Cuando pensábamos que la pandemia había dejado atrás sus efectos más negativos, nos encontramos con una tendencia alarmante que ha resurgido en la era digital: el doomscrolling. Este término, que combina las palabras “doom” (condena) y “scrolling” (desplazarse), describe nuestra adicción contemporánea a buscar información negativa de manera constante. Si eres como yo, probablemente te has encontrado varias veces deslizando el dedo por tu pantalla en busca de las últimas malas noticias, y Es fácil perderse en ese ciclo infinito de angustia digital. Pero, ¿qué es lo que realmente está sucediendo en nuestro cerebro? ¿Por qué somos como una polilla atraída a la llama de las malas noticias? Vamos a desentrañar esta complicada realidad.
¿Por qué tendemos a buscar malas noticias?
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha estado programado para prestar más atención a la información negativa. Esa tendencia, según los psicólogos, se debe a la evolución; mantenernos informados sobre amenazas era vital para nuestra supervivencia. Sin embargo, en nuestra era actual de información instantánea y constante bombardeo mediático, esta predisposición puede convertirse en una trampa mental difícil de evadir.
La pandemia de COVID-19 actuó como un acelerador para esta tendencia. La incertidumbre, el miedo y la necesidad de estar informados nos llevaron a una espiral de noticias alarmantes. Pero, al igual que un “spoiler” en una película, cuanto más sabemos, menos deseamos enterarnos del desenlace. En este caso, el desenlace puede ser tan oscuro como nuestras noches sin dormir tras una sesión de doomscrolling.
¿Alguna vez te has preguntado cuánto tiempo pasas en redes sociales?
Quizás te lo has preguntado mientras revisas que esas cuatro horas se han convertido en seis, y te das cuenta de que apenas has visto una nube en el cielo. Ese tiempo que podríamos usar para disfrutar de un buen libro o dar un paseo se convierte en un flujo constante de malas noticias, que alimentan nuestra ansiedad.
Las consecuencias del doomscrolling en nuestra salud mental
La realidad es que este “consumo” de malas noticias genera respuestas emocionales intensas y perjudiciales. En mi experiencia personal, he notado que después de una noche de “scrolling” implacable, me despierto sintiéndome más pesimista incluso sobre el clima. La tensión, el estrés y la ansiedad se convierten en compañeros habituales.
El sueño y el doomscrolling: Un vínculo tóxico
Uno de los efectos más evidentes del doomscrolling es el deterioro de la calidad del sueño. Cuando nos exponemos a fuentes de estrés y angustia antes de dormir, nuestros cerebros entran en un estado de alerta, donde nuestro sistema nervioso se niega a relajarse. Me acuerdo de una noche en la que, tras una lectura prolongada de noticias sobre desastres naturales, quedé dando vueltas en la cama, escuchando el silencio más aterrador de mi vida en lugar del armonioso canto de los grillos. Esa noche, el sueño se escurrió entre mis dedos como agua en un colador.
Los expertos advierten que la constante llegada de información negativa puede llevar a una profunda sensación de impotencia y desesperanza. Después de todo, ¿cómo puede alguien sentirse esperanzado ante un mundo donde las malas noticias parecen ser la norma?
¿Cómo combatir el doomscrolling?
Afortunadamente, no todo está perdido. Hay medidas que podemos tomar para mitigar el impacto del doomscrolling en nuestra vida diaria. Como siempre, un enfoque proactivo es fundamental.
Establecer límites
Es crucial establecer límites. En lugar de estar constantemente conectado a las redes sociales, intenta acotar un tiempo específico para informarte sobre las noticias. Así, podrías dedicar 30 minutos por la tarde para ponerte al tanto, y luego permitirte disfrutar del resto del día. Te sorprendería la cantidad de cosas interesantes que podrías descubrir sobre el mundo si te alejas de tus dispositivos. A veces, me sorprendo cuando me siento con una taza de café, abro un buen libro y me doy cuenta de que el mundo exterior sigue girando sin que yo lo esté monitoreando al minuto.
Cuidado con las fuentes
Otro aspecto esencial es consumir información de fuentes confiables. Deja de lado esa página que parece más un tabloide que una fuente de noticias verificada. Buscar comprobar las noticias y los datos puede parecer una tarea tediosa, pero es clave para cuidar tu salud mental.
Encuentra hobbies alternativos
¿Qué tal si inviertes tiempo en hobbies que te relajen y te alejen del estrés? En mi caso, descubrí la jardinería. Hay algo increíblemente gratificante en cuidar de una planta y ver cómo florece, ¡y no, no es otra metafórica “planta de malas noticias”! Explora lo que realmente disfrutas, ya sea cocinar un platillo nuevo, practicar yoga o incluso jugar a ese videojuego que fue olvidado en el fondo de un armario. La idea es crear un espacio seguro y positivo, lejos del torbellino de malas noticias.
Busca buenas noticias
Por último, no olvidemos que, en medio de la oscuridad, aún hay buenas noticias. Existen aplicaciones y sitios web que se especializan en compartir noticias positivas y edificantes. Cada día, una buena noticia puede servir como un bálsamo que contrarresta el efecto inflamatorio de las malas. Así que, hazte un favor y busca esas pequeñas joyas de información que pueden restaurar tu fe en la humanidad.
Aceptando la realidad
La verdad es que el mundo tiene problemas serios que deben ser atendidos. Ignorar la realidad no es una solución viable. No obstante, el modo en que consumimos noticias sí es algo que podemos controlar. Es fundamental aprender a gestionar nuestras emociones y darnos un respiro de esa avalancha de información negativa.
¿Alguna vez te has sentido mejor tras unos días de desconexión? Si es así, ¡no estás solo! A veces, la mejor manera de estar informado es a través de un descanso saludable, donde la respiración profunda y el silencio te ofrezcan el espacio necesario para reflexionar.
Conclusión: Toma el control de tu consumo de noticias
El doomscrolling puede parecer inofensivo, pero sus efectos en nuestra salud mental son importantes. Te animo a que reflexiones sobre cómo consume noticias y te comprometas a tomar decisiones más saludables para tu bienestar. Recuerda que tu salud mental es un tesoro, y no debes permitir que la última noticia negativa lo empañe. La próxima vez que te encuentres perdiendo tiempo en una espiral de malas noticias, considera hacer un alto, tomar un sorbo de agua o hacer una pausa. La vida, después de todo, tiene mucho más que ofrecer que solo páginas de desastres e incertidumbre.
Así que, ¿cómo te gustaría cambiar tu relación con las noticias? Las elecciones están en tus manos. La próxima vez que tu dedo esté a punto de desplazarse hacia esa futura pandilla de malas noticias, respira hondo, y opta por algo que te haga sonreír. ¡El mundo también necesita buenas noticias!