En la política, especialmente en un país tan vasto y diverso como Estados Unidos, las promesas son casi tan abundantes como la comida rápida a la vuelta de cada esquina. La llegada de Donald Trump al poder siempre ha sido un espectáculo que mezcla lo absurdo con lo alarmante, como una película de acción donde el guion se reescribe sobre la marcha. Recientemente, Trump ha puesto de nuevo a la guerra contra las drogas en el centro del escenario, y, sinceramente, ya está dando que hablar.
Pero, si un tema provoca tantas divisiones y controversias en la política estadounidense, ¿por qué decidir volver a él? ¿Acaso no aprendimos nada de las campañas pasadas? Hoy nos adentraremos en un sinfín de promesas, advertencias y un panorama que podría sonar familiar.
La promesa redentora de Trump: eliminar el narcotráfico en un abrir y cerrar de ojos
Durante un reciente evento en Phoenix, Arizona, Trump se presentó ante una multitud entusiasta y repitió uno de sus lemas favoritos: “¡Mano dura contra el narcotráfico!” Con la energía de un presentador de televisión en su mejor momento, declaró que, desde su primer día en el Despacho Oval, todos los miembros de pandillas extranjeras serían expulsados. “¡Vamos a desmantelar y destruir toda esa red criminal!” exclamó, mientras el público estallaba en vítores.
Su retórica, evocadora de épocas pasadas, abre un debate sobre si realmente estamos mirando hacia adelante o simplemente repitiendo errores del pasado. ¿Recuerdas la famosa campaña de «Solo di no»? Esa fue una estrategia publicitaria que, a pesar de sus buenas intenciones, no logró abordar las raíces del problema. Es curioso cómo la historia tiende a repetirse, al menos hasta cierto punto. ¿Estamos realmente listos para volver a los años setenta?
El enfoque de Trump: una combinación de miedo y promesas
Trump hizo eco de la narrativa que lleva años alimentándose en su partido, reafirmando que los cárteles de narcotraficantes deben ser reconocidos como grupos terroristas. Esto recuerda un poco a las antiguas películas de Hollywood donde un héroe (o anti-héroe, según se vea) toma la justicia en sus manos. Sin embargo, el realismo de la política no es una trama de película. Mientras Trump habla de cortar cabezas, la realidad es que estos cárteles tienen una infraestructura complicada y muchos aliados, lo que hace que desmantelarlos no sea tan sencillo como pasarse de un canal de noticias a otro con una frase rimbombante.
A veces me imagino a Trump en un set de grabación, con su guion lleno de frases impactantes y gestos grandilocuentes. Imagínense a un director diciéndole: «¡Más drama, Donald! ¡Necesitamos que esto sea emocionante!». ¿Pero es todo esto realmente una solución?
El fentanilo y la crisis de salud pública: un problema que no se puede ignorar
Una parte crucial de la presión que ejerce Trump es su enfoque en el fentanilo, una sustancia que ha estado implicada en un alarmante número de muertes por sobredosis en EE.UU. En 2023, se registraron aproximadamente 70,000 muertes por esta causa. Las lágrimas y lamentos que acompañan estas estadísticas no son números vacíos; son familias destruidas, vidas truncadas.
En este contexto, la insinuación de Trump de que todo se debe a la “incompetencia” de México es, en el mejor de los casos, una simplificación extrema del asunto. ¿No es más lógico que busquemos al menos una parte del problema en las prácticas de prescripción y consumo en Estados Unidos? Pero claro, centrar la responsabilidad en otro país tiene su atractivo: evita tener que enfrentar las complejidades del problema en casa.
Relación diplomática: ¿la señora Sheinbaum tan encantadora como dice Trump?
Una de las revelaciones más intrigantes de su discurso fue su interacción con la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Trump se la describió como “una mujer encantadora” mientras amenazaba con aranceles del 25% a México si no se esforzaban lo suficiente en neutralizar la llegada de fentanilo a su país. Es como si estuviera jugando a un ajedrez diplomático en un tableros que no es totalmente de su agrado.
