La televisión en España se ha visto sacudida por la culminación de una de las competiciones gastronómicas más emocionantes: Next Level Chef. ¿Quién diría que cocinar verduras podría ser tan dramático? Pero antes de que te enfoques en las hortalizas, permíteme llevarte a través de esta travesía llena de sabores, emociones y un toque de reflexión personal.

El telón se levanta: una noche decisiva en la cocina

Si hay algo que Next Level Chef ha demostrado es que cocinar bajo presión no es solo un asunto de técnica, sino también de resistencia emocional. En el último episodio, nuestra querida Blanca Romero, la presentadora que parece haber salido de un anuncio de shampoo por lo bien que se ve, abrió el programa con una inquietante premisa: dos de los aspirantes tendrían que abandonar el show. ¿Puedes sentir esa tensión en el aire? Era como estar en el último día de clases, sabiendo que algunos compañeros pronto estarán en otra escuela.

Los concursantes Skander, Inma y Rorro se enfrentaban a una prueba de plato libre, pero con un giro: los ingredientes serían sorpresa. ¿Es una prueba de cocina o un juego de adivinanzas? En mi tiempo, preparábamos «platos libres» con solo un par de ingredientes, como la pasta con lo que encontráramos en la despensa. Me recuerda a aquel día que quise hacer “spaghetti” con atún, aceitunas y lo que quedaba de una salsa picante… ¡el horror!

Pero volvamos a la competencia. La presión era palpable, y la revelación de que la prueba giraba en torno a verduras llenó de emoción y un poco de pánico a los concursantes. ¿Puedo confesar que no soy el mayor fan de las verduras? Aunque he aprendido a incluirlas en mi dieta (hay que ser saludables, amigos). Sin embargo, aquí la sorpresa parecía ser el ingrediente clave, y los chef más astutos estaban listos para el desafío.

Show de personalidades: un jurado inesperado

Mientras los concursantes batallaban en la cocina, el jurado se adentraba en un mundo de sabores repletos de incertidumbre. La famosa cata a ciegas no solo desafiaba las habilidades culinarias de los participantes, sino que además hacían que el jurado se convirtiera en un grupo de críticos mediáticos ciegos, tal como nosotros en redes sociales cuando criticamos la última película de Hollywood o un disco que nos decepcionó.

Aquí es donde el drama alcanza su clímax. El jurado quedó completamente fascinado por la incapacidad de identificar los platos. Cuando fallas en el jueguito de “¿de quién es este plato?”, sabes que las cosas no van bien. Tantas risas y bromas en torno a los ingredientes fueron una clara señal de que la cocina no es solo una cuestión de recetas, sino también de emociones, aprendizaje y, por supuesto, mucha diversión.

La despedida de los valientes: skander e inma

Finalmente, llegó el momento. Skander e Inma eran los elegidos para colarse por ese ascensor que los llevaría fuera del programa. Si eres fan de las competencias de cocina como yo, sabes que despedirse no es fácil. Al igual que cuando uno nos despide después de hacer un viaje de meses en un grupo de amigos que hemos hecho familia. “Te vas habiendo presentado tu mejor plato”, le dijo Marcos Morán a Skander. Eso me hizo reflexionar sobre lo que significa realmente ganar y perder. A veces, como en la vida, lo más importante es el aprendizaje que llevas contigo.

Inma, esa guerrera del sabor, también dejó una reflexión poderosa: “Demasiado lejos he llegado, y me llevo mucha alegría de un programa brutal… lecciones de vida como no prejuzgar”. La última parte de su declaración me tocó particularmente. ¿Cuántas veces hemos juzgado a las personas (o sus platos) antes de conocer su historia? Me ha pasado. Por eso, a veces, hay que tener un poco más de paciencia y comprensión, incluso si es solo en una cocina.

La retadora travesía de la cocina: aprender de cada experiencia

Al mirar estos momentos de despedida y triunfo, me viene a la mente una anécdota personal. Recuerdo un verano en el que decidí que iba a ser el próximo MasterChef de mi barrio. Hice una cena para mis amigos, incluyendo un plato estelar: risotto. Claro, lo que no sabía era que el arroz puede ser un traidor y que no todos los risottos son iguales. ¿La tragedia? Terminé sirviendo algo más parecido a la “sopa de arroz” que a un auténtico risotto. Mis amigos, en la mejor tradición de la camaradería, lo elogiaron hasta el final. La verdadera lección: a veces los platos fallidos pueden recuperar la armonía con un buen sentido del humor.

Así que, si algo me ha enseñado Next Level Chef, es que la cocina es un lugar de experimentación. El fracaso es parte del proceso, y eso es lo que hace que todo valga la pena. Skander e Inma se van, pero dejan sus huellas en todos nosotros, haciéndonos reflexionar sobre la importancia de la perseverancia y la pasión en todo lo que hacemos.

El futuro brilla para los aspirantes

Mientras Skander e Inma se despiden, el espectáculo continúa. La vida en la cocina de Next Level Chef no se detiene. Al ver el enfoque de Rorro en la prueba final, podía casi tocar la emoción desde mi pantalla. ¿Logrará él llevarse el trofeo? La competencia es feroz, y parece que el último plato, una vez más, tendrá la última palabra. Aparte de eso, me pregunto: ¿qué pasará fuera del programa? ¿Volverán a ver a estos dos cocineros en el futuro?

Las redes sociales serán testigos del camino de cada uno de ellos, ya sea involucrándose en nuevos proyectos o volviendo a sus raíces culinarias. ¡Nunca se sabe!

Reflexiones finales: cocina, vida y algo más

La conclusión que extraigo de este episodio explosivo es que, más allá de las tensiones y desafíos, lo que queda es la comunidad que forma la cocina. Una comunidad que celebra la belleza de la comida, la sencillez de los ingredientes y la complejidad de las relaciones humanas. Después de todo, y a modo de cierre, ¿quién no quiere reír mientras cocina?

Next Level Chef nos presenta un espectáculo que va más allá de la cocina. Es una celebración de la vida, de experiencias compartidas y de las verdades que a veces olvidamos en la rutina diaria. Despedimos a Skander e Inma, pero no sin recordar lo mucho que nos podemos llevar en nuestros propios viajes, ya sea en la cocina o en cualquier esfera de la vida.

Así que, mientras nos sentamos a disfrutar de una buena comida (con o sin verduras), recordemos que cada bocado es una lección de vida y cada experiencia, un camino hacia el crecimiento personal. ¡Nos vemos en la próxima receta!


Espero que este artículo resuene contigo, tanto como a mí me resonó la historia de Skander e Inma en Next Level Chef. Recuerda siempre experimentar, reír y disfrutar en la cocina y más allá. ¿Qué tal si nos compartes qué te llevas de esta experiencia? ¡Deja tu comentario!