En el último informe del Instituto de Salud Carlos III, el panorama de las infecciones de transmisión sexual (ITS) en España no es precisamente alentador. Con cifras que parecen sacadas de una telenovela dramática, se reportó un incremento alarmante en los casos de clamidia, gonorrea y sífilis. ¿Pero qué está pasando? ¿Por qué seguimos viendo un aumento tras otro en un mundo donde la información y la educación son más accesibles que nunca? Vamos a sumergirnos en esta cuestión y hacer un repaso a las cifras que deberían sonar como alarma en nuestras cabezas.

Un vistazo a las cifras: ¿qué está pasando realmente?

Durante el último año, se diagnosticaron 36.983 casos de clamidia, un 20,7 % más que hace dos años, mientras que la gonorrea alcanzó los 34.401 casos con un aumento del 42,6 %. La sífilis, que también está en el centro de esta tormenta, mostró un incremento del 24,1 % con 10.879 casos reportados en 2023. Y aquí es donde uno se pregunta: ¿acaso nadie está prestando atención?

Imaginemos por un momento una conversación en una fiesta. “¡Oye, cuéntame de tu última cita!”, y uno responde: “¡Fue genial, pero resulta que tengo clamidia!”, en lugar de hablar de lo que comieron. No, gracias. La verdad es que la vida íntima y sexual de muchas personas se ha vuelto un tema más que complicado. Y lo que es aún más inquietante es que el 80 % de los casos de gonorrea se han dado en hombres.

Una mirada más profunda a las estadísticas

A continuación, hagamos un desglose por edades y comunidades autónomas. Al parecer, entre los hombres, la mayor tasa de infección por gonorrea se produjo en jóvenes de 20 a 24 años (265,68 casos por cada 100,000 habitantes). Mientras que para las mujeres, la franja más afectada se sitúa entre los 20 y 24 años (170,20 casos).

Pero, ¿quién podría pensar que, ya en el siglo XXI, seguiríamos lidiando con estos problemas? La mediana de edad para los hombres diagnosticados con gonorrea fue de 31 años, pero igual hay que reconocer que el promedio no es lo más cómodo de discutir en una conversación casual. ¿No les sería más fácil simplemente ir al médico?

Un problema masculino: la creciente incidencia de la gonorrea y la sífilis

Desde que se comenzó a medir la incidencia en 2001, las cifras de gonorrea han crecido sin parar. 71,54 casos por cada 100,000 personas en 2023 es una cifra considerablemente alta. Casi cada vez que se menciona gonorrea, uno puede imaginarse a un grupo ríendo en el bar, mientras, en el fondo, hay personas enfrentándose a un diagnóstico que podría haberse evitado.

Hablando de gonorrea, ¿sabías que la sífilis también ha hecho su propio “reinado”? La información muestra que el 88,1 % de los casos fueron en hombres, con una mediana de edad de 37 años. Cosas de hombres, supongo. Pero, vamos, si ya a esta edad estamos hablando de una infección de transmisión sexual, quizás deberíamos replantearnos algunas cosas sobre nuestra salud sexual.

La clamidia: un misterio casi argentino

En cuanto a la clamidia, se registraron 36.983 casos y, curiosamente, casi el 46,6 % fueron mujeres. ¿Los hombres tienen un problema de visibilidad en este aspecto? ¿Es que la clamidia se siente más “aceptable” que otras ITS? Lo cierto es que, si estás leyendo esto y alguna vez has estado en una relación, deberías poder aunar fuerzas con tu pareja y hacerse una prueba. Apuesto a que casi todos preferirían lidiar con un examen médico que con los efectos a largo plazo de una infección.

Tal vez pienses: “¡Yo no tengo clamidia!”, pero la verdad es que muchos no lo saben porque no se hacen pruebas. Y así es como caemos en un ciclo sin fin. En algunas regiones como Cataluña y Madrid, las tasas son más altas que en otras comunidades como Ceuta o Melilla. Un verdadero laberinto de salud pública.

La importancia de la concientización y la educación

La pregunta es, ¿qué podemos hacer? Primero, es clave que tomemos en serio la educación sexual. Algo que parece estar ausente de muchos currículos educativos y que, de hecho, debería ser tan normal como hablar de matemáticas o ciencias. Si desde adolescentes se aborda el tema de las ITS de manera abierta y sin tabúes, podríamos ver cambios significativos.

Las campañas de concientización deberían ser más frecuentes y menos embarazosas. Imaginen un anuncio llamativo: “¡Hey, tú! Antes de llevarte a alguien a casa, ¿has revisado tus resultados médicos?”. Más risas y menos vergüenza. Así, quizás los temores se reduzcan, y hablemos más sobre el sexo y la salud sexual en lugar de evitar el tema.

El rol de los profesionales de la salud

Además, es esencial que los profesionales de la salud se mostraran más vulnerables y accesibles. Quizás una anécdota personal podría ayudar aquí. Recuerdo haber ido al médico una vez porque tenía un dolor extraño (spoiler: resultó ser una alergia). La empatía que mostró me hizo sentir cómodo y abierto a hablar sobre mis inquietudes. Si los médicos adoptan este enfoque, sus pacientes estarán más propensos a hablar sobre temas sensibles como las ITS.

La verdad es que, aunque el número de casos es desalentador, hay formas de contrarrestar esta tendencia. La detección temprana y el tratamiento son clave. Un poco de vergüenza está bien, pero ¡mejor aún es mantener cuentas claras!

El papel de la tecnología en la salud sexual

Hablando de mantener cuentas claras: ¡viva la tecnología! Aplicaciones para la salud sexual están surgiendo como champiñones en primavera. Permiten realizar un seguimiento más efectivo de las pruebas, y algunas incluso ofrecen recomendaciones personalizadas. Así que si no tienes miedo de tus datos, quizás esta sea la próxima frontera en salud y prevención.

Pero claro, esto también trae un nuevo dilema. ¿Realmente entendemos la importancia de estar al tanto de nuestra salud sexual, o solo lo hacemos porque la aplicación lo dice? Hay una línea muy fina entre cuidarse y convertirse en un adicto a la aplicación. Recuerda que es tu salud, y vale más que cualquier medalla digital.

La lucha contra el estigma

Finalmente, es vital que luchemos contra el estigma que rodea a las ITS. Hay que perder el miedo de hablar sobre estos temas. Todos somos humanos y cometemos errores. La clave reside en la educación continua y en el apoyo colectivo para que nadie se sienta solo en este viaje. Al final del día, todos estamos en el mismo barco.

Un chiste que suele escucharse: “Si una persona tiene estrés, es porque tiene que ir al médico. Si tiene estrés y no va al médico, está en problemas”. Hay algo de verdad en ello, pero no en un sentido fatalista. Más bien, planteémonos un enfoque positivo hacia el cuidado sexual y la salud.

Conclusiones: hacia un futuro más saludable

Al mirar las cifras sobre las infecciones de transmisión sexual, es imposible no sentir una mezcla de tristeza y frustración. Pero con cada dato viene la oportunidad de reaccionar y educar a más personas sobre la importancia de cuidarse. Desde el aumento del acceso a información, hasta el empoderamiento a través de la conversación abierta, cada uno de nosotros puede hacer la diferencia.

Así que, si hay algo que sacar de todas estas cifras desalentadoras, es que la conversación empieza aquí y ahora. Atrévete a hablar, a preguntar y a informarte. Quizás incluso compartiendo este artículo con un amigo podrías ser el primer paso hacia un mayor conocimiento y, por ende, una vida sexual más saludable.

¿Te sientes preparado para involucrarte en esta conversación?