La violencia de género es un tema que, tristemente, muestra su oscuridad en los rincones más variados de nuestra sociedad, desde el hogar hasta el trabajo. Y es que, cada 11 de noviembre, se nos recuerda que este problema necesita atención y acción inmediata. Este año, la fecha se presenta con un gran peso, ya que la periodista y escritora Cristina Fallarás lanzará su obra “No publiques mi nombre. Testimonios contra la violencia sexual”, que promete arrojar luz sobre un fenómeno que ha sido, durante mucho tiempo, objeto de silencio y estigmatización.

Pero, ¿qué hay detrás de este libro? ¿Por qué sus argumentos parecen resonar tanto ahora? En este extenso artículo exploraremos las múltiples dimensiones de la obra de Fallarás, su contexto actual y su posible impacto. Así que, ¡abróchense los cinturones! Vamos a profundizar en este viaje por la compleja realidad de la violencia sexual y el poder de los testimonios anónimos.

La génesis del libro y la importancia de dar voz a las víctimas

El proyecto del libro de Fallarás nació tras el inaceptable incidente del expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, quien dio un beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso tras la victoria de España en el Mundial. ¿Acaso esperábamos que una victoria deportiva se manchara por un acto tan grave? Este evento tocó una fibra sensible en toda la sociedad, provocando una ola de testimonios que empezaron a surgir en las redes sociales—un fenómeno que más tarde se conoció como #SeAcabó.

Fallarás, al darse cuenta de la magnitud del problema, decidió recopilar esas historias. Abrió un buzón en su Instagram, un movimiento que, aunque simplista en apariencia, destapó un mundo de sufrimiento y experiencias que necesitaban ser visibilizadas. Lo que empezó como una iniciativa digital se transformó en un libro, un formato que, según ella, tiene la capacidad de perdurar más allá de un «like» o un retweet. En sus propias palabras, ¿qué mejor manera de hacer presentes las voces de muchas mujeres que volver a los orígenes y crear un libro?

Mientras escribo este artículo, no puedo evitar pensar en la paradoja de las redes sociales. Gran parte de nuestra vida gira en torno a las plataformas digitales, pero, ¿realmente escuchamos? A menudo, se asume que un post viral puede cambiar el mundo, pero Fallarás ha demostrado que se necesita mucho más que eso.

Un volumen de 360 páginas de pura valentía

La estructura del libro: testimonios sin filtro

La obra de Fallarás no se presenta como un libro de lectura convencional. Con un total de 360 páginas, recoge más de 300 testimonios anónimos. Aquí radica una de las decisiones más interesantes de la autora: no ordenar los testimonios por tipo de agresión. El razonamiento detrás de esto es bastante perspicaz. Como ella misma explica, si los relatos estuvieran organizados en torno a experiencias similares, el lector podría desarrollar una especie de «tolerancia» hacia las desgarradoras narrativas.

En efecto, ¿no es cierto que, a veces, nos volvemos inmunes al horror si lo vemos repetidamente? Imaginen leer sobre un abuso en la familia y luego otro en el trabajo. Con el tiempo, la emoción se diluye y deja de impactar. De esta manera, Fallarás opta por una estructura caótica que mantiene al lector constantemente alerta y emocionalmente involucrado.

Un contexto social revuelto

La decisión de publicar este libro en un contexto donde el caso de Íñigo Errejón, portavoz de Sumar en el Congreso, también aparece en el panorama, ha levantado una polvareda mediática. Se sabe que el timing es crucial, y la mala interpretación de la coincidencia temporal ha llevado a críticas. A pesar de ello, Fallarás aclara que no se debe a un intento de capitalizar un momento, sino que es producto de una serie de meses de trabajo ininterrumpido. Aquí vemos cómo, a veces, la invasión de la política se mezcla con la lucha social.

