El patinaje sobre ruedas puede parecer un deporte más, pero para Doudou Elhadri, campeona nacional y primera mujer africana en competir a nivel mundial en esta disciplina, es mucho más que eso. Es un símbolo de lucha, perseverancia y empoderamiento en un entorno que muchas veces ha sido adverso. Desde su pequeña pista en Casablanca hasta las competiciones internacionales, la historia de Doudou es un recordatorio de que los límites están hechos para ser desafiados y que, a veces, los sueños más grandes comienzan con un par de patines.
Un inicio poco común en el patinaje
Imagínate a una niña de ocho años en Marruecos, cuya mayor ilusión no era ser doctora o ingeniera, como dictaban las expectativas sociales, sino que soñaba con surcar el asfalto con sus patines brillantes. Así es como comenzó la historia de Doudou. Su primer par de patines, un regalo de su tío desde Holanda, le abrió un mundo nuevo. Pero no todo fue miel sobre hojuelas; Doudou recuerda cómo, al principio, los chicos del barrio la llamaban la «chica loca de los patines». Sí, esa era ella: una aspirante a patinadora con más coraje que apoyo.
«Me insultaban y a veces me tiraban piedras», cuenta con una sonrisa que desarma cualquier rayo de tristeza. Pero lo que muchos hubieran considerado un obstáculo, Doudou lo vio como una oportunidad. ¿No les ha pasado a todos alguna vez que las palabras malintencionadas se convierten en combustible para perseguir nuestros sueños? A mí me pasó cuando empecé a bloguear, aunque quizás no recibí piedras, sino críticas por mis elecciones estilísticas. Pero, ¡hey!, aquí estoy, escribiendo para ustedes.
El camino hacia el éxito
Doudou no le tuvo miedo a los desafíos. Su dedicación al patinaje la llevó a competir y, eventualmente, a ganar su primera competición en Casablanca. “Estaba tan emocionada, y mis padres, ellos siempre me apoyaron, incluso cuando creían que podía estar mejor haciendo otra cosa”, añade. Aquí es donde su historia se vuelve aún más interesante. A pesar de superar todos esos obstáculos, como el desgaste de un par de patines que había usado diariamente durante cuatro años, ella nunca se rindió.
«¿Quién necesita zapatos nuevos cuando tienes pasión y determinación?», diría Doudou. Y tiene razón; las herramientas que usamos pueden ser secundarias cuando lo que hay en nuestro interior está encendido.
Un ambiente hostil y la cuestión de género
Uno de los puntos más impactantes de la historia de Doudou es su lucha contra la discriminación de género en un país donde los deportes urbanos no eran más que un pasatiempo masculino. Cuando decidía salir a patinar, las miradas y los comentarios la seguían como sombras. “La sociedad siempre me decía que las mujeres debían estar en casa, limpiando y criando hijos”, explica. Sin embargo, el chaqueterismo – ese fenómeno donde la gente cree tener derecho sobre tus decisiones – no detuvo a Doudou. ¿Alguna vez has sentido que te juzgan por hacer algo distinto? Esa sensación puede ser paralizante, pero ella decidió usarla como motivación.
Su voz se hace más firme cuando habla de su decisión de quitarse el hiyab, afirmando que «no es una obligación, es una decisión». Eso me trae a la mente otro dilema: ¿cuántas veces nos dejamos influenciar por las expectativas sociales en detrimento de nuestra felicidad? No se trata necesariamente de ropa o religión, a veces es simplemente creer que debemos encajar en moldes que no fueron hechos para nosotros.
Una comunidad en movimiento: Roll’School Family
Pasando de ser la «chica loca de los patines» a campeona nacional, Doudou quería hacer más que solo ganar medallas. Fundó la Roll’School Family en Casablanca, que ahora reúne a más de 60 jóvenes. “Quería crear un espacio donde las chicas se sintieran seguras y motivadas a patinar”, dice con la lucidez de quien ha vivido lo que predica.
Formar una comunidad en torno a un deporte es fundamental. ¿Cuántas veces hemos visto cómo las pasiones pueden unir a las personas? Por eso, el enfoque de Doudou no solo es enseñar técnicas de patinaje, sino también fomentar la confianza y la autoestima. A veces solo necesitamos un pequeño empujón, ¿no creen?
El reconocimiento internacional y el futuro
Pasemos al presente. Doudou fue una de las primeras mujeres en competir a nivel mundial en Italia, aunque, lamentablemente, no logró clasificar. Sin embargo, su historia no es solo sobre victorias y trofeos; es un relato de empoderamiento y revolución personal. Cada paso en su camino ha sido un avance hacia la inclusión de las mujeres en los deportes urbanos no solo en Marruecos, sino en todo el mundo.
A su alrededor, el patinaje ha comenzado a ganar terreno en la comunidad global, tal como lo hacemos en la vida, donde los retos se presentan en los momentos menos esperados. Recientemente, la inclusión del breakdance en los Juegos Olímpicos de París es un indicativo de que el camino hacia el reconocimiento de los deportes urbanos está comenzando a forjarse. Y claro, eso solo alimenta el deseo de Doudou de ver el patinaje como deporte olímpico. «Me encantaría estar allí, aunque el tiempo dirá si estoy fuera del circuito olímpico para entonces», comenta, con ese brillo de ambición en los ojos.
La importancia de la representación
Finalmente, como ella misma menciona, el objetivo no es solo brillar por su cuenta, sino también “ser un aliciente para otros jóvenes”. En una sociedad donde lo femenino y lo masculino han sido delineados por largas tradiciones, tener figuras como Doudou representando a Marruecos en el escenario mundial es un paso gigante hacia el cambio.
Así como cada patinador necesita una pista bien cuidada, todas las jóvenes que se atreven a seguir sus pasos necesitan ver a alguien que se parezca a ellas y que haya desafiado el sistema. Todos necesitamos un Doudou en nuestras vidas que nos diga: “Sí, se puede”. ¿Qué tal si todos tomamos un momento para pensar en quién es esa persona en nuestro camino? A veces, el mayor impacto que podemos tener es el que dejamos en otros a través de nuestros propios sueños y luchas.
Reflexiones finales
En conclusión, la historia de Doudou Elhadri es un ejemplo de que, aunque pueda parecer que el camino está lleno de piedras, con determinación y apoyo podemos transformar esos obstáculos en parte de nuestro viaje. Ella ha convertido el acta de patinar en un acto de resistencia, y su voluntad de abrir espacios para otras mujeres en un deporte dominado por hombres es admirable.
Así que la próxima vez que veas a alguien corriendo sobre ruedas o patinando, recuerda que detrás de cada movimiento hay una historia de esfuerzo, valentía y, quizás, un toque de locura sana. Después de todo, ¿acaso no todos estamos un poco locos cuando perseguimos nuestros sueños?
La pista sigue viva, y Doudou Elhadri sigue demostrando que, sin importar las adversidades, siempre hay un lugar donde los sueños pueden realizarse. Patinemos junto a ella en este emocionante viaje hacia un futuro más inclusivo y lleno de esperanza.