En el cambiante mundo de las startups tecnológicas, pocos nombres eran tan prometedores como 23andMe. La empresa, especializada en análisis genéticos, parecía destinada a liderar una revolución en la forma en que comprendemos nuestra herencia y bienestar. Sin embargo, su valor de mercado ha caído a niveles sorprendentes, dejando a muchos preguntándose: ¿qué ha salido mal?
¿Qué ocurre realmente cuando pasas de tener un valor de mercado de 6.000 millones de dólares a ¿30 centavos por acción? Hoy vamos a intentar descubrirlo, mientras navegamos por esta historia llena de giros dramáticos, decisiones cuestionables y el eterno dilema sobre la privacidad de los datos.
La promesa inicial de 23andMe: una ventana a tu ADN
La oferta era simple y atractiva: por alrededor de 100 dólares, cualquier persona podía enviar una pequeña muestra de saliva y recibir un informe detallado sobre su ascendencia y predisposiciones genéticas. Muchas personas, incluyéndome, se sintieron tentadas por esta promesa. Como amante de la genética, recuerdo con emoción cuando recibí mi propio kit de 23andMe. Me imaginaba descubriendo misterios familiares y conexiones genéticas ocultas, como el tío lejano que nunca conocí pero que, claramente, tendría una historia fascinante para compartir en las reuniones familiares. ¡Qué épico!
Sin embargo, tras la euforia inicial de abrir el paquete y hacer la prueba, muchos usuarios terminaban abandonando el barco. Después de recibir el esperado informe, ¿realmente querías pagar entre 70 y 500 dólares al año para mantener actualizados tus resultados? Es como mantener una suscripción a una revista que solo publia un artículo al año: demasiado caro y no lo suficientemente emocionante.
Un modelo de negocio frágil
Con el tiempo, 23andMe se encontró en una encrucijada: después de que los usuarios se deshicieran de su interés en las actualizaciones costosas, la empresa tuvo que reevaluar su modelo de negocio. Fue entonces cuando Anne Wojcicki, la consejera delegada, propuso vender datos genéticos a empresas farmacéuticas. La idea sonaba bien en teoría: utilizar los perfiles genéticos para acelerar investigaciones médicas y curas para enfermedades, ¿quién podría oponerse a eso? Pero el consejo de la empresa se sintió inquieto ante la posible mercantilización de la genética.
Desastre de seguridad: un robo de datos sin precedentes
Todo se complicó aún más cuando, en un hackeo de 2022, se filtraron datos sensibles de aproximadamente siete millones de usuarios. La noticia fue un verdadero vuelco para la credibilidad de la empresa. En una época en la que la protección de datos es más crítica que nunca, 23andMe fue acusada de no asegurar adecuadamente la información de sus usuarios.
Recuerdo que cuando escuché la noticia, pensé: ¿realmente una empresa que maneja información tan delicada como tu ADN no tenía en marcha un sistema de verificación de dos factores? Es como si dejaras las llaves de tu auto en la puerta y esperases que nadie se lo llevara.
Declaraciones como «23andMe mintió a sus clientes sobre cómo protegería sus datos» se hicieron comunes, y la confianza en esta empresa casi se evaporó. ¿Quién quiere vender su ADN si eso puede acabar en manos equivocadas?
La falta de protección de datos en la genética
El problema de 23andMe no solo estaba en que no protegió adecuadamente la información de sus usuarios, sino que, en muchos casos, los consumidores eran ajenos a los riesgos relacionados con la venta de sus datos. Según Anya Prince, profesora de derecho en la Universidad de Iowa, las protecciones federales de privacidad de la salud no se aplican a este tipo de empresas porque no se consideran servicios médicos.
Esto significa que los usuarios que pensaban que sus datos estaban protegidos y privados en realidad estaban expuestos a una serie de peligros. ¿Te imaginas enterarte de que tus datos genéticos se están vendiendo a centrales de datos o empresas farmacéuticas sin que tú lo supieras? Es una auténtica pesadilla, tanto para los usuarios como para 23andMe.
¿El dilema moral de la venta de datos genéticos?
Después del escándalo de seguridad, 23andMe necesitaba volver a ganarse la confianza del público. Sin embargo, los cambios que intentaron implementar fueron a menudo mal recibidos. Intentos de restablecer la confianza se tambalearon al darse cuenta de que la misma base de datos que habían creado para ayudar a los usuarios a entender su genética se había convertido en un potencial producto de venta para beneficio de la empresa.
Al respecto, Wojcicki argumentó que su prioridad era la transparencia y la elección. Sin embargo, me hago la pregunta: ¿realmente existe una «elección» cuando la mayoría de las personas no comprenden lo que implica compartir tal información? Es como permitir que tu amigo te lleve a una fiesta de la que nunca te dijo que sería una reunión de amigos de su sexólogo. Estás allí, sin saber cómo llegaste, y con un par de incómodos secretos que no querías compartir.
El impacto financiero: de triunfador a fracasado
Las acciones de 23andMe cayeron al equivalente de 0,30 dólares por acción, lo que deja a los accionistas lamentando decisiones de inversión. Comparado con Meta, que se cotiza a alrededor de 580 dólares por acción y Microsoft a 417 dólares, el contraste es bastante desolador. Esta caída también se ha visto acompañada por la renuncia de los consejeros independientes en 2023, quienes alegaron desacuerdos estratégicos con Wojcicki, lo que hace que la situación de la empresa sea aún más alarmante.
Las repercusiones de un consejo dividido
Si bien Wojcicki trató de comprar la compañía para llevarla a un enfoque más centrado en la venta de datos, su propia junta no estaba de acuerdo. No hay nada más complicado que tratar de mantener un barco a flote cuando la tripulación no tiene la misma visión. La dimisión del consejo fue un claro indicativo de que 23andMe se enfrenta a serias dificultades internas.
Mirando hacia el futuro: alternativas y reflexiones sobre el ADN
En este contexto, la pregunta es: ¿qué pasará con el futuro de 23andMe y el análisis genético en general? Existen otros competidores en el mercado, y la conciencia sobre la protección de datos genéticos está en aumento. Usuarios más informados probablemente dudarán en compartir sus datos, especialmente después del escándalo de seguridad.
En conclusión, el camino de 23andMe es un recordatorio de que la tecnología tiene un precio. La vulnerabilidad de la información personal es más relevante que nunca, y lo que una vez fue una herramienta de descubrimiento personal, ahora plantea serias preguntas morales, éticas y legales sobre el uso y protección de nuestros datos. La decisión de vender tu ADN debe ser una elección fundamentada, no un juego de azar.
¿Y tú? ¿Estarías dispuesto a comerciar con tu ADN a cambio de conmovedoras historias familiares o avances médicos? Personalmente, creo que mis genes son suficientemente únicos como para quedarme con ellos. ¡Y mientras tanto, seguiré disfrutando de las historias familiares que ya tengo, sin necesidad de análisis genéticos!
Al final del día, la historia de 23andMe nos recuerda que la ciencia puede ser fascinante, pero siempre ha de ir acompañada de la responsabilidad y la ética que todos deseamos. ¿Reconstruirá la empresa su reputación? Solo el tiempo lo dirá, aunque estoy seguros de que todos estaremos pendientes de la próxima jugada en este complejo tablero de ajedrez genético.