La voz de un colectivo diverso

Una de las características más emocionantes de “No publiques mi nombre” es que no solo es la obra de Fallarás. A través de la Asociación Acción Comadres, un colectivo de mujeres de diversas disciplinas—abogacía, comunicación, literatura, cine—se busca narrar el relato femenino en todas sus dimensiones, desde la violencia hasta el placer.

Mientras leía sobre esta colaboración, recordé cómo muchas veces nuestras historias son contadas por voces ajenas. ¿Cuántas veces hemos escuchado relatos sobre mujeres contados por hombres? La idea de que mujeres colaboren entre sí para contar su propia experiencia es una forma de romper el molde y reclamar su lugar en la narrativa.

La lucha contra el silencio: un proceso arduo y constante

Testimonios y desafíos en el almacenamiento

Uno de los aspectos más conmovedores que menciona Fallarás es el temor que sintió cuando su cuenta de Instagram fue cerrada. Con el cierre, se cerraba también una vía de comunicación crucial para muchas mujeres que deseaban compartir sus experiencias. La vulnerabilidad de aquellos mensajes se hizo evidente, lo que llevó a Fallarás a buscar un método más accesible y permanente: el libro. Aquí vemos cómo la tecnología, a veces, puede actuar como un arma de doble filo.

Cambio cultural: romper el ciclo de la violencia

El objetivo de esta obra no es solo publicar una serie de relatos desgarradores; se trata también de crear una memoria colectiva. Según el estudio de la socióloga Nerea Barjola incluido en el libro, el fenómeno del #SeAcabó no es un hecho aislado, sino que responde a un cambio cultural en la manera en que tratamos la violencia sexual. Aquí, el libro se enmarca dentro de un proceso social más amplio que aboga por la ruptura del silencio y la acción conjunta entre mujeres.

La financiación y el impacto social: ¿una lucha en solitario?

Uno de los puntos de controversia giró en torno a la supuesta subvención recibida por la Asociación Acción Comadres. Fallarás se vio en la necesidad de negar que recibieran 100.000 euros de instituciones, reafirmando que han trabajado sin remuneración. Esta es una realidad que nadie parece tener en cuenta: la labor de muchas activistas y escritoras a menudo es no remunerada, un claro reflejo de la precariedad que se vive en este campo.

La voz de la generación actual: ¿por qué ahora?

Los movimientos recientes y la creciente visibilidad de estas problemáticas han animado a muchas voces jóvenes a expresarse. Sin embargo, también se plantea la cuestión de la responsabilidad. Las nuevas generaciones tienen acceso a plataformas para expresar sus ideas, pero ¿realmente estamos creando un espacio donde esas voces no solo se escuchen, sino también se acepten y valoren?

Se ha hablado del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (25 de noviembre) como un marco temporal interesante para la publicación del libro de Fallarás. Esta coincidencia invita a la reflexión: ¿estamos realmente eligiendo los momentos adecuados para hablar de los temas que nos afectan? La literatura y la activismo parecen unirse en un abrazo que es tanto esperanzador como desafiante.

Reflexiones finales: una invitación a la acción colectiva

Al final del día, “No publiques mi nombre” no es sólo un libro. Es un llamado a la acción, un recordatorio de que las historias necesitan ser escuchadas, y que siempre habrá alguien deseoso de contarlas. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias experiencias y a considerar cómo el silencio puede perpetuar el dolor, mientras que la voz compartida puede generar sanación.

¿Te atreverías a compartir tu historia? La pregunta no es trivial. A menudo, callamos por miedo a la reacción, o porque simplemente creemos que nadie está escuchando. Pero, como demuestra Fallarás, siempre hay alguien dispuesto a escuchar, a abrazar el relato que has guardado por tanto tiempo.

En conclusión, la obra de Fallarás nos confronta, nos incomoda y, sobre todo, nos invita a actuar. Las palabras pueden ser poder increíblemente transformador. Así que, en este 11 de noviembre, alzamos la voz en honor a todas las mujeres que han decidido no permanecer en el silencio. Y a ti, lector, te invito a reflexionar: ¿qué historia te gustaría contar?