El mundo está lleno de historias extrañas, y a veces esas historias parecen sacadas de una novela de terror. Recientemente, hemos sido testigos de un relato óptimo que combina misticismo, demonios, y, tal vez lo más impresionante, monjas que parecen haber dejado atrás sus hábitos por un relato que parece más bien sacado de un guion de cine. Permíteme contarte sobre el enigmático caso de las exreligiosas en Derio y la comunidad de Belorado. ¡Prepárate para un recorrido por los misterios del alma y lo sobrenatural!
Un comienzo sobrenatural: la llegada a Derio
Imagina esto: un grupo de religiosas de la comunidad clarisa, emocionadas por iniciar un nuevo capítulo en un monasterio en Derio, Vizcaya, cargan sus maletas y se acomodan en su nuevo hogar. Era el año 2012, y lo último que esperaban era que su vida monástica se tornaría en una serie de eventos extraordinarios que desafiarían no solo su fe, sino también su salud mental.
Apenas empezaron a asentarse, comenzaron a percibir lo que muchos han denominado como «entidades de baja energía». ¿Entidades de baja energía? Eso suena más como una crítica a una mala conexión Wi-Fi que a algo verdaderamente sobrenatural. Pero, de acuerdo con Francisco Canals, el portavoz de las exreligiosas, no se trataba de una simple conexión rota. Más bien, se refería a risas, llantos de niños, y voces maquiavélicas que inundaban el monasterio por las noches.
Ahora, sería fácil pensar que es solo el eco de las travesuras de algunos niños traviesos o un grupo de adolescentes en plena rave, pero déjame tranquilizarte: las monjas no eran tan fantásticas. Se pensaba que estos fenómenos eran exorcismos fallidos, pero lo que más les preocupaba era cómo estas pesadillas nocturnas estaban afectando su salud.
La lucha por la calma: exorcismos y supersticiones
¿Qué harías tú en esta situación? ¿Sacudirías el polvo y te marcharías, o buscarías a un exorcista? Las monjas decidieron que la mejor forma de afrontar el asunto era realizar rituales de purificación. Se lanzaron a esparcir sal por todo el lugar. Si alguna vez pensaste que la sal era solo para dar sabor a tu comida, piénsalo de nuevo.
En el mundo de las supersticiones, la sal se cree que tiene poderes protectores. Pero me imagino que, en el caso de aquellas monjas, la sal solo debía haber hecho que se sintieran como en la granja de Guillermo, donde «los gallineros están llenos de demonios». No obstante, a pesar de los esfuerzos, los fenómenos siguieron. Tal vez el problema era que no tenían el sazonador correcto.
Después de varios intentos fallidos de resguardarse de lo paranormal, se llegó a la conclusión de que los rituales de exorcismos previos no pudieron frenar la actividad de estos entes. Entonces, ¿qué pasó? Optaron por una estrategia alternativa: ¡deshacerse del monasterio! Así que decidieron mudarse a otro lugar.
La mudanza hacia Belorado
En su intento desesperado por encontrar un refugio más seguro, las monjas hicieron las maletas y se trasladaron a Belorado, un lugar que prometía ser más pacífico. Sin embargo, las sorpresas aún estaban por venir. En Belorado, se encontraron con un nuevo problema: el desahucio.
Resulta que las exreligiosas no solo enfrentaron demonios de otro mundo, sino que también se vieron involucradas en un complicado asunto legal sobre su derecho a ocupar las instalaciones. La razón detrás de este conflicto era la desaparición de las monjas y la falta de notificaciones de la parte demandante. ¿Pueden creerlo? Teniendo en cuenta que las voces que escuchaban eran de otro mundo, tal vez no prestaban atención a los correos y notificaciones legales.
Un exorcismo que resultó ser un juego de distracción
En un giro inesperado de los acontecimientos, los rumores comenzaron a circular. Desde el arzobispo de Burgos, hasta los medios de comunicación, se empezaron a cuestionar las declaraciones de las exreligiosas. Muchos sugirieron que sus afirmaciones eran, en efecto, una maniobra de distracción.
Las exclarisas, que habían pedido ayuda a la diócesis de Bilbao ante los fenómenos extraños, no contaban con que el obispado realizaría una investigación que se saldaría con un informe concluyente: “No consta la certeza de tales fenómenos”. ¡Vaya golpe! No solo tuvieron que lidiar con fenómenos potencialmente sobrenaturales, sino que ni siquiera fueron respaldadas por las autoridades religiosas.
El momento del juicio y las acusaciones de desinterés
Las exreligiosas continuaron intentando llamar la atención sobre sus atribulaciones, y a medida que se acercaba la fecha del juicio por desahucio, decidieron regresar a los demonios. En medio de las batallas legales, sus acusaciones sobre “entidades demoníacas” parecían emular a los pleitos sobre los derechos de propiedad en real estate. Una situación en la que uno podría al menos desear tener un abogado de sobrenatural que intercediera en su nombre.
Mientras se acercaba la fecha de comparecencia, la comunidad comenzó a tomar un interés renovado en la historia de los fantasmas y demonios, y desde el entorno del arzobispado, el caso fue presentado como una distracción o una «teoría de conspiración» para deslegitimar a las religiosas. Con cada nuevo giro, el asunto se volvía más y más interesante. ¿Qué demonios estaba sucediendo realmente?
La encina y una maldición que nunca cesa
Si creías que la historia no podría ser más extraña, espera un momento. Una supuesta «encina» se convirtió en el centro de toda esta controversia. Al parecer, según las exreligiosas, esta encina estaba atada a un antiguo pacto con el diablo. ¿Cómo? ¡Quienes piensan que sus problemas se deben al entorno exterior y los demonios, no pueden olvidarse de la famosa encina que susurraba!
El fenómeno adquirió tal relevancia que las monjas decidieron destruir la encina, desenterrarla y quemar sus restos. Pero lo que parece una historia de horror novelesco se tornó aún más incoherente cuando las entidades seguían apareciendo. La aparente solución había fallado y, aunque se dedicaron a eliminar cualquier evidencia de la encina, las visiones no cesaban.
¿Cuándo termina la historia?
Podríamos seguir divagando sobre este enigma sobrenatural, pero lo que verdaderamente nos confronta a esta historia es la pregunta: ¿Qué es real? Las evidencias parecen indicar que las exreligiosas se encontraron sumidas en una serie de eventos desafortunados que llenaron su vida de escape y confusión. Vivieron durante años rodeadas de misterio y temor, lo que, para algunos, podría resultar como un sistema de creencias más que una realidad física.
Y mientras las monjas resuelven sus problemas legados en los tribunales, el resto de nosotros podemos sentarnos y disfrutar del espectáculo. A veces, el hecho de saber que nuestra vida no es ni cerca del absurdo que está sucediendo en otros lugares trae un pequeño alivio.
Para terminar, si alguna vez te sientes rodeado de una nube de baja energía, tal vez deberías considerar si es el momento de sacar unas malas costumbres, preguntar por un buen exorcista, o simplemente subirte a un tren a otro monasterio.
Aunque este relato puede sonar como una mezcla de ficción y realidad, es un testamento del poder del misterio en nuestro día a día. Tal vez, como decía mi abuela, “donde hay humo, un fuego puede que haya”. O, quizás, un convento lleno de monjas tratando de sobrellevar a sus demonios laborales. ¿Quién sabe? La vida siempre nos sorprende, y al final, la risa es lo que nos mantiene vivos.