La geopolítica siempre ha sido un juego complicado, y quien diga lo contrario probablemente nunca ha intentado explicarle a un amigo qué hace un embajador. A veces, parece más un laberinto que un tablero de ajedrez, lleno de sorpresas y jugadores inesperados. En este entorno, la reciente decisión de Donald Trump de nombrar al general retirado Keith Kellogg como enviado especial para Ucrania y Rusia ha captado la atención tanto de analistas como de personas normales que, francamente, solo quieren entender cómo narices se relaciona esto con su café de la mañana.

Pero antes de sumergirnos en el laberinto de decisiones y opiniones, repasemos lo que ocurre. Según ha anunciado Trump en su plataforma Truth Social, Kellogg, quien fue asesor de seguridad nacional durante su administración anterior (2016-2020), ha demostrado ser un aliado confiable. «¡Estuvo conmigo desde el principio!» ha declarado Trump. ¿Un amigo en la cima? ¿O simplemente un juego de relaciones políticas? ¡El tiempo lo dirá!

Un curso militar con enfoque en la paz

Ahora, parece que Kellogg no llega solo con su mochila de militar, sino con un plan para la paz conceptualizado a través de su experiencia en el campo. En su rol actual al frente del America First Policy Institute, un think tank conservador, ha defendido la idea de que Estados Unidos debe seguir proporcionando ayuda económica y militar a Ucrania. La lógica detrás de este razonamiento es clara: al frenar las ambiciones rusas, EEUU puede enfocarse en su verdadero rival, China.

Lo que sí resulta intrigante es la sugerencia de que, para lograr la paz, Ucrania debe renunciar a sus sueños de unirse a la OTAN por un tiempo. ¿Por qué? Para atraer a Vladimir Putin a la mesa de negociaciones. Suena sencillo, ¿verdad? Pero pueden imaginar que la situación es un poco más complicada que eso. ¿¡Quién puede culpar a Zelenski de querer mantener sus opciones abiertas para bañarse en la gloria de la OTAN!?

La estrategia de Biden: ¿lograda o fallida?

Ahora, hagamos una pequeña pausa. ¿Alguna vez han estado en un restaurante donde todos piden esos nuevos rolls exóticos, y uno de ustedes se aferra a su hamburguesa clásica? Esa es un poco la situación con la estrategia de Biden. Kellogg ha sido bastante crítico, sosteniendo que la administración de Biden ha sido cautelosa, al punto de que ha creado un vacío.

Escribió recientemente que la falta de objetivos claros por parte de Biden ha generado confusión. «¿El tiempo que sea necesario para hacer qué?» se pregunta. Si uno se siente perdido, imagine lo que eso significa para los soldados en el campo. Alcanzar la paz es un objetivo noble, pero si no sabes hacia dónde vas, ¿es posible realmente llegar a algún lugar?

Kellogg enfatiza que EEUU debería haber proporcionado armas más potentes a Ucrania para poder ganar rápidamente, en lugar de darles la «dosis prudente» que hemos visto. Esto me lleva a la idea de que a veces, en la vida, uno tiene que arriesgarse a pedir ese plato picante que parece intimidante, pero podría ser absolutamente delicioso. ¿Por qué no hacer lo mismo con las armas?

¿Un trato difícil?

Sin embargo, esto nos lleva a un punto crucial: ¿Qué significa realmente la paz? Es entendible que Ucrania no quiera aceptar un acuerdo que sea más un salvavidas para Rusia que una solución justa para ellos. El propio Zelenski tomó la decisión de no negociar con Putin tras el decreto firmado en octubre de 2022. Eso suena como una clara señal de lo que piensa: «No me llames, yo te llamo».

La realidad es que mientras más tiempo se prolongue la guerra, más se solidificará la relación entre Moscú y otras naciones con las que tiene intereses en conflicto, como Pekín, Teherán y Pyongyang. Me imagino que esto es como un juego de dominó. Si dejas que uno se caiga, es probable que el resto siga. ¡Y ni hablar de las sanciones! Sí, la diplomacia es complicada, pero ¿hay otra opción viable que no involucre múltiples capas de negociaciones y trampas?

La opresión del armamento estadounidense

Kellogg nos recuerda que consumir recursos bélicos en Ucrania también tiene sus consecuencias. La preocupación radica en que la guerra está agotando el arsenal estadounidense de armas avanzadas, como los codiciados missiles HIMARS. ¡Y uno tiene que preguntarse! ¿Qué pasará si hay otro conflicto, como una posible invasión de China a Taiwán?

Pongamos esto en perspectiva: Mientras que algunos ven la guerra como una oportunidad para mostrar los músculos, otros están más preocupados por el remordimiento post-combate. En este caso, el dolor de cabeza es genuino. La administración de Biden debe equilibrar prioridades locales, como la seguridad fronteriza y la crisis del fentanilo, versus la presión internacional. Es un jenga complicado, y aventurarse a perder la pieza de Ucrania podría tener efectos desastrosos en el camino.

Lo que podría venir

En este punto, es crucial reconocer las verdades en juego. ¿Realmente se puede llegar a un acuerdo que satisfaga tanto a Ucrania como a Rusia? La respuesta no es sencilla. Si bien la presión por garantizar la seguridad de EEUU es válida, también lo es la lucha de Ucrania por su soberanía.

Kellogg también habla sobre el papel de otros actores en este drama internacional. Las alianzas entre Rusia, China, Irán y Corea del Norte están cada vez más fuertes. Personalmente, no puedo evitar ver esto como una telenovela internacional en la que cada episodio trae consigo vueltas inesperadas.

Lo que ello determina es que Estados Unidos y sus aliados deben estar listos para actuar y adaptarse. Las relaciones, como el café, pueden amargar con el tiempo si no se exacta el equilibrio adecuado entre el azúcar (diplomacia) y el ácido (decisiones difíciles).

Reflexión final

Entonces, ¿qué nos dice todo esto sobre el futuro? A medida que Keith Kellogg asuma su nuevo rol, será interesante ver cómo manejará la compleja red de intereses y alianzas. En última instancia, la guerra es el último recurso, y uno debe aspirar a encontrar soluciones donde hay desesperación.

La pregunta sobre si habrá paz a través de la fuerza no es un simple dilema. Por lo que, en este momento, sólo encontramos en nuestras manos la espera de los resultados de estas estrategias. ¿Y tú? ¿Cuál es tu opinión sobre la intervención de EEUU en Ucrania y sobre las decisiones que vendrán?

La única certeza es que, al final del día, ya sea en la política internacional o en nuestras vidas personales, siempre debemos mirar a nuestro alrededor, aprender y adaptarnos. Al final, todos estamos buscando ese equilibrio donde podemos disfrutar de nuestro delicioso café sin amarguras – o, en este caso, sin la sombra de la guerra.