En el vasto océano de las relaciones humanas, siempre emergen nuevas corrientes que afectan cómo nos conectamos y desconectamos de los demás. Este año, el término que ha captado la atención de muchos es cushioning. Pero, ¿qué significa realmente, y por qué parece que se ha convertido en una tendencia tan prominente? Tal vez hayas escuchado sobre ello en un café, mientras leías en Instagram o, si eres un poco más old school, al hojeando una revista de pareja (¿existen todavía?). En este artículo, vamos a explorar esta intrigante palabra y lo que podría significar para ti o para alguien que conoces.
¿Qué es el cushioning y cómo afecta a las relaciones?
El cushioning, derivado de la palabra inglesa que significa ‘cojín’, se refiere a esa especie de red de seguridad emocional que algunas personas mantienen dentro de sus relaciones. Piense en ello como tener un plan B listo en caso de que las cosas se tornen difíciles con su pareja actual. Así es, casi como si lo consideraras como tu propio vigilante personal en el mundo del amor. La idea es que, al tener un «reemplazo» emocional a mano, puedas evitar la dolorosa experiencia de una ruptura.
Recientemente, un estudio realizado por Talker Research en el Reino Unido destacó que un alarmante 75% de las mujeres en relaciones estables admiten tener a alguien más en la recámara. Esto plantea una pregunta inquietante: ¿hemos llegado a un punto en el que la intimidad se ha diluido tanto que el ‘cushioning’ se ha normalizado?
La psicología detrás del cushioning
Ahora, no quiero parecer un psicólogo en una cátedra, pero es interesante profundizar en las razones que motivan esta práctica. En muchos casos, el cushioning surge del miedo a la soledad y la falta de seguridad emocional. Esto es un reflejo de ciertos patrones en la forma en que nos percibimos y cómo creemos que debemos ser amados. Según la psicóloga Andrea Vicente, este tipo de comportamiento puede surgir de dependencias emocionales poco saludables.
Imagínate esta situación: estás en una relación de varios años, las cosas no van tan bien como solían ir, y la chispa parece haberse apagado. En lugar de abordar los problemas, comienzas a mantener conversaciones con alguien en redes sociales, quizás comenzando de manera inocente, pero rápidamente te das cuenta de que esa conexión se siente bastante… ¡bien! Entonces surge la idea: «¿Por qué no tener un plan B, por si algo sale mal?» Y aquí es donde empieza el conflicto. Esta mentalidad puede impedirte abordar los problemas dentro de tu relación actual.
¿Una nueva forma de infidelidad?
La pregunta inevitable es: ¿es esto infidelidad? La infidelidad ha sido históricamente vista como una traición que ocurre a través de relaciones físicas, pero en la era digital, los límites se han vuelto tan difusos. Según el mismo estudio de la Universidad de Granada, 20% de las mujeres admiten haber sido infieles, y muchas de esas experiencias pueden haberse originado en el cushioning. Entonces, ¿dónde trazamos la línea entre lo que es emocionalmente permisible y lo que no lo es?
Lo que parece claro es que muchas personas están empezando a redefinir lo que significa la lealtad en las relaciones. Mientras que en el pasado podría haber bastado con la fidelidad física, ahora la lealtad emocional se presenta con tanta relevancia como la primera. ¿Podría ser que el cushioning haya sido una respuesta a la falta de comunicación en las relaciones modernas?
La influencia de las redes sociales en las relaciones
No se puede hablar del cushioning sin mencionar el papel de las redes sociales. En un mundo donde deslizar el dedo es la forma en que muchas personas inician sus interacciones románticas, tener una ‘opción B’ parece más accesible que nunca. Lo que solía ser un concepto oculto se ha expandido a una cultura de coqueteo digital donde el contacto físico se ha reducido a la experiencia en pantalla.
La psicóloga Vicente también señala que el coqueteo virtual es cada vez más interpretado como una falta de respeto en muchas relaciones. Después de todo, ¿qué pasa cuando ese ‘me gusta’ en una foto de Instagram se siente como una infidelidad? Como alguien que ha marcado varias fotos de mis amigos en Facebook (¡Hola, ex compañeros de clase!), me pregunto cuántas veces me habré convertido en el ‘plan B’ de alguien sin saberlo.
