La educación en el siglo XXI enfrenta desafíos sin precedentes. No solo debe adaptarse a un mundo en constante cambio, sino que también debe contrarrestar una corriente creciente de desinformación y mitos que afectan la percepción que tenemos sobre el aprendizaje y el desarrollo académico. Recientemente, la obra «Educafakes» de Daniel Turienzo y Jesús Rogero ha puesto de relieve cómo estos mitos se parecen a las desinformaciones sobre las vacunas y el autismo que proliferaron hace años. Así que, en esta travesía educativa, acompáñame a explorar los mitos que rodean a nuestro sistema educativo, cómo afectan a nuestros alumnos y lo que podemos hacer para hacer frente a estos desafíos.

¿Por qué los mitos educativos son tan dañinos?

Imagínate la escena: estás en una conversación con un grupo de amigos y alguien suelta una afirmación sobre que «los niños de hoy en día no leen porque están todo el día con el móvil». Al principio, ni siquiera te das cuenta de cómo ese comentario se cuela en tu mente y, de repente, te ves diciendo lo mismo en algún otro lugar. «¡Es que lo dicen los expertos!» piensas, mientras tu cerebro repasa la información errónea.

La realidad es que este tipo de mitos no solo son inexactos, sino que crean una falsa narrativa sobre el estado real de la educación. Como explican Turienzo y Rogero, muchas veces nuestras opiniones se basan en argumentos y datos falsos que terminan siendo aceptados por gran parte de la sociedad. Este fenómeno se ve exacerbado por el auge de las redes sociales, que actúan como un altavoz para creencias erróneas.

Recuerdo cuando me asomé a las redes sociales para ver comentarios sobre la educación: «El nivel de ignorancia es alarmante». Pero, ¿acaso hemos olvidado que cada generación ha enfrentado críticas similares? Traslademos esta discusión a la historia: ¿quién no ha escuchado que las generaciones más jóvenes son «más vagas» que las anteriores? Es como si la historia estuviera condenada a repetirse, y siempre con el mismo guion.

Creencias erróneas y la realidad actual

La educación no es peor que antes

Una de las ideas más comunes es que la educación de hoy es inferior a la de décadas pasadas. Jesús Rogero menciona que esta queja ha existido desde tiempos de Sócrates, quien ya se quejaba de la juventud. Pero, ¿es realmente un hecho? Al observar los indicadores de acceso y progreso en el sistema educativo actual, no solo en España, sino a nivel mundial, los datos muestran que en general, los resultados son más positivos.

Por ejemplo, el último estudio Aladino reveló que hay una mejora en el acceso a la educación, aunque, por supuesto, seguimos teniendo el gran reto de la desigualdad educativa. Haciendo eco de su opinión, me atrevería a decir que es realmente importante cambiar nuestra narrativa. Tal vez haya que despojarse de la mentalidad de «todo tiempo pasado fue mejor» y empezar a reconocer los logros actuales, aunque haya mucho por hacer.

El mito del «esfuerzo» como única variable

La consigna del «esfuerzo es la clave del éxito» ha llegado a ser casi un mantra. Sí, el esfuerzo es esencial, pero, ¿qué pasa con las condiciones en las que se realiza ese esfuerzo? Las circunstancias sociales y económicas son factores que juegan un papel crucial en los resultados educativos. Según los autores, la falta de recursos y el entorno socioeconómico de un alumno pueden multiplicar por ocho las probabilidades de abandono escolar. Esta cifra debería hacer que todos reflexionáramos durante un buen tiempo, ¿no crees?

Desmitificando el papel del currículo escolar

Los mitos no solo afectan a la forma en que percibimos la educación; también influyen en el currículo que se imparte en las aulas. En este sentido, Daniel Turienzo señala que se necesita repensar lo que enseñamos. Los estudiantes a menudo se preguntan: «¿Por qué tengo que aprender esto si no me será útil?», y a veces, tienen razón. Hay un clamor por un aprendizaje más profundo y significativo que transfiera habilidades a la vida real. ¡Imagínate una clase en la que en lugar de aprender a conjugar verbos, los alumnos desarrollan su inteligencia emocional! La educación debería estar más alineada con un mundo en constante cambio.

La relación entre educación y salud

Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la conexión entre la salud física y mental de los estudiantes y su rendimiento académico. Los datos muestran que el nivel socioeconómico de una familia puede afectar la salud de los niños, lo que a su vez impacta en su aprendizaje. ¿No te parece que esto es un círculo vicioso? Según el estudio mencionado, los niños en situaciones económicas difíciles tienden a tener más problemas de salud, lo que lleva a un rendimiento escolar más bajo. Si no cuidamos de la salud de nuestros estudiantes, ¿cómo podemos esperar que sean exitosos académicamente?

Estrategias para romper el ciclo de la desinformación

Comunicación abierta y educación para padres

Un paso esencial para cambiar la narrativa sobre la educación debe comenzar en casa. Las familias tienen un papel crucial en la educación de sus hijos. Mantenerse informados sobre las realidades educativas y desafiar las creencias erróneas que se difunden en nuestra sociedad es necesario para crear un entorno positivo.

¿Has tratado alguna vez de sentarte a hablar con un grupo de padres sobre los mitos educativos? Te asombraría ver cuántas de estas creencias se basan en suposiciones y no en hechos. La educación debe ser un tema de conversación abierta, no solo entre padres, sino también con los educadores y en la comunidad en general.

Fomentar una cultura de esfuerzo y reflexión

Buscar soluciones también implica fomentar un ambiente donde se valore el esfuerzo, pero también se permita la reflexión crítica. Los estudiantes deben entender que es natural sentirse frustrados y que sus quejas son válidas. En lugar de simplemente instruir «esto es lo que debes hacer», hay que fomentar un diálogo abierto. Preguntar: «¿Qué crees que podríamos hacer diferente para que sientas que aprendes mejor?» puede abrir un mundo de posibilidades.

Conclusión: Hacia una educación más justa y equitativa

Como hemos visto, los mitos educativos no son solo simples errores, sino que tienen profundas raíces y consecuencias en el sistema educativo. Desde el impacto de las percepciones sociales en la educación hasta la relación entre el esfuerzo y las condiciones externas, es evidente que es hora de replantearnos cómo vemos la educación hoy.

Respaldados por los análisis de Turienzo y Rogero, es crucial que tomemos una postura activa en el cambio de esta narrativa. Necesitamos dejar de lado las generalizaciones basadas en creencias y trabajar hacia un sistema educativo que no solo sea más inclusivo, sino que también valore el esfuerzo, sin olvidar las circunstancias que lo rodean.

Si has llegado hasta aquí, ¡felicitaciones! Espero que te lleves contigo más preguntas que respuestas y, sobre todo, ganas de investigar, cuestionar y buscar la verdad detrás de los mitos. Al final del día, nuestras creencias dan forma a nuestro mundo, así que asegúrate de que las tuyas estén bien fundamentadas. ¿No te parece un esfuerzo digno de hacer por futuras generaciones?