Podría interpretarse que Trump está intentando establecer una relación amistosa, mientras que, paralelo a ello, lanza advertencias que a todos nos hacen sentir un poco incómodos. La diplomacia es un arte en sí mismo, pero más que eso, es un delicado equilibrio que requiere consideración y respeto mutuo. ¿Está Trump dispuesto a hacerlo? O simplemente quiere que todos se alineen a su manera.
El espectáculo de Trump y Elon Musk: ¿un dúo dinámico en la política moderna?
Si pensabas que la política no podría ser más entretenida, llegó Elon Musk. En su discurso, Trump planteó la controversia que rodeó a Musk durante la reciente crisis del Capitolio. Durante este evento, Musk manifestó su influencia en la política estadounidense, lo que generó suspicacias entre los aliados de Trump.
La unión de estos dos titanes hace que la política parezca más un espectáculo de entretenimiento que un proceso gubernamental serio. Trump, que parece estar encantado con el poder de la influencia de Musk, advirtió al público que “no tiene lo necesario para ser presidente” porque no nació en EE.UU. ¡Karma en su más pura esencia! Pero, ¿hasta dónde puede llegar esta amistad antes de que se convierta en un conflicto de intereses de esos que llenan las páginas de escándalos?
Un canal que necesita atención: Trump y el Canal de Panamá
Otro de los temas que surgieron en su discurso fue el famoso Canal de Panamá. Si bien su historia es rica y está marcada por hechos significativos, el enfoque de Trump es extremadamente nostálgico. Prometer reafirmar el control estadounidense sobre el canal y acusar a Panamá de cobrar tarifas excesivas suena a unos tiempos que muchos pensaban estaban en el pasado.
Es asombroso pensar hasta qué punto la política moderna puede volver a recapitular eventos históricos. Después de todo, las relaciones internacionales son complicadas y requieren comprensión y respeto mutuo. ¿Es el enfoque de Trump realmente efectivo, o simplemente un intento de revivir glorias pasadas?
La guerra contra las drogas: ¿un ciclo interminable?
Volviendo al tema central: la guerra contra las drogas. Históricamente, esta guerra ha sido más simbólica que efectiva. A pesar de los esfuerzos de las administraciones pasadas, incluidos enfoques agresivos y campañas de propaganda, el narcotráfico sigue siendo un problema latente en Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo.
Podría decirse que el problema es estructural y requiere un enfoque de políticas de salud pública, educación y atención a las adicciones. Pero aquí estamos de nuevo, ante la promesa de un enfoque militarizado. Tal vez la solución se encuentra más en el diálogo y la disuasión que en la eliminación.
Reflexiones finales: ¿hacia dónde nos dirigimos?
La reciente oratoria de Trump refleja una lucha interna entre la nostalgia por el pasado y la urgencia por encontrar soluciones reales. Las recetas antiguas nunca funcionaron del todo, así que ¿por qué deberían hacerlo ahora? La guerra contra el narcotráfico no es un juego de “quien grite más fuerte gana”. Es un problema sistémico que necesita ser abordado con compasión y un enfoque equilibrado.
La historia está llena de ejemplos que muestran que el miedo y la intimidación, aunque a menudo seductores, son estrategias a corto plazo que rara vez conducen a resultados duraderos. Las palabras de Trump resonarán en la arena política mientras luchamos con los problemas planteados desde su retórica. Al final, es un llamado a la reflexión: ¿realmente estamos dispuestos a volver a los caminos ya recorridos, o podemos forjar nuevos caminos más constructivos y compasivos?
Así que, lectores, mientras observamos con atención el espectáculo de la política, recordemos que, aunque los gestos dramáticos pueden ser entretenidos, lo que realmente se necesita es una discusión informada y un enfoque serio para abordar el miedo que vive entre nosotros. ¡Hasta la próxima!