Vivimos en un mundo donde las redes sociales tienen tanto poder que un simple comentario puede generar un efecto dominó. En diciembre de 2022, Galicia se vio afectada por un vertido de pellets, esas pequeñas bolitas de plástico que, aunque son más comunes de lo que imaginamos, desataron una ola de alarmismo sin precedentes. ¿Te imaginas ser un pescador, salir de tu casa y encontrarte con que tu negocio está al borde del colapso por el simple rumor de que el mar está contaminado? ¡Cuánta presión!
El comienzo de la tormenta: el vertido y la confusión
El 13 de diciembre de 2022, Gallegos de todas partes empezaron a encontrar sacos de pellets en sus playas. Pero, hasta ese momento, nadie había mencionado la magnitud del desastre. Fue solo a partir del 4 de enero de 2023 que las redes sociales comenzaron a inundarse de imágenes y comentarios sobre este vertido, y no solo de nostálgicos de la pesca, sino también de influencers y medios de comunicación.
Desde Tenerife, José Antonio Pérez Sieira, presidente de la Federación Gallega de Cofradías de Pescadores, se enteró de la situación. Y lo que le dijeron en la isla no era muy alentador: ¡los pellets habían estado apareciendo en sus playas desde hacía años! Sin embargo, en Galicia, el pánico comenzó a propagarse como una mancha de aceite. ¿Por qué ocurre esto? Es el resultado de nuestro curioso instinto humano de reaccionar antes de informarnos.
El impacto del alarmismo
Una vez que el alarmismo se apoderó de la conversación, la comunidad de pescadores se vio obligada a actuar. A finales de enero, múltiples asociaciones se reunieron y publicaron un manifiesto: «Contra la desinformación de los pellets y por el futuro de la pesca». Podréis imaginarme riéndome al recordar esa frase. ¿Cuántas veces hemos visto esto en la vida? La verdad es que el miedo es un poderoso motivador, y en este caso, sus efectos fueron devastadores.
La situación realmente se tornó dramática. ¿Alguna vez has tratado de vender algo que en realidad es genial, solo para que alguien te diga que está en mal estado porque internet lo dice? Eso le ocurrió a los pescadores gallegos. Las ventas disminuyeron drásticamente, incluso los mercados de MercaMadrid y MercaValencia se negaron a comprar merluza gallega. Esto es como decir que prefieren comer unidades de cartón en lugar de deliciosas tapas gallegas.
De la tragedia a la manipulación
El uso del Prestige como referencia fue, a su vez, una estrategia muy calculada. El Prestige, ese tristemente célebre petrolero que hundió la alegría de muchos gallegos en 2002, se convirtió en la etiqueta perfecta para atraer la atención a la falta de acción de los políticos. Era como anunciar un nuevo disco de tu banda favorita con la portada en blanco y negro. Mientras tanto, el presidente Pedro Sánchez decidió mantenerse al margen. ¿Inteligente o simplemente evasivo?
Los partidos políticos no perdieron tiempo en sumarse al carro. Desde Podemos hasta el Bloque Nacionalista Galego (BNG), todos intentaron sacar beneficios de esta situación. Aunque la idea de «pequeño Prestige» pareciera más una suerte de chiste interno que una estrategia real, la obviedad de querer aprovechar la confusión se sentía en el aire. La idea era simple: generar miedo para ganar votos.
¿El arte de la guerra mediática?
¿Qué puedes hacer cuando el ruido es demasiado fuerte? En este caso, pedido a gritos: acusar de “negacionismo” a todos aquellos que intentaron minimizar la situación. Esto generó una ruda batalla de palabras y acusaciones en las redes sociales. Los reportes sobre el vertido se convertían en una especie de juego de «¿Quién tiene más clics?» entre medios de comunicación y políticos.
