Salud en España: un campo minado para nuestro talento extranjero

Hola, queridos lectores. Supongo que todos conocemos esa frase agotada de que «España necesita médicos y enfermeras«. Escuchada una y otra vez, ella ronda de manera perpetua en nuestros debates sobre el sistema sanitario presente en nuestro país. Vertiginosa, ¿verdad?, tal cual como sucede con estos profesionales de la salud.

Las soluciones para este problema desde luego no son tan simples como parecen a vista de pájaro. La clave podría radicen en atraer talento. ¿Es esto tan fácil como suena? Permítanme decirles que la respuesta es un rotundo no.

Para ilustrar esto, les traigo tres nombres: un médico, una enfermera y una farmacéutica. Estos son solo tres entre los miles de casos que se pueden encontrar en la península. Tres personajes que son la representación de la odisea que cada profesional de la salud procedente del extranjero debe enfrentar para ejercer en nuestro terruño.

Atrapados en el laberinto burocrático: testimonios desde la trinchera

María Ángeles Sellart Pellegrini es uno de estos casos. Ella tiene el honor (o la mala suerte, depende de cómo se mire) de haber lidiado con este laberinto burocrático. Esta mujer, licenciada en Farmacia por la Universidad Nacional de Rosario en Argentina, trabajó durante 20 años en su propia farmacia en un tranquilo pueblo del interior argentino antes de tomar la decisión de mudarse a España.

El viaje al Viejo Continente fue la primera de muchas pruebas para María Ángeles. Había dejado atrás su farmacia, su hogar, para sumergirse en la agitada jungla de nuestra burocracia. Si has tenido alguna vez que lidiar con trámites y papeles, sabes de lo que hablo. Si no, cuéntame tu secreto.

¿Varado en un mar de papeleo? ¿Invadido por la desesperación a medida que un formulario tras otro parece surgir de la nada? Ah, la burocracia. Nuestra vieja amiga.

En medio de una crisis sanitaria, los problemas de reconocimiento de títulos extranjeros persisten

Aquí tenemos a estos profesionales, dispuestos y preparados para atender la crisis sanitaria que azota a nuestro país y, sin embargo, se encuentran en medio de un embrollo burocrático. Ironía cruel, ¿no te parece?

Parece que nuestras leyes e instituciones no están al tanto de la urgencia. ¿Acaso tienen idea de lo esencial que podría ser cada uno de estos valientes médicos, enfermeras y farmacéuticos que esperan en sus respectivos purgatorios administrativos?

Es realmente desalentador pensar que en plena crisis y con la necesidad que tenemos de personal sanitario, no logremos orquestar una respuesta más rápida y efectiva. ¿Dónde quedó aquello de la agilidad administrativa? ¿Se lo llevó el viento?

Entonces ¿cómo podemos resolver este grave problema? ¿Cómo aligerar la carga de estos profesionales extranjeros que han demostrado estar dispuestos a prestar sus servicios en nuestro país?

El llamado a la acción: cambios necesarios a la vista

Es un problema que ha estado rondando nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. ¿De verdad tenemos que seguir dando vueltas sobre lo mismo una y otra vez? ¿No será hora de que finalmente hagamos algo al respecto?

La realidad del personal sanitario en España es gravosa. Es momento que tomemos cartas en el asunto: ajustando nuestras leyes, optimizando procesos, entrenando personal. Existen múltiples alternativas, pero, como siempre, la solución parte de reconocer que tenemos un problema y, sobretodo, estar dispuestos a hacer algo al respecto.

Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que necesitamos más que nunca poder contar con instalaciones de salud de calidad. Solo podemos esperar que las decisiones a tomar en el futuro sean las correctas para no revivir este circo burocrático. ¿Ha marcado en nuestro sistema sanitario español un hito histórico? Sólo el tiempo lo dirá.

Así que la próxima vez que escuches «España necesita médicos y enfermeras», presta atención. Porque es más que una frase. Es una llamada a la acción.

El reconocimiento de los títulos extranjeros en la sanidad es imperativo ahora más que nunca. Nuestros médicos, enfermeras, farmacéuticos extranjeros cuentan con nuestras voces. Diffúndelos. Hasta la próxima, saludables y perspicaces lectores.