajo?

La importancia de las historias vivas

Durante el evento, se mencionó la historia de Supersubmarina, una banda que ha inmortalizado experiencias y emociones. A través de sus letras, estos músicos han logrado conectar con su público de una manera que trasciende lo superficial. A veces, en un mundo tan tumultuoso, la música y el periodismo pueden resultar tan necesarios como el aire que respiramos.

La conexión entre narrativas musicales y periodísticas es abundante. Ambas disciplinas cuentan con historias que nos afectan a nivel personal, razones por las cuales nos sentimos tan atraídos hacia ellas. La colaboración entre el arte y el periodismo es una forma poderosa de contar historias que necesitan ser escuchadas.

Reflexiones finales: el futuro del periodismo humano

Cada periodista que se presentó en el evento compartió su visión sobre el futuro del periodismo. En tiempos como estos, donde la desinformación y las mentiras parecen ocupar el espacio del hecho, el compromiso con la verdad y la humanidad nunca ha sido más crucial. La realidad es que el periodismo, en su forma más pura, sigue siendo la herramienta más poderosa para iluminar la injusticia, promover el cambio y, en última instancia, humanizar la experiencia de ser humanos.

Como lectores, tenemos un papel vital. Debemos exigir contenido auténtico y comprometido. Como periodistas, debemos recordar que, detrás de cada titular, hay un ser humano con una historia que contar. Necesitamos encontrar un equilibrio entre la emoción y la objetividad, el humor y la seriedad.

Así que la próxima vez que leas un artículo, pregúntate: ¿qué historia se está contando? ¿Qué emociones se desatan? Después de todo, el periodismo no es solo un medio de comunicación; es el relator de nuestras vidas. Y, al fin y al cabo, todos somos un poco periodistas, buscando narrar nuestras propias historias en este vasto y colorido mundo.