Los pescadores, que ya estaban lidiando con el pánico, encontraron su voz en la desinformación. Todos querían saber quién era el culpable. ¿Era el gobierno? ¿Las empresas? ¿O quizás ese amigo al que le prometiste que le darías marisco fresco? Las conjeturas eran tantas que el gobierno tuvo que entrar al juego.
Explicando lo inexplicable
Obviamente, estaba claro que los pellets no tenían la misma toxicidad que el crudo del Prestige, pero la opinión pública no presta atención a los matices. Fue una lucha constante entre hechos y sensaciones, donde el entretenimiento se convirtió en la estrella del espectáculo.
Mas también, durante este tiempo, los científicos de diversas universidades intentaron explicar la naturaleza de los pellets. Como el catedrático Massimo Lazzari, quien ratificó que los pellets son productos aptos para uso alimentario. Así, comparemos la historia a un plato típico gallego: un buen pulpo a la gallega que, aunque pueda no parecerlo a simple vista, está exquisito.
Críticas y reflexiones
Como era de esperar, se levantaron voces críticas sobre la forma en que se manejó toda la situación. La portavoz del BNG, Ana Pontón, utilizó la tensión generada para justificar sus posturas políticas. Pero, hasta ella tuvo que admitir que las similitudes con el Prestige eran, en el mejor de los casos, un espejismo. La comparación resultó desafortunada, y no porque hubiera ausencia de un desastre ambiental, sino porque asociar un vertido de pellets a un desastre real sería igualmente irresponsable.
Y en medio de esta tormenta, el impacto emocional fue significativo. Pescadores que antes podían mirar al futuro con esperanza, ahora están navegando un mar lleno de incertidumbre, preguntándose: ¿Qué debemos hacer cuando las olas de la opinión pública intentan ahogarnos?
El papel del conocimiento científico
La comprensión científica en la crisis también se vio sumida en la confusión. La cuestión sobre si los pellets son tóxicos o no se convirtió en un tema candente. Ahora sabemos que estos pellets son de polietileno, y aunque sí pueden actuar como «esponjas» que atrapan contaminantes en el agua, en sí mismos no son un peligro inmediato.
Entonces, ¿quién tiene la última palabra? Puede que los pescadores no sean expertos en ciencia, pero cuando se trata de saber lo que se cuece en sus aguas, ellos son los que mejor conocen su entorno. ¿Aquí es donde debemos poner nuestras esperanzas?
La lucha sigue
Desde el punto de vista de los ecologistas y científicos, hay que reconocer que el problema de los microplásticos es una preocupación a largo plazo. Aunque estos pellets puedan parecer inofensivos, son un rayo de alerta para un problema mayor que enfrenta el medio ambiente en su conjunto. La Comisión Europea estima que se liberan entre 52.140 y 184.290 toneladas de estas partículas a nuestro ecosistema cada año.
La creación de668 algún reglamento para prevenir este tipo de vertidos es ya un paso, pero ¿será suficiente? Mientras tanto, los pescadores, que están entre los primeros en notar estos cambios, deben poder acceder a información verídica. Necesitan garantías, no alarmismos.
Reflexiones finales: ¿quién se beneficia de la confusión?
Así que, después de haber surfeado en esta ola de información y desinformación, lo que realmente queda es una gran lección sobre cómo los eventos pueden ser torcidos en favor de intereses políticos, a costa de la tranquilidad de muchas familias. Y aquí estamos, remando en nuestra propia barca de incertidumbre.
En este mundo donde el ruido digital parece ser más fuerte que la verdad,** debemos recordar siempre cuestionar nuestras fuentes de información**. Cada vez que un impacto mediático aparece, desde un huracán hasta los pellets en Galicia, es nuestra responsabilidad como miembros de la comunidad no convertirnos en parte del problema, sino en parte de la solución.
Porque si hay algo claro, es que las lecciones de hoy son los recuerdos del mañana, y solo nosotros podemos forjar un futuro donde la verdad prevalezca. ¿Listos para navegar estas aguas juntos?