El dilema personal
Ahora, permíteme ser un poco honesto. He tenido mi experiencia con el cushioning. La vida universitaria es un terreno fértil para estas aventuras. ¿Recuerdas aquella vez que conociste a alguien en una fiesta y comenzaste a hablar en Snapchat? Todo fue muy divertido al principio. Compartías memes, hacías planes que nunca se concretaron, pero la chispa de ‘algo más’ siempre estaba en el aire.
Un día, me encontré en una encrucijada emocional. Tenía a esa persona especial; no podía negarlo. Pero también había una conexión innegable con una nueva persona en mi vida. La verdad es que no quería hacerle daño a la primera, pero estaba atrapado entre la intimidad y la posibilidad de algo nuevo. Esa experiencia me llevó a reflexionar: ¿es el cushioning una forma de ser emocionalmente deshonesto? ¿O simplemente es una expresión de nuestra búsqueda relacionada con el amor?
El eterno debate sobre la monogamia
Una de las razones por las que el cushioning ha ganado popularidad es porque cuestiona el modelo de relación monógama. Si el 75% de las mujeres están usando un plan B, hay algo que definitivamente no está funcionando en el modelo tradicional de amor. Y me pregunto: ¿son los compromisos de la sociedad lo que están fallando, o somos nosotros?
Como mencionó Vicente, este tipo de conductas surgen frecuentemente de la insatisfacción dentro de la relación principal. Cuando la comunicación es deficiente, las necesidades emocionales comienzan a cambiar. Así que aquí tenemos el dilema: al buscar satisfacción en otro lado, estamos traicionando la relación principal, pero también estamos tratando de llenar un vacío que quizás nunca debiera haberse producido. Es un juego complicado, ¿verdad?
Las consecuencias del cushioning
Hay que considerar las consecuencias del cushioning, por supuesto. Puede que parezca una solución rápida para evitar el dolor y la soledad, pero a menudo resulta en una dependencia emocional poco saludable. En lugar de ayudarnos a establecer conexiones genuinas, puede crear un ciclo de falta de autenticidad.
Al tener a alguien en la reserva, podríamos estar evitando trabajar los problemas en nuestra relación actual. Y, como se suele decir, los problemas no se resuelven solos. Por ende, si estamos dejando las cosas en manos del cushioning, es probable que estemos dejando de lado el crecimiento personal y la oportunidad de construir algo auténtico. ¿De verdad vale la pena ese esfuerzo extra por mantener a alguien al margen?
El camino hacia relaciones más saludables
En un mundo donde el cushioning parece estar tomando cada vez más protagonismo, es crucial volver a concentrarse en las relaciones sanas. Vicente ofrece algunos consejos para mejorar las dinámicas en pareja:
- Practica la autocompasión: Este es un paso clave para aprender a valorarte a ti mismo y a tus decisiones.
- Busca hobbies y pasatiempos que te apasionen: Esto no solo te mantiene ocupado, sino que también fomenta una autoestima saludable.
- Crea un círculo de apoyo sostenible: Rodéate de personas que te eleven, no que te hagan sentir dependiente emocionalmente.
- Considera la terapia: Hablar con un profesional puede brindar una comprensión profunda de tus propios métodos de afrontamiento y los problemas dentro de tu relación.
Como decía mi abuela, “quien busca, encuentra”. Y a menudo, lo que encontramos es mucho más de lo que teníamos, pero también puede ser más complicado. Debemos esforzarnos por tener relaciones que se basen en la confianza, la comunicación y, sobre todo, el amor propio.
Reflexiones finales
En última instancia, el cushioning quizás sea un simple reflejo de un mundo que está cambiando rápidamente. La naturaleza de las relaciones está evolucionando, y lo que alguna vez fue considerado sagrado está comenzando a ser visto de manera diferente. Pero, como con todas las tendencias, viene la responsabilidad. Aprender a ser honesto contigo mismo y con los demás, y reconocer los riesgos que implican los comportamientos como el cushioning, será esencial si quieres tener relaciones verdaderas y duraderas.
Antes de terminar, me gustaría dejarte con una pregunta: ¿estás dispuesto(a) a dejarte llevar por la corriente del cushioning, o prefieres explorar el océano de lo que significa realmente amar y ser amado(a)? Quizás esa sea la pregunta más importante que puedas hacerte en tus relaciones.